“Me llamo Erika, tengo 10 años”. Así comienza la nota que ha repartido esta niña entre sus vecinos y que se ha marcado como propósito “salvar un cerdito”. En el papel que ha ido entregando en los últimos días, como si de publicidad se tratara, la niña asegura que para salvarlo “necesito comprar todas las papeletas de la rifa” y por ello está dispuesta a trabajar sacando la basura por un euro o haciendo la compra por un euro.
Erika se refiere al marrano de San Antón en La Alberca. Algo que podría haber quedado en una anécdota, pero su historia ha llegado a Twitter y varios twitteros se han movilizado con el fin de intentar impedir el sorteo del animal. Ha sido Silvia Romera (@siviaromera1), con más de 15.000 seguidores, la encargada de crear el hastag #TodosconErika bajo el que va informando de los pasos que están dando para ayudar a la niña a lograr su propósito. En un tuit, Silvia aseguraba que: "Hace unos días me llegó esta publicación: Erika de 10 años quiere salvar al cerdo que sortean en La Alberca por San Antón. Me pareció la publicación más bonita que he visto en mucho tiempo porque es el futuro y hay que apoyar".
Así, el dinero que consigan recaudar con la venta de pulseras y varias huchas servirá para contratar abogados y aseguran haberse puesto en contacto ya con asociaciones en defensa de los animales. Ellos afirman que la ley prohíbe rifar un animal, pero que solo contempla una sanción administrativa muy baja. Por eso, también han anunciado que se pondrán en contacto con el Ayuntamiento de La Alberca para pedir que no se celebre la subasta y ponen como ejemplo la paralización de la subasta del cerdo de San Antón en Almagro por parte del Ayuntamiento tras recibir una petición similar.
La subasta del marrano de San Antón en La Alberca es una tradición de la localidad serrana que permite que un cerdo viva libre por la localidad desde el 13 de junio, cuando se suelta hasta el 17 de enero día de su sorteo. El cerdo vaga libre, es alimentado por los vecinos que también lo cobijan. Antiguamente se entregaba a una familia desfavorecida, pero en la actualidad se subasta con un método de papeletas cuya recaudación se destina a obras sociales. El ganador puede llevarse el cerdo o bien llevar los productos del cerdo ya manufacturados.
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