Encina y alcornoque, las especies que convierten a Salamanca en líder de Castilla y León

La recuperación del aprovechamiento de árboles como el castaño puede convertirse en un nicho de empleo para las zonas rurales

Salamanca Dehesa Toros de lidia.
Salamanca Dehesa Toros de lidia.

Con una superficie forestal de más de 800.000 hectáreas, Salamanca presenta unas características muy diferentes al resto de provincias de Castilla y León. La dehesa es sin duda el paisaje más identificativo de la provincia. Extensas llanuras plagadas de encinares y algunos robledales hasta donde se pierde la vista. Un paisaje singular que hace no solo que en Salamanca la encina sea la especie dominante, sino que es la que más superficie tiene de todo Castilla y León. De hecho, el 35 por ciento del total de la Comunidad está en Salamanca. Más de 310.000 hectáreas de un total de 886.000. Tanta es la presencia de encinas que la siguiente provincia con más hectáreas es Ávila y esta apenas cuenta con 110.000 hectáreas, poco más de un tercio de toda la que hay en Salamanca.

La dehesa es un ecosistema modelado por el hombre que durante cientos de años aclaró el bosque mediterráneo eliminando el matorral para conseguir pasto para el ganado. Se trata de un paisaje único en el mundo y uno de los mejores ejemplos de equilibrio entre el aprovechamiento agrícola, ganadero y forestal. Además, la dehesa tiene otra ventaja, su riqueza en biodiversidad. En Salamanca la dehesa es fundamental, no solo a nivel forestal sino como ‘despensa’ del cerdo ibérico. Otro de sus aprovechamientos es la producción de leña. Fernando de Patrocinio, presidente de la Asociación Forestal de Salamanca, ASFOSA, destaca que este aprovechamiento, el de la leña, es muy importante en Salamanca y un sector en expansión. “El precio de la leña en el campo no es muy alto, aunque su valor añadido si lo sea”, asegura y añade que “normalmente los propietarios ceden la leña a cambio de realizar labores de limpieza y mantenimiento, que también cuestan dinero”.  

Dehesa. Foto Asfosa
Dehesa. Foto Asfosa

ASFOSA agrupa a 800 socios en la provincia de Castilla y León con mayor masa forestal en manos privadas.  Desde la entidad aseguran que la dehesa salmantina cuenta con más hectáreas ahora que hace 100 años. Un incremento de terreno que se debe al potencial que tiene este ecosistema. De ahí que “conservar y mantener la dehesa es algo que interesa a la mayoría de los propietarios, lo que hace que su salud esté garantizada”, afirma Patrocinio. Entre las reivindicaciones del sector está una reclamación de mayor apoyo institucional. “En Castilla y León la Junta no presta tanta atención a la dehesa como Extremadura” afirma a que “en Castilla y León este sistema es minoritario, solo está en dos provincias”. Por eso piden ayudas para plantar encinas y alcornoques, para llevar a cabo la regeneración de la dehesa, ya que “a pesar de su estado de madurez muy bueno, falta regeneración”.  

Una regeneración de la dehesa que también considera necesaria Raúl de Tapia, biólogo, naturista y director de la Fundación Tormes. “La dehesa necesita regeneración a pesar de que hay encinas centenarias”, asegura y añade que “mi visión, es que dentro de la dehesa hay que trabajar la regeneración de los árboles, hay que meter encina joven y respetar los carrascos que estén rebrotando e irlos cubriendo para que la dehesa se regenere”. Además, propone “la conservación de corros de matorral que mantengan distintas poblaciones de aves e insectos que favorezcan el desarrollo del conjunto del encinar, si solo tienes encinas pierdes beneficios. Estas pequeñas parcelas facilitan la entrada de polinizadores fundamentales para el mantenimiento de los ecosistemas”, concluye.

Castilla y León Superficie forestal según especie dominante por provincia
Castilla y León Superficie forestal según especie dominante por provincia

 

Otra de las especies que hacen destacar a la provincia es el alcornoque. Salamanca es la provincia que prácticamente copa todo el alcornoque de la Comunidad. El 82 por ciento del total de Castilla y León está dentro de los límites de la provincia charra, que cuenta con 6.391 hectáreas de las 7.721 de la región. La mayor parte de los alcornoques de Castilla y León están concentrados en una zona concreta que ocupa casi 6.000 hectáreas del término municipal de Valdelosa y que también tiene presencia en los pueblos cercanos de Zamayón y Santiz.

El de Valdelosa es un alcornocal antiguo, mantenido generación tras generación desde los siglos XII y XIII, cuando se ha datado su origen. El aprovechamiento del corcho es la clave de que esta maraña de alcornoques se haya conservado generación tras generación. Un trabajo que supone un gran esfuerzo al Ayuntamiento de Valdelosa, que cada año se ocupa no solo de la saca y comercialización del corcho del que tiene el derecho de explotación en su término municipal, sino que también se encarga de labores de limpieza y mantenimiento durante todo el año, lo que ha hecho que su alcornocal, además del más grande de Castilla y León, esté saneado, cuidado y en crecimiento.

Saca de corcho Foto S24H (14)
Saca de corcho Foto S24H (14)

Un aprovechamiento forestal ejemplo de lo que podría realizarse con otras especies que tienen mucha proyección pero que están infrautilizadas. Bellota y corcho mandan en el mercado, el beneficio es conocido, pero no ocurre lo mismo por ejemplo con el castaño. Según Fernando de Patrocinio el castaño en la zona de la sierra “tiene un potencial enorme y ahora mismo hay un déficit de aprovechamiento del castaño”. El problema es que la castaña no se recoge a pesar de que tiene un mercado interesante, sobre todo de cara al exterior. “Hay demanda, donde se explota la castaña se vende fuera”, asegura y en Salamanca “esto es una preocupación porque no hay relevo generacional a pesar de que es un sector económico con mucho potencial”.

En cuanto a las necesidades de otras especies, Raúl de Tapia asegura que, en zonas como la Sierra de Francia, el Rebollar o Ciudad Rodrigo donde está el roble melojo, “es necesario hacerlos madurar, hay que tratar que haya un crecimiento de arbolado mayor, para lograr una maduración de ese arbolado que genere bosques maduros y adultos y dejar también algunos rodales de matorral para que se incrementen los niveles de biodiversidad”. Por otra parte, en cuanto a los paisajes de árboles frutales de Arribes y la Sierra de Francia, de Tapia añade que “se han ido perdiendo las variedades locales de frutales como perales membrillos, ciruelas, manzanas, acerolos, cerezos”, por eso “hay que tratar de recuperar esas variedades tanto en zonas que sean realmente frutícolas como en las lindes de las fincas, que se han usado como lugar de presencia de frutales y habría que retomar ese patrimonio natural y cultural porque la fruta es de muy alta calidad y está muy adaptada al entorno”.

 

 

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