La Iglesia Evangélica Bautista de Santa Marta celebró un bautismo tradicional a orillas del Tormes a su paso por el pueblo de Huerta. Más de medio centenar de feligreses asistieron el acto. Aslhy Leiton, de 13 años, y residente en la localidad fue la que recibió el rito del bautismo por inmersión en esta ocasión, aunque en numerosas ocasiones se ha celebrado con otros muchos candidatos en otros lugares de la provincia, e incluso en la misma capilla de la iglesia donde guardan una pila metálica que sirve para fechas más frías.

Desde 1996 la congregación evangélica bautista lleva incorporada en el tejido de la vida social, cultural y religiosa de Santa Marta, año en el cual la familia Albright-López se trasladó desde Madrid para dar comienzo a la nueva iglesia. Después de meses reuniéndose en el piso de la familia, se les prestó las instalaciones del Centro de Cultura (en aquel entonces) en la calle Enrique de Sena. En el año 1999 pudieron comprar el actual local de la iglesia localizado en un chaflán de la Urbanización Signo XXV. El año pasado fueron reconocidos por el Ministerio de Justicia como entidad religiosa sin ánimo de lucro en el ámbito evangélico-protestante del abanico religioso cristiano.

Las iglesias evangélicas suelen celebrar el ritual de iniciación en sus congregaciones por precepto de las Escrituras en Hechos 2:41. Se espera hasta que la persona haya manifestado su fe en Jesucristo para será candidato del bautismo, que sirve como gesto y símbolo público de su decisión de entrega personal e íntima. Protestantes en general rechazan el bautismo de niños precisamente porque no son capaces de entender el evangelio y declarar su fe en Cristo. El bautismo (y la confesión de conversión a Cristo) suelen ser las dos condiciones para poder solicitar membresía en una iglesia evangélica y así poder participar del rito de la Mesa del Señor (parecido a la misa católica) además de recibir otros cargos y responsabilidades entre la feligresía.

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