Vilvestre acogió este sábado y por octavo año una nueva edición  de la Feria Transfronteriza del Aceite y el Olivar, una cita convertida ya en referencia imprescindible en la que se volvió a poner de manifiesto que, a pesar de que la producción olivarera de la zona es limitada, está llena de posibilidades. Tan es así, que el ?zumo de aceituna? de algunas almazaras de la zona comienza a traspasar fronteras convenciendo al consumidor tanto por su calidad como por un sabor que lo hace único merced a un microclima excepcional.

Una docena de expositores llenaron la carpa donde se ubica la Feria por la que desfiló numeros público durante las casi cinco horas de feria. Todos los expositores tenían algo que ver con la materia prima que da origen a la cita. Así, el visitante encontró productores de aceite que no solo dieron a probar su producto sino que, incluso, permitían cerrar visitas a almazaras del entorno. De igual modo, se pudo adquirir maquinaria exclusiva de la olivicultura, productos cosméticos elaborados con derivados de la aceituna e incluso artesanía en la que el aceite también juega un papel determinante.

A la vez, el salón de actos de la Casa los Frailes -ubicado en el Ayuntamiento frente a la carpa de la Feria- acogió un taller de elaboración de aceituna de mesa y olivada, una charla sobre la creación del museo etnográfico de Vilvestre y una degustación de productos de la zona con la que se despedirá la jornada.

 

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