Paisajes imposibles, puentes de vértigo, tenebrosos túneles. El “Camino de Hierro” se ha convertido en tan solo cuatro meses en uno de los principales reclamos turísticos de la provincia salmantina. Hasta 12.176 personas recorrido los 17 kilómetros de la antigua línea férrea que unía Salamanca con la frontera portuguesa. En tan solo cuatro meses, desde su apertura el 23 de abril hasta el 21 de septiembre, la venta de entradas se ha disparado para disfrutar de una ruta exigente que premia a los senderistas con unas vistas impresionantes de las Arribes del Duero. De hecho, ya hay reservadas otras 1.300 entradas para los próximos tres meses. 20 túneles y 10 puentes conforman estos 17 kilómetros que pasan de los 527 metros de altitud en la Estación de La Fregeneda a los 133 metros de Barca D’Alva por la orografía del terreno escarpado de Las Arribes. No se puede pedir más para una espectacular y única ruta que supone una forma única de disfrutar de las Arribes del Duero, un privilegiado mirador de los grandes cañones generados por los cursos fluviales y de las aves que los sobrevuelan y anidan en ellos, como los alimoches, los buitres leonados o las águilas reales, entre otros.
Turismo sostenible que se está convirtiendo en un importante motor económico para una de las zonas con mayor riqueza medioambiental y que eran más desconocidas fuera de las fronteras provinciales. “Desde la Diputación de Salamanca hemos tratado de impulsar este proyecto turístico no solo como lo que es, una joya desde el punto de vista histórico, monumental y de naturaleza. Camino de Hierro es un macroproyecto turístico que trasciende de nuestro ámbito provincial, es único en el mundo”, expresó Javier Iglesias durante la presentación de este proyecto en el Museo del Ferrocarril de Madrid.
Un recurso turístico y medioambiental que se ha convertido en pocos meses en “todo un éxito”, según el presidente de La Salina quien asegura que por otra parte “lo merece” ya que “desde la Diputación hemos depositado nuestras esperanzas y esfuerzos para convertirlo en locomotora de un territorio al oeste del oeste que vuelve a despertar, las Arribes del Duero".
Un poco de historia. ¿Qué es el ‘Camino de hierro’?
La faraónica construcción del ferrocarril se inició en 1883 y, tras cuatro años de trabajo, se realizaba su inauguración en un acto donde dos trenes, uno portugués y otro español, se unieron en el centro del Puente Internacional de Vega Terrón, en La Fregeneda. La línea, que salvaba una orografía complicada, estuvo en funcionamiento cien años y es ahora, cuando la Diputación ha creado esta ruta de 17 kilómetros que comienza en la estación de este municipio, pasa por puentes y túneles para concluir en el muelle fluvial de Vega Terrón, en la frontera con Portugal.
Un recorrido peatonal donde la fauna y flora se funden con la grandiosidad de la ingeniería civil más representativa del siglo XIX, el ‘Camino de Hierro’ discurre por las propias líneas férreas, cerradas al tráfico y acondicionadas, para hacer de esta ruta de seis horas una experiencia llena de contrastes.
Una ruta entre túneles y puentes
Nada más iniciarse la ruta se encuentra el Túnel número 1, el más largo del recorrido y con más de 1,5 kilómetros de longitud. A su salida, comienza una sucesión de otros 19 más con 10 puentes que jalonan el camino mediante una suave pendiente de descenso siguiendo el cauce del río Águeda hasta desembocar en el Duero, en el único muelle fluvial de Castilla y León y donde se encuentra el final de esta impresionante ruta.
Los 10 puentes de la ruta tienen grandes dimensiones. El contraste entre la ingeniería de su construcción y la espectacularidad de los paisajes donde se encuentran, convierte a estos viaductos de hierro en un espectáculo visual que no deja indiferente. Las vistas panorámicas que ofrecen de los cortados arribeños permiten disfrutar de caídas de hasta 50 metros, que se cruzan como suspendidos en el aire. Suman una longitud total de 1.040 metros y, entre todos ellos, destacan el puente de Los Poyos, atribuido a la escuela de Eiffel, o el de Poyo Valiente, construido en curva, el más largo de este tipo para la época.
Si los puentes por los que transcurre la ruta son espectaculares, no menos resultan los 20 túneles excavados en este último tramo de la vía férrea, todos juntos suman más de 4 km de longitud. El túnel número 3 tiene además un atractivo especial y que es su forma es de U y además alberga una extensa colonia de murciélagos. Junto al número 1 son los que más destacan en el impactante itinerario turístico. Ambos fueron construidos mediante explosiones de dinamita, de hecho todavía se ven algunas marcas.
El cierre de la línea. El nacimiento del Camino de Hierro
La línea nunca llegó a tener la importancia comercial prevista, aunque fue fundamental para romper el aislamiento que los pueblos de la zona habían sufrido hasta entonces. La falta de rentabilidad, junto a la mejora de las comunicaciones por carretera, provocaron su cierre en 1985.
Se iniciaba entonces una nueva e intensa actividad para lograr su rehabilitación como ruta turística, que tomo un nuevo impulso tras su declaración con Bien de Interés Cultural en el año 2000. Tras años de espera y trabajo, el Camino de Hierro se ha convertido en tan solo cuatro meses de vida en el mejor reclamo para los amantes del turismo de naturaleza.
Duración de la ruta y horarios
La ruta tiene una duración estimada de unas 6 horas. Existe una ruta más reducida hasta el Túnel número 3 y regreso al inicio por el sendero alternativo, de 8 km. ida y vuelta (alrededor de 3,5 horas).
Del 15 de octubre al 31 de marzo la taquilla únicamente permanecerá abierta para el control de entradas de 9 a 10 horas. Está prohibida la entrada después de ese horario. Las 16:30 es la hora límite para finalizar la ruta. Días de cierre: Todos los lunes, se cerrará por mantenimiento. Los días 24, 25 y 31 de diciembre y el 1 de enero.
La entrada individual tiene una tarifa de 5 euros, la reducida son 4 euros y la tarifa aplicada para los vecinos es de 2,50 euros. Las reservas deben hacerse a través de la web caminodehierro.es
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