A lo largo de cinco meses, y bajo la dirección de Alejandra del Barrio, se han ido llevando a cabo unos trabajos -abiertos permanentemente a las visitas del público- en los que se han invertido cerca de 15.000 euros procedentes de colectas de los feligreses, de la aportación municipal (que ha sufragado en su totalidad el ‘lavado de cara’ del retablo de San Antonio) y del propio párroco del municipio, Jesús Monforte, que cooperó con fondos propios para poder realizar la estratigrafía destinada a eliminar viejos restos de barnices.
Los retablos había ‘sufrido’ una intervención en los años 60 del siglo pasado en la que, entre otras cosas, se intervino sobre algunas zonas de retablo de San Antonio para machihembrarlas con una especie de parqué. Tras la actual restauración, las piezas han ido recuperando su aspecto original además de ver restañados lo daños derivados de las filtraciones que padecían.
Además de los propios retablos, los trabajos también incluyeron la recuperación de figuras como las de San Sebastián, Santa Bárbara, Santa Ana, San Juanito, la Inmaculada, el crucificado o el niño Jesús ‘de la bola’, por las que Valero siente especial devoción.