En una intervención desmedida, desmesurada y lo que es peor, pensada, lo que significa que ha sido escrita con antelación y  leída fríamente, compara la denuncia que el portavoz socialistahabía hecho de que se buscaba la complicidad de los ciudadanos para denunciarse unos a otros –ello se deduce del texto de la ordenanza- y a ese hecho el Grupo Socialista lo había denominado “hacernos chivatos”  unos de otros. Este concejal desmesurado dice que eso, tener la opinión y expresarla de denominar chivatos a los ciudadanos que se prestan a denunciar a otros ciudadanos, decir eso “no lo ha hecho ni el Cuco ni Miguel Carcaño, lo ha hecho el que fuera alcalde de Béjar, Cipriano González”. . Es una comparación inadecuada, desproporcionada, inoportuna, ignominiosa e insultante si pensamos los hechos que hay detrás de una cosa y de la otra. Estas palabras desprenden un olor nauseabundo, como dice muy oportunamente un compañero.

No contento con ese exabrupto en su intervención, sigue más adelante y en el mismo tono insolente vuelve a compararlo con comportamientos mafiosos –la omertá o ley del silencio, que se corresponde con el código de honor- … Nosotros, en la Agrupación Socialista nos preguntamos: ¿a qué se debe tanta saña, tanta desmesura? Y tratamos de respondernos:

1.- A buscar que no se hable de la ordenanza antisocial que él, como principal ariete del PP bejarano para este tipo de encomiendas, está pretendiendo imponer en nuestra ciudad: una ordenanza que ni es necesaria, ni oportuna, ni responde a los verdaderos problemas que tiene esta ciudad donde, afortunadamente, el compotamiento antisocial es minoritario y donde la administración municipal tiene suficientes recursos para prevenirlo y, en su caso, erradicarlo.

2.- Porque este concejal en realidad no se dirige a los ciudadanos en general, se dirige a los suyos, pretende demostrar las virtudes políticas que cree tener, sin duda para ganar posiciones y respeto entre los suyos con un perfil propio, el de quien tiene en su conducta el autoritarismo como seña de distinción…y de paso también al grupo de IU al que le dedica otros calificativos igualmente inaceptables.

Hemos dejado pasar un tiempo prudencial, las decisiones fruto del calor o de la improvisación suelen ser erróneas, habíamos pensado e incluso creído – ¡oh ilusos!- que el concejal, de propia voluntad y con un poco de distancia, reconociera su exceso, la desproporción de sus palabras, que ha sido insolente, descortes… A nuestro entender, es una virtud de la razón democrática que la confrontación no solo es legítima, sino que debe servir para ayudar a los ciudadanos a distinguir las diferencias de opinión entre unos y otros. Nos hubiéramos conformado con que, enfríados los ánimos, hubiera tenido en privado  unas palabras de disculpa, de excusa e incluso de perdón para con el portavoz socialista. Lamentablemente no ha sido así y  por lo que hemos podido observar no va a serlo; es más, nos da la impresión de que parece sentirse orgulloso de lo que hizo porque, tal vez —y decimos tal vez— algunos de sus correligionarios le hayan felicitado por tan memorable discurso.

Por ello, desde la tranquilidad, desde el sosiego, desde la constación de que los tiempos que corren no son tiempos de revueltas ni de motines, más bien deberían ser tiempos de consensos y de acuerdos, exigimos que salgan de la política aquellos que se preocupan de lo primero y huyen de lo segundo. En Béjar afortunadamente nos conocemos todos y estas conductas deberían ser ajenas al respeto y la convivencia de quienes ejercemos de forma común la representación pública de los bejaranos, por ello consideramos y exigimos:

1.- Que el concejal de Medio Ambiente Pedro Manuel Esteban se disculpe públicamente de las palabras igualmente pronunciadas públicamente en el Pleno del 28 de Febrero dirigidas al portavoz socialista

2.- Que se retracte de las mismas

3.- Que si él no lo hace lo haga, en su nombre, el alcalde de Béjar.

Si pasado un tiempo prudencial ni el concejal ni el alcalde lo hicieran, este Grupo le notificará a ambos las medidas que piensa tomar en el inmediato futuro.

La política es una actividad digna desarrollada por ciudadanos dignos; quien no alcanza los niveles de dignidad exigible a un cargo público es evidente que no debería de formar parte de la representación pública de ninguna institución.

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