La Audiencia Provincial de Salamanca absuelve a un hombre para quien el fiscal pedía 10 años de cárcel por agresión sexual a una joven


La Audiencia Provincial de Salamanca ha informado en la mañana de este martes, 24 de noviembre, que ha absuelto a un hombre para quien el fiscal solicitaba 10 años de prisión por un presunto delito de agresión sexual, después de que la joven con la que mantuvo relaciones sexuales tras una noche de fiesta le denunciara

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La Sala aplica el principio "in dubio pro reo" tras valorar las versiones contradictorias de denunciante y denunciado, versiones que han generado en el Tribunal "una duda lo suficientemente importante para no tener la convicción suficiente para dar mayor veracidad a una de las versiones llegada la hora de acoger una u otra, y es en este momento cuando debe atenderse al principio pro reo" y absolver.

En este sentido, la sentencia destaca que que "no existe ningún elemento de prueba que fundamente la comisión de un delito de agresión sexual, ya que no existe ningún dato en el procedimiento del que se deriva que el acusado empleó violencia o intimidación para mantener relaciones sexuales con la denunciante".

Los magistrados tienen "serias dudas de cómo ocurrieron los hechos, ya que sin considerar que la versión de la denunciante sea inverosímil y no puedan haber ocurrido los hechos como ella alega, lo mismo se puede mantener de la declaración efectuada por el denunciado, cuya explicación de lo sucedido incluso tiene más soporte probatorio que la denuncia efectuada".

En su resolución, que ya ha sido notificada a las partes, los jueces aclaran que "la existencia de estas dudas no significa que la presunta víctima haya faltado a la verdad, ya que en apoyo de su argumentación está el hecho de que la denuncia le ha ocasionado importantes molestias, sin ninguna ventaja apreciable. No obstante, como se ha señalado la versión del acusado ha sido igualmente creíble y por la ausencia de otros elementos objetivos, se ha planteado una duda real a este Tribunal de cómo ocurrieron los hechos investigados".

La sentencia no es firme. Puede ser recurrida en apelación ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. 


“Creo que ha denunciado porque dejé de comunicarme con ella. En ningún momento me dijo para, quieto o no sigas”

Durante el juicio, celebrado el pasado 15 de octubre, el ahora absuelto, de origen peruano y de 36 años, aseguró que se conocieron por Facebook, “por una aplicación que buscaba crear un grupo de WhatsApp para hacer amigos. Le di a me gusta y ella contactó conmigo, me pidió el número de teléfono y me introdujo al grupo. Después nos vimos una vez en un pueblo, Villares —Villamayor según la declaración posterior de ella— creo que se llama, pero solo nos saludamos. Otro día me escribió para que fuéramos a las fiestas de Pizarrales, lave el coche y pasé a buscarla”. 

Según contó el acusado, mientras estaban en las fiestas de este barrio de Salamanca recibió la llamada de dos amigas, por lo que decidieron bajar a dos bares del centro para estar los cuatro juntos, pero “primero pasó ella por su casa a coger dinero”.

Posteriormente, aseguró que sus amigas se marcharon y se quedaron los dos dándose besos dentro del bar situado en la calle Varillas. “mientras estábamos besándonos, le invité a ir a casa y accedió. Nos fuimos besando por la calle y también en casa, pero no la obligué ni la agarré de la cabeza para practicar sexo oral. Fuimos a la habitación y yo tenía que ir un momento al baño, al volver ella estaba en ropa interior y con una camiseta, yo me puse un pantalón corto y nos fuimos a dormir”.

Continuó testificando que se despertaron cuando la madre de la presunta víctima le llamó por teléfono, “le dijo que estaba en casa de una amiga y de ahí se iría a su casa. Después estuvimos conservando abrazados, inclusive mandamos un audio al grupo diciendo: Buenos días grupo. A continuación, me fui al salón a tomar un té y ella se quedó en la cama, cuando estaba allí con el ordenador apareció ella en camiseta y ropa interior y le dije que se pusiera algo porque no vivo solo y me hizo un gesto como que no le importaba y se acostó en mi costado y estuvimos hablando de música”.

En su versión de los hechos, aseguró que “le dije que tenía un partido de fútbol a las 9 y media y le comenté que si quería podía dormir un poco más, pero ella me hizo una caricia y un gesto como de “vamos a la cama” y dije: vamos. Allí nos tumbamos con la ropa puesta y otra vez nos empezamos a dar besos y caricias, nos quitamos la ropa y estuvimos jugando con el tema. Me puse encima, abrió las piernas y empezó la relación; ella aceptó y cuando terminé le di un paño para que se limpiase. Después me preguntó que si tenía bidé, pero le dije que no sabía que era eso y ella me explicó que era algo al lado de la taza del baño. Luego me vestí para ir a jugar al fútbol y terminé el té, me contó que tenía hambre y le expliqué que no tenía víveres porque suelo comer fuera, pero que podíamos ir a desayunar al bar que está al lado de su casa”.

Justo después, prosiguió, “nos montamos en el coche y fuimos para allá, pero estaba cerrado. Se me hizo tarde para jugar al fútbol y le dije que si le parecía bien le dejaba en casa, después me mandó unos mensajes que me descolocaron y que ella borró”.

Estos mensajes, según fue explicando las diferentes partes en el juicio, habían sido enviados por la víctima y donde ponía cosas como: “no me has dado un beso de despedida”, “me dijiste que no eras de esos que echas un polvo y adiós, espero que sea verdad” o “mucho decirme que no eres como los demás hasta que consigues lo que quieres ¿Realmente te gusto?, anoche me dijiste que me querías”.

El acusado dijo que la denuncia vino porque él no quería nada más con ella. “Me sentí agobiado, porque la conocía poco y ya me mandaba esos mensajes. Me sentí intimidado, cuantos más mensajes me llegaban más me agobiaba. Yo nunca dije que la quería, solo me parecía simpática, incluso dos días después me dijo que la fuera a ver a su casa, pero yo le contesté que no quería verla. Estos mensajes lo que hicieron fue alejarme y decidí cortar la relación”.

“Me sentí intimidada, me rebasaba la situación. Le pedí que por favor me dejara, que no quería nada más”

Después de la declaración del acusado, la víctima, protegida por un biombo y en un afectado estado emocional, contó su versión de los hechos. Unas palabras que en un primer momento fueron prácticamente inentendibles por su estado, pero fruto también de la actual situación y de la acústica de la sala de vistas de la Audiencia Provincial, puesto que, como de por sí, la sonoridad ya es deficiente, a esto hay que añadirle que por protocolo COVID las ventanas tienen que estar abiertas y el ruido de la calle se mezcla con la dificultad de entendimiento a través de una mascarilla.

A pesar de estas dificultades, hubo una frase repetida en varias ocasiones por la víctima “yo le dejé claro que no iba a pasar nada más". Después siguió explicando que "fuimos a su casa porque ya no había bus nocturno y no tenía dinero para coger un taxi, el me propuso ir a su casa y no me pareció mal, era mi amigo”.

Afirmó que en la casa se besaron, pero que le advirtió "expresamente que solo iba a haber besos y nada más. Llegamos a casa y me iba a quedar a dormir en el sofá, pero al final yo fui a la habitación, me quedé en ropa interior y apareció él”. A continuación, siguió testificando, “apagó la luz y le dije que no quería nada más, que me dejara que quería dormir. Me contestó que no pasaba nada que él me quería mucho y que no iba a pasar nada pero que quería dormir conmigo. Sin embargo, me tumbó sobre la cama y le pedí que por favor me soltara, el siguió besándome e intenté zafarme, pero no podía”.

Del mismo modo, contó que “él me agarró de la coleta y me dijo unas palabras que no se me iban a olvidar: chúpamela un poquito, solo un poquito. Luego se puso encima de mí y me dio la vuelta y me obligó a tener relaciones con él. Primero me penetró vaginalmente y más tarde analmente. Después me levanté y me fui a vestir para irme a casa”.

No obstante, a preguntas posteriores, aseguró que al final se quedó allí a dormir después del presunto abuso sexual pidiéndole ella "que por favor me dejara descansar bien que trabajaba al día siguiente y se quedó él allí conmigo y luego lo volvió a intentar. No pude dormir mucho, la verdad, hasta que me llamó mi madre por la mañana y fue cuando nos despertamos. No contesté al teléfono, no sé por qué".

"Luego se levantó y se fue al salón, me puse la camiseta y le dije que si me podía acercar a casa, me sonrió y me contestó que no me preocupara que siguiera durmiendo, así que me fue a la cama, pero vino otra vez y volvió a hacerlo. Yo no dejaba de suplicarle que, por favor, parase”. Acto seguido, según la declaración de la víctima, se fue al baño, se lavó y el acusado le llevó en casa en coche".

Luego continuó indicando que en las jornadas posteriores no denunció al joven —lo hizo dos días después en el hospital, aunque ella en un principio no quería hacerlo— porque “estaba confundida". "Él me estuvo diciendo toda la noche que me quería, me daba abrazos y no sabía muy bien qué estaba pasando. Estaba super confundida y me creí que me quería de verdad. Quería una relación más profunda con él”.

En cuanto a los mensajes que mandó después, ella afirmó que los mandó porque “realmente me había estado diciendo que me quería, yo me lo creí tan inocente. Pensé que de verdad me hubiera querido y que a lo mejor eso solo lo había hecho porque había bebido”.

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