(VII) De ruta por la Senda del Duero occidental: El rosa y blanco, el paisaje de las almendreras de Vilvestre a Saucelle

Los campos de almendros hacen de este paseo un remanso de tranquilidad y disfrute para los sentidos con espectaculares vistas de las arribes y el Duero

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Senda del Duero en Vilvestre
Senda del Duero en Vilvestre

El recorrido entre Vilvestre y Saucelle es una de las 41 etapas que forman parte del Camino Natural Senda de Duero que comienza en la Sierra de Urbión, Soria, y finaliza en Vega Terrón, recorriendo más de 750 kilómetros. Centrados en la Senda del Duero occidental, son 32 rutas -10 por tierras charras y la primera entre la localidad zamorana de Fermoselle y Trabanca- que parte de Roa-Peñafiel hasta finalizar en la frontera con Portugal, ya en tierras charras.

Séptima ruta de la Senda del Duero occidental en Salamanca: El paisaje de las almendreras

Esta etapa, de más de nueve kilómetros en unas dos horas de recorrido, es más suave y corta que las anteriores de la senda del Duero occidental por la provincia de Salamanca. La atalaya del Castillo de Vilvestre y los campos de almendros, que en primavera tiñen de colores los campos, hacen de este paseo un remanso de tranquilidad y disfrute para los sentidos, con espectaculares vistas de las arribes y el Duero.

La localidad de Vilvestre representa una atalaya sobre la llanura y marca el punto de inicio de esta etapa. Antes de comenzar merece la pena visitar la Casa Museo de los Arribes, un restaurado edificio de gran interés arquitectónico que aúna lo moderno y lo tradicional de un modo muy acertado.

El sendero abandona las anchas calles de Vilvestre en dirección sur. En las cercanías de las piscinas, a la altura de un abrevadero, el camino toma una pista extremadamente pedregosa, consecuencia del entorno pizarroso.

Vilvestre
Vilvestre

Poco a poco el recorrido deja atrás el caserío y se interna en un bosque de encinas dispersas, donde el sendero se estrecha y transcurre por un camino de piedra suelta.

El Camino Natural llega a un pequeño vallejo donde la vegetación es algo más exuberante que en el tramo anterior. Las plantas que se asientan en esta zona tienen las hojas pequeñas, siempre verdes y bastante duras; todo esto forma parte de una estrategia para vivir en unas condiciones austeras, con elevadas temperaturas durante el verano y escasas lluvias a lo largo del año.

Superado el vallejo, el paisaje se abre ante los ojos del senderista. Las casetas de los pastores, conocidas como casitos, acompañan el camino. El itinerario avanza ahora por pistas más cómodas, si bien poco a poco los muros de piedra van estrechando el camino hasta quedar reducido a la anchura suficiente como para dejar paso a un carro tirado por ganado, lo justo y necesario en el momento de su trazado. Entre muros el sendero continúa rodeado por campos de almendros, quizás los únicos cultivos no abandonados, estando muchas de las otras fincas invadidas por escobas.

La estrecha senda por la que discurre el trazado desemboca en una pista de concentración parcelaria, gira a la izquierda y posteriormente a la derecha para alcanzar un camino de más entidad, donde las fincas son más amplias y la separación de los muros deja más libertad a la marcha.

Finalmente el camino toma la carretera SA-330 hasta llegar a Saucelle. El recorrido entra en el pueblo por la parte trasera del polideportivo. En las calles de la localidad y en la época adecuada -finales de verano, principios de otoño- es posible ver las almendras secándose al sol.

El sendero atraviesa el centro del pueblo y llega, tras cruzar la carretera, a un mirador con dos bancos de madera, desde donde se tienen unas magníficas vistas de la campiña que rodea el pueblo. En este punto finaliza la etapa.

Fuente: Ministerio de Agricultura

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