Desde la Asociación de Empresarios Turismo Arribes Sur han denunciado públicamente los continuos cortes y caídas del servicio de telefonía e internet que se vienen produciendo desde el pasado verano, y exigen a los responsables de la línea y compañías que la utilizan, una solución inmediata a estas deficiencias instalando las infraestructuras necesarias para la prestación de un servicio imprescindible que pagamos todos.
Desde la Asociación TAS instan a los empresarios, vecinos y en especial a los Ayuntamientos de la comarca de El Abadengo, que apoyen esta iniciativa y reclamen a las compañías por los cortes sufridos en las últimas semanas. Desde el pasado mes de julio las continuas caídas del servicio de internet y de la línea en los teléfonos móviles y fijos, además de la inestabilidad y lentitud de las líneas móviles, nos está provocando numerosos problemas en Lumbrales y otros pueblos de la comarca El Abadengo.
Esta situación afecta de manera especial a nuestros establecimientos empresariales, comercios y hostelería, desde el acceso a los datáfonos de cobro con tarjeta, a la oferta de nuestros productos y el acceso a la red para otras cuestiones como la gestión de compras, la atención telefónica, el correo electrónico o las redes sociales. Pero también a otros servicios como la atención primaria en el Centro de salud y los consultorios, o en las entidades bancarias.
"Consideramos inadmisible que ninguna compañía de operadores de telefonía se haya pronunciado públicamente sobre estas averías, ni haya informado ni pedido disculpas por la interrupción de un servicio básico para todos", aseguran. Hasta el momento, y después de tres importantes cortes en la red -dos de ellos de más de 24 horas- padecidos desde el pasado mes de julio, nadie se ha hecho responsable de las causas ni, por supuesto, ha descontado de las facturas las horas sin servicio. Según informaciones a las que ha tenido acceso TAS, estos problemas podrían estar causados por la precaria instalación de un cable a la altura del puente del río Camaces, en la C 517, donde puede verse un cable de fibra en el suelo, cruzando un camino rural y entre zarzas, y sujeto al pretil del puente por una simple cuerda de plástico. Una imagen tercermundista que se mantiene desde hace más de cuatro meses.
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