Los Ingenieros Forestales proponen un plan para recuperar zonas quemadas

La entidad hace hincapié en la importancia de evaluar la severidad del daño durante el primer año. Explican que muchas especies mediterráneas están adaptadas al fuego y se pueden regenerar de forma natural, por lo que es crucial decidir cuándo y cómo intervenir

Así han quedado las zonas quemadas durante el incendio de Cipérez
Así han quedado las zonas quemadas durante el incendio de Cipérez | Belén Hurtado

El Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales ha emitido un comunicado con una serie de recomendaciones para la restauración de las zonas afectadas por los incendios. La organización subraya que los trabajos de recuperación comienzan una vez que el fuego ha sido extinguido y que, además de los daños materiales, surgen necesidades urgentes como la falta de servicios básicos.


Acciones inmediatas y protección del suelo

Los técnicos forestales señalan que la primera fase tras un incendio es restablecer los accesos al monte, como pistas forestales y carreteras, y reparar las infraestructuras clave afectadas. Advierten que con las primeras lluvias, estos problemas se agravarán y surgirán nuevos, como la erosión y el arrastre de cenizas, dado que el suelo queda sin cubierta vegetal.

Por ello, la entidad hace hincapié en la importancia de evaluar la severidad del daño durante el primer año. Explican que muchas especies mediterráneas están adaptadas al fuego y se pueden regenerar de forma natural, por lo que es crucial decidir cuándo y cómo intervenir.

Uno de los mayores problemas es la pérdida de suelo fértil por erosión. Para combatirlo, el Colegio recomienda medidas como el 'mulching' (cubrir el terreno con restos vegetales), la construcción de barreras físicas y el uso de mantas orgánicas. Estas técnicas, aplicadas a tiempo, son esenciales para evitar la desertificación y favorecer la recuperación.


Estrategias a medio y largo plazo

La restauración a largo plazo debe ir más allá de la simple reforestación, señalan los expertos. Consideran que es fundamental planificar el futuro de la zona afectada, definiendo su uso (conservación, producción o uso social) y promoviendo la resiliencia frente a futuros incendios y el cambio climático. Esto incluye elegir especies vegetales adaptadas a las nuevas condiciones climáticas y fomentar la diversidad genética en los ecosistemas.

Además, el Colegio destaca la importancia de integrar a la restauración la planificación de infraestructuras preventivas, como una red de defensa y zonas de seguridad que faciliten el acceso a los medios de extinción en caso de un nuevo incendio. También abogan por la gestión de la interfaz urbano-forestal para minimizar riesgos en las poblaciones.

Finalmente, el organismo resalta que la restauración es también un reto social, ya que el 72% de los montes en España son de propiedad privada. Por ello, instan a las Administraciones a coordinarse con propietarios, entidades locales y la sociedad civil para que las labores de recuperación se conviertan en una oportunidad para el desarrollo rural, el empleo y la cohesión social.

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