Treinta años al servicio de más de 200 pueblos: el bibliobús se aferra a la vida en Salamanca para combatir la despoblación rural

La primera vez que se puso en marcha este servicio fue en 1990. En la actualidad, los tres bibliobuses que hay en la provincia hacen 16 rutas, recorriendo cerca de 80 pueblos cada uno, siendo "un servicio muy necesario para combatir la soledad en los pueblos”

Bibliobús en Robliza de Cojos. Fotos Andrea M.
Bibliobús en Robliza de Cojos. Fotos Andrea M.

La despoblación sigue causando estragos en el medio rural, donde la provincia de Salamanca es una de las que más sufre este fenómeno demográfico, que como si de un cáncer se tratara destruye los pueblos, empujando a sus vecinos a emigrar a las grandes ciudades, donde, por el momento, se ofertan todos los servicios demandados.

Poner freno a la despoblación es una acción vital contra la que lucha el bibliobús, conocido como un autobús portátil donde viajan miles de historias en forma de libro, mayoritariamente, aunque también en formato de película, con una característica melodía reconocida por todos los salmantinos.

Hace más de tres décadas, 34 años para ser exactos, que comenzó a funcionar este servicio en la provincia salmantina. Bernardo es uno de los bibliotecarios, que hoy viaja abordo junto a Fátima, que apostó por el bibliobús desde sus inicios. Se subió a uno de estos autobuses y tiró millas, llevando desde el año 1990 la cultura hasta todos los rincones de esta provincia, con el fin de promocionar la lectura y poner “un granito de arena” más para combatir la soledad en los pueblos.

Su acompañante, Fátima, que irradia de juventud este oficio, sumando cinco años por las carreteras charras abordo del bibliobús, asegura que “el mundo del libro es maravilloso”, señalando también que el oficio del bibliotecario en el bibliobús es “sinigual” y “muy enriquecedor”, que permite conocer miles de historias a través del contacto directo con las personas.

Bibliobús en Robliza de Cojos. Fotos Andrea M.
Bibliobús en Robliza de Cojos. Fotos Andrea M.

Viajamos hasta Robliza de Cojos donde aguardaba esta biblioteca andante al lado de la iglesia, uno de los pueblos donde más actividad tiene este servicio ofrecido por la Diputación de Salamanca, principalmente entre los adultos, al no existir colegio. Pronto comenzaron a llegar varias vecinas en busca de nuevas aventuras, vecinas, en femenino, porque según explica Fátima “normalmente acuden más mujeres que hombres, principalmente jubiladas”.

Allí encontramos a Encarna y a Hortensia, dos usuarias fijas del bibliobús, que según explican a Salamanca24horas “venimos todos los meses”, recalcando que “esta es una cita que tenemos fija”. Hortensia asegura que “este es un servicio muy necesario para combatir la soledad en los pueblos” y que “si te gusta leer, terminas un libro y vuelves a por otro, no te aburres”. En concreto, ella indica que suele coger libros para toda la familia: “Todos los meses llevo libros para mi marido y para mí, pero también para dos nietas que viven en Salamanca y que como están en el colegio me encargan a mis los libros”.

Otra de las vecinas de Robliza, Encarna confiesa que “es un servicio que viene muy bien. Mi marido tuvo un accidente y se quedó en silla de ruedas, y ahora yo vengo a buscarle libros para que lea porque en casa tenemos, pero ya ha leído la mayoría de ellos”.

Bibliobús en Robliza de Cojos. Fotos Andrea M.
Bibliobús en Robliza de Cojos. Fotos Andrea M.

En la provincia de Salamanca, el bibliobús hace 16 rutas, con los tres bibliobuses que hay, yendo una vez al mes a cada pueblo y visitando entre dos y ocho municipios por día. Según explica Fátima “cada uno de los tres bibliobuses recorre cerca de 80 pueblos, un total de más de 200 entre los tres, donde cada año hay alguna alta, pero también alguna baja porque cada vez hay más gente que se va a la ciudad”.

Con este servicio que se puso en marcha en octubre de 1990, con dos bibliobuses solamente hasta el año 1998, añadiéndose más tarde otro más en el 2012, el objetivo principal es “llegar a todo el mundo y promocionar la lectura para que la gente de los pueblos tenga el mismo derecho que el resto de las personas que viven en la ciudad de tener acceso a la cultura, al ocio, a la formación y la información. Intentamos hacer un servicio completo de biblioteca”.

Sus inicios poco tienen que ver con lo vivido en la actualidad. De hecho, Bernardo, que lleva treinta años trabajando en este servicio, recuerda que cuando comenzó a funcionar en todos los pueblos había colegio, narrando que “no íbamos a ningún pueblo donde no hubiera un mínimo de 400 personas. Imagínate lo que eso significaba, había unas colas tremendas esperándonos. Era una gozada, pero ahora eso es muy complicado”. Además de las largas colas, Fátima apunta que “el préstamo era manual, había que firmarlo hasta que en 2012 se digitalizó”.

Bibliobús en Robliza de Cojos. Fotos Andrea M.
Bibliobús en Robliza de Cojos. Fotos Andrea M.

En este aspecto, la despoblación ha causado mucho daño, la falta de servicios, según dice Fátima ha empujado a los vecinos de los pequeños pueblos a marcharse a la ciudad en busca de un mejor futuro: “La España despoblada es una pena, hay que conseguir repoblar los pueblos, por eso lo que pretendemos con el servicio del bibliobús intentamos aportar nuestro granito de arena, aunque queda todavía mucho por hacer”.

La evolución de los pueblos es, por tanto, quien va a marcar la vida que le queda por delante al servicio del bibliobús, que por ahora es buena, y donde, de momento, el relevo generacional se va sobrellevando también: “Siempre hay gente nueva que se quiere dedicar a este oficio porque el mundo del libro es maravilloso. Además, cada año tenemos que hacer una remodelación con las rutas de los pueblos porque siempre entra alguno nuevo”.

Bibliobús en Robliza de Cojos. Fotos Andrea M.
Bibliobús en Robliza de Cojos. Fotos Andrea M.

En este aspecto, desgranan que “estamos muy contentos con la asistencia del público”, subrayando que, entre todos los pueblos, Robliza de Cojos es uno de los que más gente viene junto a Navasfrías, Matilla de los Caños, Miranda de Azán, la zona de Valdecarros o Navales.

La pandemia también ha sido un estímulo para que más personas se aficionen a los libros, sosteniendo así la supervivencia de los bibliobuses en la provincia: “Los libros son una buena medicina, de hecho, a raíz del Covid hemos notado que los libros de autoayuda están leyéndose mucho, nos hacen muchísimas peticiones de este tipo, y además es que editorialmente se están produciendo muchos libros, que tienen una venta muy satisfactoria. Además, los libros es lo mejor que pueden tener las personas para luchar contra la soledad”.

Pese a ello, Fátima insiste en que “este servicio de lujo tiene que llegar a más público. Me gustaría que la gente se animara más a venir porque siempre va a haber algo que guste a aquella persona que dice que no le gusta leer. Siempre tienen que darle una oportunidad”. Oportunidades como la que le dio hace un año el hombre protagonista de una de las anécdotas de Bernardo, que cuenta que “cuando empezaron los primeros bibliobuses vino un hombre que no sabía leer y al final terminó leyendo novelas. De esto hace 30 años, cuando la alfabetización, sobre todo en los pueblos no estaba muy desarrollada”. Es por ello, que su compañera, Fátima confiesa que “para nosotros significa mucho, es una gran gratificación poder introducir en la lectura a la gente y guiarlos a través de este mundo”.

Los servicios que oferta un bibliobús son “muy variados”, advirtiendo los bibliotecarios que “lo que más le gusta a la gente es el entretenimiento. Las revistas de cocina se sacan mucho, igual que los libros, también los de fondo local con información de los pueblos. Y por supuesto, el género juvenil e infantil donde hay una gran variedad de publicaciones adaptadas a sus edades. Tenemos también sección de idiomas y de conocimientos y lectura que nos piden muchos profesores para impartir sus clases”. Además de libros se puede encontrar también películas en formato Blu-Ray o DVD, y CDS de música, de todos los géneros.

Bibliobús en Robliza de Cojos. Fotos Andrea M.
Bibliobús en Robliza de Cojos. Fotos Andrea M.

Todos los préstamos se renuevan cada 28 días, ya que el bibliobús va por cada pueblo una vez al mes, aunque Fátima reconoce que “es un servicio muy flexible” y por eso, “la gente está también contenta”.

No obstante, esta bibliotecaria manifiesta que “hay muchas diferencias entre el bibliobús y una biblioteca física porque en este caso no hay el silencio tan clásico que hay en una biblioteca, aquí solemos poner música y es un lugar de encuentro también para la gente donde cada uno habla de sus problemas”. Y expresa que, el trabajo en el bibliobús es más personalizado: “Lo que más hacemos es orientar a la gente sobre los libros que se quieren llevar en función de sus intereses y gustos. Muchas veces como ya conocemos sus gustos ya se los tenemos preparados. Cuando vemos alguna novedad enseguida nos acordamos de las personas y entonces se las podemos ofrecer. También las desideratas que son las novedades que ves en algún reportaje y nos piden que le traigamos una publicación en concreto. A veces también nos preguntan por información bibliográfica, quién ha escrito un determinado libro etc.”

Bibliobús en Robliza de Cojos. Fotos Andrea M.
Bibliobús en Robliza de Cojos. Fotos Andrea M.

Finalmente, estando en plena era digital, que además avanza cada día más a pasos agigantados, los dispositivos electrónicos no son un problema mayor para el papel, y mucho menos para desbancar a este servicio con tres décadas en la provincia charra: “En los pueblos el uso de los móviles y dispositivos electrónicos no nos están afectando demasiado. De hecho, hay gente que ha venido alguna vez y nos han dicho que le han regalado un e-book y que igual vendría menos, pero no, al final vuelven a coger libros al bibliobús porque el papel tiene mucho tirón”. No obstante, Fátima manifiesta que “ofrecemos otro servicio que es el eBiblio, y que es complementario, donde la gente se puede descargar novedades, libros y todo lo que quieran de forma gratuita”. Aunque en este caso, sí advierte de que “se trata de un servicio que funciona como una biblioteca física y los préstamos son de 21 días”.

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