La saca del corcho es una actividad ancestral, fruto del esfuerzo de muchos de nuestros antepasados, bisabuelos o incluso abuelos que durante una época donde la pobreza reinaba se armaban de valor y se dirigían a trabajar al campo con una mano delante y otra detrás, con el único fin de sacar adelante a su familia.
Un ejemplo de ellos es el de Pedro Manso, fundador de una de las empresas más importantes en el panorama nacional e internacional de la saca de corcho: ‘Corcho Manso Pajero’. Su historia es una de esas que calan en quien tiene la oportunidad de conversar durante unos minutos con él: “Fundé la empresa en el año 1996, pero con nueve años ya estaba montando corcho. En aquella época todo era más difícil porque no había los medios que hay ahora. Entonces solo teníamos dos manos, y a base de esfuerzo pude hacerme con dinero y gracias a eso ahora somos una empresa solvente, grande, fuerte y bien organizada, con unos hijos excelentes que han continuado mi trabajo”.
Respecto al precio, es Alejo quien confiesa a este medio que “este año en la subasta lo hemos pagado en 2,66 euros/kilos porque es una campaña corta y la sequía nos ha obligado a elevar el precio. Este es un precio fuera de lo normal, ya que normalmente suele estar entre 1,80-1,90 euros/kilo”.
¿En qué consiste la saca de corcho, y cómo es su proceso?
El proceso de la saca de corcho es especial, por ello, Alejo hace hincapié en que “el arte es no confundirte en la calidad del corcho en el campo”. El mimo y el conocimiento en la materia son clave para obtener el corcho sin dañar al árbol: “Por el calibre se ve el árbol del que se puede extraer el corcho, cumple una edad y hay que pelarlo. Para poder extraerlo el corcho del alcornoque debe tener calibre, y se hace en verano, durante los meses de junio, julio y agosto, para que el árbol no se dañe porque es cuando la savia corre, y es cuando el árbol se puede pelar. Si la savia no sale se deja porque si no se daña”, detalla Francisco Javier Hernández, jefe de la cuadrilla y encargado de explicar todo el proceso de la saca del corcho.
Además, “una vez que se pela hay que esperar otros nueve años para que se reconstruya y se pueda volver a sacar el corcho. En Castilla y León y Extremadura hay que esperar diez años, en Andalucía nueve”. Respecto a cuántas veces se puede pelar un árbol, la respuesta es sencilla: “Un árbol se puede pelar muchísimas veces, cualquier árbol de los que vemos pueden tener 400 años. A partir de los 25 años ya se puede empezar a pelar un árbol, quitándole la primera capa, y luego ya el corcho”.
El método de descorcho “es siempre el mismo. Hay que ir buscando la zona para aprovechar la plancha lo máximo posible. Se saca en plancha y luego ya se prepara para que salga el tapón del corcho que es normalmente para lo que se utiliza”, detalla el jefe de cuadrilla.
¿Cuánto se tarda en descorchar un árbol?
“Si el árbol no es muy grande se tarda unos 10 minutos – 15 minutos. Cuanto más grande sea el árbol más tiempo se tarda, y si es un árbol muy grande se hace entre cuatro personas, pero siempre se trabaja en parejas”.
Y, ¿qué se hace con el corcho una vez que se pela el árbol?
Francisco Javier relata que “una vez que se sacan las planchas, las cuadrillas de los tractores las llevan al camión y de ahí se van directas a San Vicente que es donde está la fábrica y donde se escoge el corcho y se prepara: lo más gordo es para tapón y las planchas de menor grosor se usan para arandelas etc., pero se aprovecha todo”. Asimismo, Alejo insiste en que “el corcho tiene mucho volumen, pero el peso no acompaña sobre el volumen que tiene”.
Respecto a si el oficio de “pelar árboles” se va a extinguir, Alejo, que lleva desde los 12 años en el sector concluye que “no es un oficio que se vaya a extinguir, pero sí tenemos que ir introduciendo las nuevas tecnologías, aplicando unas máquinas que hay para realizar el descorche, porque los jóvenes no han querido aprender estos oficios antiguos y ahora ya es tarde. Pero creemos que con las nuevas tecnologías tenemos sustitutos para ayudar, e incluso reemplazar en un futuro, la mano de obra del humano”.
Finalmente, en cuanto a la ayuda del descorcho, respecto al mantenimiento del monte, Francisco Javier subraya que “se contribuye menos de lo que se debería, porque una vez que se saca el corcho lo que tendrían que hacer es podar los árboles para arreglarlos aprovechando el dinero que han obtenido, y labrar la finca para la próxima poda”.
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