Hace 2.500 años el pueblo vetón se asentó en Las Arribes salmantinas. Un territorio accidentado y escarpado donde construyeron sus poblados. Enclaves fortificados y protegidos por murallas y campos de piedras ideales para los que fueron llamados el ‘pueblo de los guerreros’. Los castros, enclavados en este espacio privilegiado que permitía una mejor defensa, han llegado hasta nuestros días y Salamanca cuenta con dos de los castros más espectaculares y mejor conservados: el Castro de Yecla y el de Las Merchanas, en Lumbrales. Una visita obligada para el viajero amante de la historia que permitirá descubrir como vivía uno de los pueblos celtas más antiguos en una visita que se puede completar con las muchas propuestas de naturaleza que permite este territorio de impresionante naturaleza, antiquísimas tradiciones y especial gastronomía.
Visitar Las Arribes es toda una experiencia que permite combinar la riqueza del Parque Natural, sus miradores o los saltos naturales de agua, como el Pozo de los Humos o el Cachón de Camaces, recorrer caminando el trazado de la antigua vía del ferrocarril por el Camino de Hierro con un viaje en el tiempo para disfrutar del Territorio Vetón.
Historia, naturaleza, etnografía, deporte y gastronomía. Factores que hacen de Las Arribes una comarca única. Un territorio en el que la huella de nuestros ancestros vetones ha quedado marcado en el terreno. La ruta creada por la Diputación de Salamanca bajo el nombre de ‘Territorio Vetón’ permite realizar dos circuitos que combinan cultura y naturaleza. Son el de Lumbrales y el de Yecla de Yeltes, con los yacimientos celtas de Las Merchanas y Yecla de Yeltes.
Lumbrales es la puerta de entrada al Territorio Vetón. Este primer circuito arranca en la villa, en la Casa del Conde con el centro de visitantes del Territorio Vetón donde existen recursos didácticos y de interpretación para disfrutar de la visita. La puerta de la Casa del Conde está protegida por un verraco conocido en la localidad como el burro de la Barrera, aperitivo para la ineludible visita al castro de Las Merchanas. Desde ese punto se sale para visitar el castro por un camino musealizado que ameniza el recorrido hasta el Castro con miradores y estaciones interpretativas en las que descubrir las claves de este poblado y de la cultura castreña.
El Mirador del Castro cuenta con una estación interpretativa sobre los vetones y sobre el paisaje en el que se asentaron. Desde aquí se tiene ya una primera panorámica del castro. El Castro de Las Merchanas conserva prácticamente íntegro todo su recinto amurallado abarcando más de 5 hectáreas de superficie. La muralla y las puertas romana y vetona (donde se han descubierto varios grabados esquemáticos) son algunos de los atractivos de este yacimiento donde destaca también el campo de piedras hincadas, en la parte más accesible del perímetro amurallado. A pesar de la altura y fortaleza de las paredes, los vetones se protegían con miles de piedras dispuestas en vertical a modo de cuchillas, que hacían imposible el ataque de la caballería.
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El segundo circuito de ‘Territorio Vetón’ comienza en Yecla de Yeltes. Las características de este castro y los restos hallados lo convierten en el más importante de los poblados de la penillanura salmantina. Conocido como “El Castillo”, el castro se localiza a un par de kilómetros al sur del pueblo y constituye una de las fortificaciones prerromanas más espectaculares de la Península Ibérica. El recorrido por este circuito comienza en la ermita de Santiago Apóstol, construida sobre una necrópolis tardorromana. La siguiente parada es la impresionante muralla de Yecla que llegó a alcanzar los 5 metros de altura y, en algún punto, los 14 metros de anchura.

La necrópolis romana donde se exponen varias tumbas construidas con lajas de granito; la puerta romana con sus grabados de animales (entre ellos el de una yegua acompañada de su cría) y el viejo poblado son otros de los elementos de interés del recorrido. Este poblado, primero vetón y luego romano, fue ocupado después por los hombres de la Edad Media quienes levantaron casas adosadas a la muralla y largos muros para encerrar el ganado.
La puerta sur del Castro, cegada durante siglos, se abre ahora al viajero. En ella se puede descubrir uno de los conjuntos de grabados más importante del Castro, donde el caballo es el máximo protagonista. La muralla posee cientos de éstos misteriosos motivos. En el pueblo se encuentra el Museo del Castro de Yecla La Vieja destinado a preparar este viaje por el tiempo.
Pero no solo los magníficos castros vetones ofrecen algo único al viajero. El arte rupestre está muy presente también, con Siega Verde como máximo exponente. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, los grabados sobre las rocas conforman el conjunto de arte paleolítico al aire libre más sobresaliente de todo el territorio nacional. Situada en las márgenes del Río Águeda, en un lugar especial que fue elegido por los hombres de la Prehistoria por tratarse de una zona de paso y un privilegiado punto de control y observación de los animales que acudían a este abrevadero permanente. El yacimiento cuenta con 645 figuras que conforman el mayor enclave con grabados paleolíticos de España. Las especies más representadas son: équidos, bóvidos, cápridos y cérvidos, además de algunos signos, especialmente claviformes. Las figuras aparecen, generalmente, en pequeños grupos de entre 2 y 6 asociaciones, en forma de paneles de mediano y gran tamaño. A este yacimiento se suman los canchales del valle de Las Batuecas que esconden un gran conjunto de pinturas rupestres datadas en torno a los 7000-5000 años, dentro del denominado arte esquemático; su autoría correspondería a los últimos grupos prehistóricos del calcolítico (Edad del cobre).

Sin salir de la Sierra de Francia, la provincia cuenta con otro espectacular yacimiento que sorprendentemente se ubica en las viviendas de una pequeña localidad, Monsagro. En esta localidad el viajero puede disfrutar de las huellas quejaron los mares antiguos que hace 450 millones de años cubrían parte de la península. Los fósiles de esa etapa, que quedaron grabados en las cuarcitas de los canchales del municipio, se usaron como elementos decorativos en las viviendas, por lo que el viajero puede realizar una ruta urbana para descubrirlos y disfrutar del Centro de Interpretación de los Mares Antiguos.
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