​“Aprovechó que no veo bien para mirar el PIN de mi tarjeta cuando iba a comprar a la carnicería. Luego me quitó mucho dinero”

Son palabras de una mujer de 83 años que ha declarado como víctima de un presunto delito de estafa llevado a cabo por la mujer que le ayudaba en las tareas del hogar en su vivienda, situada en la calle Arco. Según el escrito del Ministerio Fiscal la acusada habría aprovechado un pago que realizó la mujer con la tarjeta de crédito para hacerse con el pin y extraer más de 6.000 euros

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Una trabajadora del hogar ha tenido que declarar en la mañana de este martes en el Juzgado de lo Penal número 2 de Salamanca como acusada por, presuntamente, hacerse con la tarjeta de crédito de la mujer de 83 años, y con problemas de visión, para la que trabajaba.  La trabajadora, que según la acusación particular ya había protagonizado un suceso similar, pero del que devolvió el dinero, se enfrenta a una pena de dos años por, según el escrito de calificación previa del Ministerio Fiscal, hacerse con la cantidad de 6.700 euros –en diferentes extracciones- haciendo uso de la tarjeta de crédito de la mujer.

Los hechos se remontan al 20 de julio de 2018, cuando la acusada trabajaba como interna en una vivienda situada en el número 12 de la calle Arco. Allí, según declaraciones de la propia víctima, “acudimos a comprar a una carnicería cercana. Yo tenía que hacer una compra de un jamón y como era una buena cantidad fui a pagar con la tarjeta de crédito. Debió ser en ese momento cuando, aprovechando que yo no veo bien, se fijó en mi número de PIN y días después sacó dinero de mi cuenta”.

La propia acusada ha afirmado que sí acompañó a la mujer a la carnicería, pero “nunca vi su PIN, ni después hice uso de la tarjeta. Cuando he ido a comprar algo ha sido ella la que me ha dado el dinero”.

Fueron los hijos de la mujer quienes se dieron cuenta días después, cuando les llegó por correo el extracto de los movimientos, que su madre había llevado a cabo una serie de extracciones diarias que ascendían a 6.700 euros. “Mi hermano –cuenta la hija de la víctima- vio el extracto y llamó a mi madre para preguntarle el motivo de retirar todo ese efectivo. Ella negó haber sacado dinero y le pidió que fuera a mirar a la cartera si tenía la tarjeta de crédito, pero allí no estaba. Mi madre nunca había hecho uso de la tarjeta de crédito, solamente el día de la carnicería. Cuando necesitaba dinero éramos nosotros la que la acompañábamos al banco para sacarlo”

“Yo a la Policía le dije que, si tengo que dar algo de ese dinero, no iba a ser yo sola la que lo pagara”

Un agente de la Policía Nacional, que ha declarado como testigo de los hechos al interrogar a la acusada el día que fue detenida, ha asegurado que la mujer estaba muy nerviosa, roja y le sudaban mucho las manos. “Al poco se derrumbó y se puso a llorar diciendo que ella se había gastado el dinero, pero que lo devolvería”.

Sin embargo, la propia acusada ha afirmado que esas palabras las dijo porque ya la estaban acusando y “si tengo que dar algo de ese dinero, no iba a ser yo sola la que lo pagara porque en la casa había otra chica trabajando”.

Precisamente, esa chica estaba, según declaraciones de los testigos, solamente las tres horas que la acusada no se encontraba en la casa y “solo acompañaba a mi madre en el salón y jamás salió con ella a comprar”, coinciden en sus declaraciones los dos hijos de la víctima, eximiendo así de toda culpa a la segunda cuidadora.

A parte del valor superior a los 6.000 euros que la mujer reclama, también asegura que le faltaron, en el periodo que estuvo la trabjadora a su servicio, diferentes pertenencias valoradas en 269 euros, tales como unos zapatos, ropa de cama, una Tablet y un poncho de lana, “me faltaba todo en casa cuando volví del hospital porque me había ingresado por un ictus que me dio”, ha asegurado la mujer de 83 años.

Por estos hechos, el Ministerio Fiscal solicita para la acusada dos años de prisión, alegando que “no consta que la otra mujer que trabajaba allí saliera a comprar alguna vez con la víctima, por lo que todos los indicios apuntan a que hay una única sospechosa, quien, además, confesó los hechos. Es más, la extracción de dinero de la cuenta cesó en el justo momento en el que la acusada se marchó de vacaciones”.

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