En la Residencia de Mayores de la Fundación Hospital General de la Santísima Trinidad trabajan diariamente, con una gestión eficiente de los recursos disponibles, para proporcionar a los residentes una atención personalizada y de calidad y garantizar que su estancia sea cómoda, agradable y segura. Desde el inicio de la pandemia, siguiendo las directrices marcadas por el Ministerio de Sanidad y las autoridades autonómicas y locales en materia de prevención e higiene sobre el Covid, se han adoptado un conjunto de medidas, certificadas por AENOR, para garantizar la seguridad y protección de los residentes, trabajadores y familiares.
Para la obtención de este certificado, AENOR ha evaluado un amplio abanico de aspectos como la gestión de riesgos y de la salud en el trabajo; la formación, información y comunicación desarrolladas; las medidas tanto organizativas como de protección puestas en marcha (distancia mínima, control de aforo, uso individual de equipamiento y material, etc.) y las buenas prácticas en limpieza e higiene, entre otros.
¿Cómo se está viviendo la pandemia en la Residencia de Mayores Santísima Trinidad
Han sido meses complicados, sobre todo al principio, porque desconocíamos la magnitud de esta crisis sanitaria. El sector sociosanitario ha sido uno de los más castigados; en poco tiempo, el número de contagios y de fallecimientos en las residencias cada vez era mayor. Trabajamos contrarreloj para reforzar, tanto las medidas preventivas y de seguridad, como los recursos humanos y materiales del centro, según refiere Pablo Santos, director del centro de mayores Santísima Trinidad.
En todo momento, nuestra prioridad ha sido y sigue siendo la de proteger al máximo a nuestros mayores, uno de los sectores más vulnerables y afectados en esta pandemia y con ese objetivo trabajamos, continúa Pablo Santos.
¿Qué medidas se han adoptado para garantizar la seguridad de los residentes?
Hay que tener en cuenta además que, según las directrices marcadas por las autoridades sanitarias, se adoptaron medidas muy restrictivas que afectaron al funcionamiento diario del centro residencial y a la actividad de los residentes: suspensión temporal de las visitas y de las actividades grupales, uso obligatorio de mascarilla, vigilancia del cumplimiento de los aforos, de la distancia de seguridad e higiene de manos, desinfección permanente de espacios, renovación constante del aire, servicio de restauración en las habitaciones en lugar de en los comedores grupales, etc., lo que provocó una mayor sensación de aislamiento y soledad en nuestros residentes. Sin embargo, en cuanto el número de contagios empezó a reducirse y, para intentar paliar esta situación de soledad y aislamiento derivada de la situación de crisis sanitaria, se procedió a normalizar paulatinamente todas las actividades y rutinas de la Residencia, tan necesarias para nuestros mayores: mantener y/o reforzar la comunicación entre residentes y familiares, reanudar las sesiones de terapia ocupacional, etc., siempre extremando las medidas de protección y seguridad, explica el director de la residencia.
A día de hoy, siguiendo las indicaciones de las autoridades competentes, se han reforzado algunas de las medidas adoptadas desde el inicio de la pandemia, con la realización periódica de pruebas de detección del covid-19, tanto a residentes como a trabajadores, con el fin de evitar la aparición de nuevos brotes. El resultado de las últimas pruebas realizadas el pasado mes de noviembre ha sido negativo para todos los trabajadores y residentes del centro, señala Pablo Santos. Seguiremos trabajando en la misma línea en la que lo hemos hecho hasta ahora, aplicando todas las medidas de protección y prevención establecidas en nuestro Plan de Actuación frente al COVID-19, certificadas por AENOR, para garantizar el bienestar de nuestros residentes, concluye el director del centro residencial.
