En los momentos previos a su intervención y ante los medios alertó de que “estamos haciendo jóvenes como el cristal, duros pero frágiles”. Además, añadió, “se está produciendo un alto nivel de suicidio infantojuvenil, se está perdiendo la riqueza del lenguaje y tenemos un problema con el machismo”. A juicio de este experto resulta también peligroso que España es “en un país de gente muy inculta”. En esa línea dijo notar en la sociedad ciertas ganas de linchamiento “y eso es muy preocupante”. Urra explicó que las noticias sobre la corrupción “hacen daño a la ciudadanía y a muchos políticos honestos que jamás se corromperán”.
Entiende Javier Urra que se están dando todas estas circunstancias porque el ser humano “está dejando a un lado las pequeñas cosas, que son las esenciales, como la familia o los amigos”. Educar para la vida, apunto, es “centrarse en compartir, en disfrutar de la belleza o ver lo que el ser humano es capaz de hacer, en saber perdonar y perdonarse, recordar y olvidar y compadecerse”. A su modo de ver es esencial trabajar esa empatía.
Al mismo tiempo, Urra estima que debemos trabajar más la forma de encarar el último tramo de la vida pues la gente “no se acostumbra a despedirse”. “No se nos enseña lo esencial, lo que nos hace humanos y parejos; no se incide en esa filosofía de la vida”, lamentó. En su opinión, una ciudad que se vuelca con niños y ancianos “es inteligente para el futuro y para el presente”.
Su dilatada experiencia ha permitido a Urra comprobar in situ como en otros países europeos se legisla pensando en la infancia “porque si no se hace, no se vota a los políticos”. Urra recomendó “hacer ciudades cómodas pensando en los niños sin colocarlos por encima de nada ni de nadie, responsables y conciudadanos”. “Eso es esencial”, apostilló.
Perspectiva multidisciplinar
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