El grupo de nigerianos acusados de traer a España mujeres como esclavas sexuales niega los hechos: "Solo las ayudé para que no las engañasen y nunca le pedí nada"

Se enfrentan a una pena conjunto de casi 50 años de prisión acusados de traer a compatriotas y obligarles a ejercer la prostitución bajo amenazas y coacciones mediante rituales de vudú

Juicio trata de seres humanos, Audiencia de Salamanca
Juicio trata de seres humanos, Audiencia de Salamanca

Casi 50 años de prisión. Esa es la condena conjunta a la que se enfrentan un grupo de 4 nigerianos (dos mujeres y dos hombres) por presuntamente traer a compatriotas a España y obligarles a ejercer la prostitución aunque este lunes, ante el juez de la Audiencia Provincial han negado los hechos. La presunta líder del grupo (J.O.), en su declaración ha negado "no saber" nada relacionado con estos hechos ni haber obligado a las chicas a ejercer la prostitución a pesar de que en en el registro efectuado en su domicilio, ubicado en la calle Topacio de la capital, los agentes encontraron sobres con el nombres de chicas y anotaciones contables. 

Además, durante el registro los agentes también encontraron una bolsa con numerosos preservativos en su interior que ha dicho "utilizarlos ella puesto que ejercía la prostitución", así como bolsas con uñas, pelo o incluso sangre que, ante el Tribunal, ha asegurado que las chicas que vivían con ella le pedían que se lo guardase para después enviarlo a Nigeria puesto que eso "traía buena suerte". Este hecho contrasta con el escrito de calificación previo al juicio del Ministerio Fiscal en el que aseguraba que a las chicas se le coaccionaba a ejercer la prostitución mediante ritos de vudú y que se valían de estos elementos para realizar dichas prácticas. 

J.O. ha negado no saber nada de lo que se le acusa y que estas chicas a las que supuestamente se les controlaba para prostituirse, "no trabajaban para ella y que solamente las acogió en su casa porque se lo pidió una amiga suya de Nigeria y que le cobraba una determinada cantidad de dinero por vivir en su casa" en concepto de alquiler de la habitación, comida y facturas de la vivienda. Además, tal y como ha señalado la presunta líder de la trama y al contrario de lo que figura en el Auto, "no pidió ninguna cantidad económica a las chicas con las que vivía ni las amenazó con que le iba a pasar algo grave si no pagaban". 

Sin embargo, J.O. si ha admitido que las chicas ejercían la prostitución aunque de manera libre "para ganar dinero" y que las llevó con ella a un parking de la capital en la que la ejercían y que le dio unas claves "para que no las engañasen" pero que no le pedía nada de ese dinero: "Solo le cobraba por la habitación, comida y la parte proporcional de las facturas del piso", ha reiterado ante el juez. Sin embargo, también ha relatado que las chicas, a pesar de que "tenían llaves y teléfono móvil", se valieron de que ella no estaba en casa para escapar de allí "sin ninguna explicación" y que solo le pidió dinero porque debían varios "gastos de la vivienda". 

"La chica vino a ayudarme pero me engañaron, incluso me traicionó mi hermano"

A.C., otra de las principales acusadas también ha asegurado ante el juez y no tener ninguna relación con estos hechos ni con la otra acusada, a quien solo conocía de "un par de veces que ha acudido como clienta a la peluquería que regentaba en la capital". Sin embargo, ha dicho ser ella la "engañada y traicionada" tanto por la chica a la que acogió en casa como por su propio hermano, que le dijo "que la acogiera en su casa" y que le ayudó en su casa porque estaba embarazada pero que tenía problemas con su padre porque constantemente le "pedía dinero" y le mandaron con ella para que lo buscara. En lo referido a los rituales de vudú, ha asegurado haber amenazado con realizarlos pero que nunca ha llegado a hacerlo "porque no cree en eso". 

A pesar de ello, según se refiere en Autos, ella llama al dueño de un club de Zamora para ver "si estaban contentos con la chica que les había mandado" aunque ha dicho que lo hizo porque "estaba preocupada por ella" y solo se interesó para "saber como estaba". "Yo no le dije que ejerciera la prostitución, incluso me parece mal", ha señalado ante la Sala. 

"No sabía de qué trabajaba mi hermana ni el resto de chicas que vivían con ella"

D.O., uno de los presuntos controladores de las chicas obligadas a ejercer la prostitución y hermano de la supuesta líder del grupo, ha asegurado ante la Sala no saber "de qué trabajaba su hermana ni el resto de personas que vivían en el piso". Hasta que me acogió mi hermana ha manifestado que "vivía en la calle" puesto que no se hablaba con nadie de su familia y tuvo que huir de Nigeria porque es homosexual y eso en "su país no está bien visto y me pillaron con otro hombre", ha manifestado. 

"Tuve que escapar de Nigeria para que no me ocurriera nada y llegué a Europa y aquí es cuando mi madre le da ni número de teléfono a mi hermana para que me acogiera porque yo hasta entonces no tenía relación con ella porque no aceptaba que era gay. Yo no sabía de que trabajaba e incluso le pregunté y no me lo quería decir. Cuando llegué a su casa ( a la de J.O.) no pagaba nada y ni siquiera sabía si las demás chicas que vivían en el piso pagaban o no", ha esgrimido ante el juez. "El supuesto integrante de la red, al igual que su hermana, ha asegurado que "todos los que vivían en el piso tenían llave y libertad para entrar y salir".

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