La hermanda teresiana Mercedes Martín fue la encargada de ofrecer el pregón que abre los actos de Semana Santa en Ciudad Rodrigo. En un abarrotado Teatro Nuevo, adornado por la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias, ofreció un histórico discurso donde repasó el origen de la Pasión mirobrigense, con su especial relevancia al contar con Diócesis propia.

"Este pregón de ninguna manera pretende ser  una clase magistral sobre este gran Misterio, no habrá documentación, fuentes, bibliografía sobre el tema, solo intento pasar un rato con vosotros  para transmitiros  y comunicar de modo sencillo y humilde, a todos los que me honráis con vuestra presencia, reflexiones, pensamientos y sentimientos de este hecho histórico - teológico, que como a todos vosotros, todos los años por estas fechas, nos ha suscitado la vivencia de estos días santos", comenzó su discurso.

Y añadió: "Me gustaría que esto nos ayudara a vivir profundamente los acontecimientos que vamos a recordar, y así poder agradecer tanto amor de Dios, por sus criaturas; y que  al  acompañarle, por las calles y plazas de la ciudad, no sea un simple espectáculo, que, sin duda, lo es, sino que la contemplación de nuestras bellas esculturas, despierte en nosotros sentimientos de agradecimiento, arrepentimiento, compasión, piedad, amor. Yo creo que es esto lo que pretendieron con su cincel y su gubia los grandes  escultores a lo largo de toda la historia del arte".

 
Durante el pregón realizó un repaso hisótico a la Semana Santa de Ciudad Rodrigo, "una manifestación de fe, de los cristianos en el templo abierto de nuestras calles, y no son de hoy, ya desde el siglo XII encontramos grupos de laicos fervorosos, que movidos, por algún sacerdote, fraile o monje, se agrupaban en cofradías, y se unían, para buscar y fomentar una vida más perfecta, promover el culto público y realizar actividades apostólicas. Estas asociaciones de fieles estaban siempre bajo la vigilancia, de la autoridad eclesiástica".
 

Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios

Lo más leído