El lenguaje de las campanas, una tradición abocada a desaparecer: "Las nuevas generaciones no tienen interés ni oportunidad de aprender"

Los escasos fallecimientos o matrimonios a causa de la baja población en los pueblos han hecho que las campanas solo se toquen en las fechas de fiesta

Campanas de la iglesia de San Esteban de la Sierra
Campanas de la iglesia de San Esteban de la Sierra

Las campanas funcionaban como el canal de comunicación de las noticias de las localidades. Según su tono, su timbre o su ritmo, informaban de las nuevas a sus habitantes. Pero como toda antigua tradición, se ha ido perdiendo a medida que la sociedad ha ido evolucionando acompañada de las nuevas tecnologías. Antonio Sánchez tiene 70 años y, pese a no considerarse el campanero de San Esteban de la Sierra, se crió a tan solo 20 metros de la iglesia del pueblo, y conoce a la perfección el lenguaje de las campanas. "Yo no soy campanero, pero desde que era pequeño me he interesado por tocar. Los monaguillos nos enseñaban. Ahora, me piden ayuda a la hora de tocar en algunas ocasiones", ha aclarado. 

Las campanadas, que a día de hoy suenan en San Esteban de la Sierra a la hora de anunciar un fallecimiento, un casamiento, la misa o la llegada de las fiestas, funcionan de manera diferente según el mensaje que se pretenda lanzar. De esta manera, ante un fallecimiento también se hace distición entre si el difunto ha sido un hombre, una mujer o un niño. El primero se toca a través de tres toques agudos de campana antes de comenzar a tocar, la mujer con dos y el niño con uno. 

El repique, que según Antonio, se trata de la técnica "más complicada", se utilza para anunciar festivos. "Lo más importante es empezar y terminar bien", ha insisitido el habitante del municipio salmantino. 

En lo que respecta al aviso de las horas punta, en el caso de San Esteban de la Sierra, es un mensaje que se lanza de manera automática desde el reloj del Ayuntamiento del pueblo, antes se tocaban desde un péndulo que llevaba la propia campana. 

El problema actual es que los jóvenes ya no conocen este lenguaje, sobre todo porque "ya no se toca tanto". El campanero aficionado ha explicado que cada vez los matrimonios son menos, al igual que las muertes, pues los pueblos poco a poco van perdiendo población. De esta manera, las nuevas generaciones "ya no escuchan las campanas, solo en las fechas festivas". 

Antonio tiene claro que está tradición acabará desapareciendo para siempre. "Será cuando faltemos los que sabemos hacerlo. Los chicos de ahora han perdido el interés, no se preocupan por aprender, y además, tampoco tienen oportunidades de hacerlo", ha explicado. 

Pero ya no se refiere únicamente a la función de tocar las campanas de manera manual, pues, en el caso del modo automático, Antonio ha declarado que los pueblos que carezcan de "presupuesto" terminarán por enterrar a sus campanas para siempre.

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