REPORTAJE | La ruta de la desolación: así se encuentra el terreno arrasado por las llamas en la provincia de Salamanca

Desde Las Batuecas a la zona de Guadapero y Morasverdes, pasando por la sierra del Guindo, el negro ha ganado la partida a la vida en el parque natural

https://youtu.be/N-XALORU8jA

Sin hablar con nadie, solo escuchando a la naturaleza, dándole el protagonismo al luto que se merece haber perdido miles de hectáreas de un paraje natural con valor incalculable, a su ausencia de ruido de los animales que llenaban de vida sus parajes, cuántos habrán perdido sus vidas sucumbidas por el horror de las llamas.

Del verde al negro, de la vida al silencio, interrumpido de vez en cuanto por la pasada del helicóptero que continúa vigilando para que el dragón no vuelva a despertarse.

La situación después del incendio es desoladora o al menos lo es para todos aquellos que algún día amaron esta tierra. La sierra, nuestra sierra, tardará mucho en volver a ser la misma por culpa de un incendio que ha calcinado 8.623 hectáreas de puro patrimonio natural. Un número muy elevado, pero que quizá no se aprecia si no se compara con algo, como por ejemplo el término municipal de Salamanca que abarca 3.934 hectáreas, es decir, se ha quemado más del doble de terreno que abarca los límites de nuestra ciudad que llegan más allá de donde acaba el núcleo urbano.

En el corazón de Las Batuecas, el monasterio de San José sigue cerrado al público, los monjes que tuvieron que marcharse del convento el pasado jueves acaban de llegar para darse cuenta de lo cerca que estuvo el fuego, se quedó a las puertas. Su imagen ya no es igual, el entorno aparece calcinado y los árboles cercanos han cambiado sus hojas por las cenizas.

El Portillo y Batuecas (18)
Acceso al convento de San José de Batuecas

Los turistas y senderistas han dejado paso a un alarmante trasiego de agentes medio ambientales que cuidan todo el territorio afectado, atentos a cada parcela del inmenso perímetro afectado por el fuego. En el cielo, un helicóptero hace las mismas labores por el aire, con la atención puesta en posibles columnas de humo que pudieran ser la señal de alguna reproducción.

El Portillo y Batuecas (16)
Un agente medioambiental en El Portillo

Ajenos a ellos, técnicos de Iberdrola revisando todas las instalaciones eléctricas que se pudieran haber visto afectadas por el fuego.

Lo que no hay son animales, ni cabras, ni ciervos, ni corzos, ni reptiles, ni siquiera las ardillas que acostumbran a cruzar la carretera del alto de El Portillo; desde lo alto se puede visualizar la voracidad de las llamas y lo cerca que estuvo de adentrarse por completo en el parque.

Subiendo hacia la Peña de Francia, a escasos tres kilómetros de la cima asoma el mirador del Paso de los Lobos, lugar en el que se instaló el primer Puesto de Mando Avanzado para poder manejar las actuaciones sobre el incendio. Desde allí también se ve el paraje oscuro que se va convirtiendo en desierto negro a medida que descendemos por la carretera que va hacia Ciudad Rodrigo y pasa por Monsagro.

Sobre el asfalto, muy afectado por el paso de la maquinaria pesada, se mantiene las señales calcinadas por el fuego, mientras que a un lado de la carretera aparece un pequeño bulldozer con los cristales rotos, señal de haber sido alcanzado por las llamas cuando realizaba un cortafuegos.

Paso de los lobos hacia Monsagro (12)
Maquinaria afectada por el fuego en Monsagro

El olor a quemado superpone al característico del piorno de la zona y se acentúa más cuando nos vamos acercando a Monsagro. Desde allí es el único sitio donde se puede sentir lo cerca que estuvieron las llamas y lo que tuvieron que sentir sus vecinos.

Cruce El Maillo, sierra El Guindo (7)
Cruce El Maillo, sierra El Guindo 

Hacia Ciudad Rodrigo la postal no cambia, solo que los árboles calcinados de la sierra del Guindo dejan paso a tierras extensas de pasto de cenizas y arbustos negros a medida que la carretera se acerca a cualquiera de las localidades afectadas y sus cercanías: Morasverdes, El Maillo, Tenebrón o Guadapero. Destaca una señal calcinada donde solo se puede leer: “peligro de incendio”.

Cruce El Maillo, sierra El Guindo (5)
 

El vital trabajo de los agricultores y de las máquinas es apreciable enseguida. Kilómetros y kilómetros de cortafuegos para frenar el paso de las llamas, que como se puede apreciar estuvieron muy cerca de llegar a estos pueblos.

La poca vida que queda está encerrada, es el ganado que ha podido volver y que se encuentra refugiada por líneas extensas de tierra que se abren paso sobre un terreno teñido de negro, de luto, porque tendrá que pasar mucho tiempo para poder volver a recuperar la riqueza inmaterial que se ha perdido en estas primeras semanas de julio. Aun así, el Parque natural de las Batuecas - Sierra de Francia, quizá no volverá a ser el mismo, ha sufrido una verdadera catástrofe ambiental.

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