El legado de Javier Iglesias al frente de la Diputación abre un nuevo capítulo para llegar a los 16 años como presidente
Javier Iglesias ha sido reelegido como presidente de la Diputación de Salamanca, cargo que juró por primera vez en 2011. Ha pedido a los diputados “que nos centremos en la solución a los problemas y no en poner problemas a las soluciones”
‘Presidencia de la Diputación de Salamanca’, capítulo cuatro, primera línea: “Gracias muy sinceramente a todos por acompañarnos en un día tan importante”.
Así ha comenzado una nueva página en el longevo libro de Javier Iglesias al frente de la Diputación de Salamanca, que ha quedado compuesta este martes en un acto que ha contado con la presencia del presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, entre otras personalidades políticas, civiles y militares.
Serán 16 años ya, si llega al final de la legislatura, como presidente para Javier Iglesias que arranca su cuarto mandato pidiendo el compromiso de todos los diputados, pero también mirando hacia el futuro innovador que luche por la “temida” palabra de la despoblación.
Quince votos para Javier Iglesias, por los nueve de Fernando Rubio -más una abstención- han proclamado la mayoría absoluta para el candidato popular. Reelegido, sin sorpresas, como le bromeaba este lunes Martínez Almeida en Salamanca.
Pero primero, el juramento del cargo por parte de los candidatos del PP, y la promesa por parte de los del PSOE, que marcaba la primera diferencia entre los dos grupos del “juro” al “prometo”. Eso sí, con un olvidado, a la hora de pasar la primera lista, Antonio Labrador, subsanado rápidamente.
El “juro” volvería a escena inmediatamente después, añadiendo un “por mi conciencia y honor, cumplir fielmente las funciones…”, de la boca de Javier Iglesias para quedar “proclamado presidente”. Después un nuevo bastón de mando y otra medalla, que primero besó el suelo al resbalarse de las manos del socialista Luis Rodríguez, el más veterano de los diputados, antes de colgarsela del cuello al reelegido presidente.
Fernando Rubio: “Para trabajar en el precioso arte de mejorar el mundo, estaremos siempre disponibles”
Después de la entrega de medallas, con besos, abrazos, carantoñas y efusividad sin distinción de colores políticos hacia el nuevo presidente que entregaba las medallas; ha llegado la hora de los discursos de los portavoces de los partidos políticos.
El primero el de Vox, el único representante del partido de la ultraderecha, Celestino del Teso, que le ha pedido a Iglesias que salga a los pueblos para conocer la situación de la provincia.
Su relevo lo ha tomado Fernando Rubio, segunda legislatura como portavoz del PSOE, que primero ha querido acordarse de aquellos que “no están entre nosotros. Mi madre, la de García Sierra, Eva Picado, Fernández Chanca… sea para todos el recuerdo”.
Palabras también de recuerdo, pero con diferente tono, para la anterior legislatura y el PP: “es urgente limpiar el buen nombre de la Diputación, manchado por la imagen que ha dado el Partido Popular en la legislatura. Las disputas internas han afectado al funcionamiento normal”.
No obstante, luego ha “estrechado mi mano” para luchar juntos contra “la peor amenaza para nuestro futuro: la despoblación” y ha pedido esforzarse para crear atractivos y una Diputación “más universal, humanista, dialogante y promueva con valentía iniciativas locales”.
Para concluir su discurso ha garantizado que “para el trabajo conjunto, para el acuerdo, para las propuestas en favor de la provincia, para contribuir a la felicidad de los municipios salmantinos y trabajar en el precioso arte de mejorar el mundo, estaremos siempre disponibles”
Iglesias: “Ejerzamos este honor con responsabilidad, honestidad y dedicación, solo de esta manera se puede sentir la satisfacción que produce ser un verdadero servidor público”
El último en tomar la palabra ha sido Javier Iglesias, quien después de los agradecimientos a todos aquellos que le han apoyado: “a mis compañeros, a mi partido por la confianza y, por supuesto, a mi familia”; se ha dirigido a los nuevos diputados para explicarles que sabe cómo se sienten: “ese vértigo es normal, se produce desde la consciencia de saber que desempeñarás un trabajo de servicio a los demás”.
Para los nuevos y para los antiguos, Iglesias ha pedido “coraje y valentía para abordar los plenos más complejos, que tengamos como meta el interés general. Os pido centrarnos en la solución a los problemas y no en poner los problemas a las soluciones. Os animo a que os atreváis a arriesgar”.
Sobre despoblación, que se niega “a caer en la banalización de este término”, ha asegurado que todos somos libres de vivir donde queremos, “si alguien en un pueblo quiere vivir en la ciudad no nos puede llevar la melancolía”, pero el problema “es que quien anhela quedarse en su pueblo, no pueda hacerlo porque no tenga los servicios adecuados”.
Por último, Iglesias ha aludido a una institución colaborativa, innovadora y que lidera “la puesta en marcha de propuestas únicas”. Una Diputación con unos diputados que deben tener “un espíritu constructivo y leal, sin menoscabo de vuestras respectivas responsabilidades”, pero, girando la cabeza hacia los diputados socialistas, ha asegurado que “una democracia saludable es aquella en la que sus actores son capaces de confrontar sin rencores al tiempo que alcanzan acuerdos en asuntos claves”.
Una primera página del cuarto mandato de Javier Iglesias, que ha cerrado con estas palabras: “Ejerzamos este honor con responsabilidad, honestidad y dedicación, solo de esta manera se puede sentir la satisfacción que produce ser un verdadero servidor público”
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