Agentes de la Guardia Civil, pertenecientes al Grupo de Delitos Económicos de la Unidad Orgánica de Policía Judicial, detuvieron a un total de 27 personas por formar parte de cuatro organizaciones delictivas perfectamente estructuradas y que funcionaban de manera independiente para la distribución de grandes cantidades de cocaína en diez provincias españolas, entre las que se encontraban Salamanca, Burgos, León y Valladolid.
La operación, desarrollada bajo el nombre 'Águila-Frazen' con el apoyo de la Policía Autónoma Vasca y varias Policías Locales, logró así deshacer un complejo entramado delicuencial por el que las cuatro organizaciones actuaban de manera independiente si bien convergían en la organización principal para abastecerse de cocaína. Se contó además, para el desarrollo de la operación, con la colaboración de la Agencia Antidroga de los Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), que facilitó información sobre algunos de los investigados.
El origen de la investigación se remonta a la primavera de 2018, cuando los agentes expertos en delitos económicos de la Comandancia de Madrid se encontraban estudiando una documentación que pudiera estar relacionada con un delito de blanqueo de capitales a través de la compra-venta de automóviles de alta gama, informó a través de un comunicado la Guardia Civil.
Las investigaciones realizadas por este entramado llevaron a los agentes encargados de la investigación a descubrir la interrelación entre varios grupos delincuenciales cuyo nexo de unión era un grupo encargado de suministrar cocaína que venía directamente de Sudamérica. Así, los agentes lograron identificar y detener a todos los miembros de los distintos entramados, la mayoría de ellos con antecedentes policiales. Incluso, uno de los grupos desmantelado tiene una estrecha vinculación con la extrema derecha, contando alguno de sus cabecillas con antecedentes por homicidio.
Para el desarrollo de las detenciones se realizaron 23 registros domiciliarios en Madrid, Bilbao y Valladolid, donde se intervino un total de 239 kilogramos de cocaína de gran pureza, 754 gramos de resina de hachís, y se desmanteló un laboratorio de adulteración de cocaína situado en la localidad de Getafe (Madrid), que albergaba una gran cantidad de precursores para la adulteración de la droga intervenida. Asimismo, fueron intervenidos 697.000 euros en efectivo, cinco armas de fuego, armas prohibidas, armas blancas y se localizaron uniformes policiales y elementos luminosos para actuar como falsos policías.
El entramado distribuía cocaína en cantidades de notoria importancia en Madrid, Toledo, Salamanca, León, Valladolid, Asturias, Bilbao, Cantabria, Zaragoza y Burgos. Los detenidos eran también expertos en blanquear dinero, por lo que los agentes solicitaron al titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional el bloqueo de 203 cuentas bancarias con más de 750.000 euros, 43 inmuebles en España y 121 vehículos, la mayoría de alta gama.
Dobles fondos para el transporte de dinero y droga
La organización distribuidora de cocaína estaba asentada en Madrid, hasta donde se desplazaban los integrantes de otras organizaciones para realizar las transacciones de droga. Durante el estado de alarma, utilizaban coberturas diseñadas bajo la apariencia de estar trabajando, lo que les permitía desplazarse y sortear los controles policiales. Para realizar estas transacciones, tomaban elevadas medidas de seguridad, contaban con teléfonos encriptados o inhibidores de frecuencia, y siempre tenían personas que realizaban labores para dar seguridad.
Para lograr evitar que les intervinieran la droga o el dinero, habían practicado sofisticados dobles fondos en sus vehículos que les permitían transportar la cocaína o el dinero de manera segura.
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