La acusada de apuñalar a una educadora en el centro Padre Damián amenaza a una testigo durante el juicio y es desalojada de la sala

"Maldita sea tu estampa, asquerosa. Sé quién eres, a mí no me tratas así, cerda", ha declarado

Juicio P.J.N.R. por tentativa de asesinato
Juicio P.J.N.R. por tentativa de asesinato

Durante la tarde del 18 de julio de 2022, P.J.N.R., persona que se identifica como mujer, se presentaba a las puertas del centro Padre Damián con un arma blanca, que posteriormente utilizó para agredir a una de las educadoras en el costado en varias ocasiones. Este lunes se ha celebrado el juicio contra la acusada, por el que el Ministerio Fiscal solicita diez años de prisión para la agresora por tentativa de asesinato, además de un retribución a la víctima por los daños físicos y mentales que ha podido ocasionarle, incluida una intervención quirúrgica. 

Un juicio que ha estado protagonizado por la violencia de la acusada, que hasta en una ocasión, en la que una testigo protegida estaba declarando, se ha levantado y ha expresado: "Maldita sea tu estampa, asquerosa. Sé quién eres, a mí no me tratas así, cerda". Hechos por los que el personal de la sala ha procedido a su desalojo durante las declaraciones de la testigo. 

Los hechos según la acusada: "Estaba poseída"

Desde el principio, la agresora ha querido dejar claro en el juicio que el día de la agresión "no se encontraba en sus cabales". "Lo tengo todo nublado, estaba como poseída". Así ha justificado el no tener muchos recuerdos del día de la agresión, por lo que sus declaraciones se han caracterizado por saltos en el tiempo y testimonios carentes de coherencia alguna. La acusada asegura que, a pesar de mantenerse al margen de la comunidad del centro, los mismos "le hacían la vida imposible", y ha dado ejemplos como que la obligaban a recoger las colillas del suelo a pesar de no ser fumadora o vertían leche en las mesas mientras ella las limpiaba. "Estaba harta y empezaba a tener pesadillas. Pedí en varias ocasiones ser tratada por un psiquiatra, pero nadie me hizo caso".

Conocía a la víctima a la que apuñaló, una educadora del centro, porque coincidieron en prisión tiempo antes, pero afirma que se trataba únicamente de una relación cordial. El tiempo que estuvo en prisión reconoce que ya sentía ese "desequilibrio mental", y que incluso en el centro penitenciario, tuvo que beberse una botella de lejía para que la trasladaran al Hospital, momento en el que comenzó con la medicación. 

"El día que sucedió todo, pasé por el centro para comer, como un día normal", declaró la acusada, "fue cuando vi a una de las educadoras en la puerta con mis cosas y entré en pánico", por lo que justifica que no es consciente de los actos que cometió.

Con respecto al arma que portaba, un cuchillo con una hoja de hasta 15 centímetros, la agresora ha declarado que se trataba de un arma que siempre llevaba encima y que se había encontrado en un contenedor tiempo atrás. 

La víctima: "Sentí un puñetazo por la espalda, y cuando me giré, me di cuenta de que me había apuñalado"

Después de las declaraciones de la acusada, la víctima, M.S.G.M., subió al estrado. En contra de las declaraciones anteriores, la educadora afirma que, tras coincidir en el centro penitenciario, ambas establecieron una relación de amistad. "Dentro de la cárcel ella no se movía y estaba sola. Yo la invitaba a bailar sevillanas conmigo y le compraba "cocacolas" o chocolate". 

"Cuando ella llegó al centro y la vi, sentí una alegría tremenda", ha afirmado la víctima. "Todo empezó dos días antes de la agresión, cuando, nos reunieron a las dos por un incidente que había ocurrido en el centro con un bote de pintura y yo dije que habría sido ella. Al día siguiente, se acercó a una de las ventanas del centro y me dijo que tendría que estar muerta". 

El día que entró en el centro presa de la ira, la víctima se encontraba en el primer piso del centro regando las plantas, cuando sintió "un puñetazo por detrás". "Cuando me giré, me di cuenta de que me estaba apuñalando. Pedí ayuda y me tendí en el suelo. Un compañero mío le quitó el cuchillo y me salvó la vida". La mujer, no recuerda más, pero siente que si no hubiera intervenido su compañero, "me habría acabado matando". 

Tensión en las declaraciones de la educadora que abrió la puerta del centro a la acusada el día de la agresión

El momento de declarar de la educadora del centro que abrió la puerta a la agresora el 18 de julio, como testigo protegido, ha estado protagonizado por la tensión en la sala debido a una reacción agresiva por parte de la acusada, que se ha levantado y ha amenzado a la mujer, por lo que los agentes de seguridad han procedido a desalojarla de la sala. "Encima la perra se esconde", ha gritado la acusada mientras se la llevaban.

Según esta educadora, la acusada llegó al centro solicitando recoger sus cosas, a lo que ella fue a por una bolsa que ya estaba preparada con sus pertenencias para entregársela, y fue cuando la agresora la empujó y entró dentro del centro corriendo. "En ese momento, llamé al 112 y a mis compañeros, luego, subí a la primera planta y me encontré a M.S.G.M. llena de sangre y siendo atendida por varios compañeros". Después, los agentes de seguridad procedieron a su detención. 

El educador que socorrió a la víctima, los agentes y los médicos forenses 

El educador que socorrió a la víctima, únicamente ha declarado que no solicita ningún tipo de retribución hacia su persona ni ninguna pena para la acusada. 

Por otro lado, los cuatro agentes de la Policía Nacional que se personaron en el centro el día de la agresión, coinciden en sus versiones. Cuando llegaron, la acusada estaba a las puertas del centro "muy alterada". Los agentes atendieron a la víctima junto a los servicios sanitarios, requisaron el arma blanca de dentro de una papelera del centro y procedieron a su detención. 

En lo que respecta a los informes forenses, tanto de la víctima como de la agresora, la primera presentaba tres heridas penetrantes y a pesar de que las mismas, "no presentaban daños a los órganos vitales, la víctima podría haber muerto desangrada". Por otro lado, a la agresora se le detectó un trastorno psicológico no específico, pues responde a varias patologías que incluyen inestabilidad emocional e impulsividad, aunque la médico ha declarado que "en el momento de la agresión no se podría considerar una disminución de las capacidades cognitivas, pues no fue un acto impulsivo, estaba planificado"

 

Por todo esto, el Ministerio Fiscal considera que las pruebas son más que suficientes para condenar a la víctima por tentativa de asesinato. La Defensa, por el contrario, declara que se trata de un acto no premeditado, consecuencia de un estado de alteración y cuyo objetivo no era terminar con la vida de nadie.

Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios

Lo más leído