El Ministerio Fiscal mantiene la petición de 20 años de cárcel para el presunto asesino del paseo de la Estación

En la última jornada del juicio oral, declaró un perito que confirmó las huellas encontradas en la habitación e informó sobre la retirada de diferentes objetos de la habitación donde se cometió el crimen como la bolsa en la que luego se encontró el mango. La acusación y defensa también mantuvieron sus penas de 25 años de prisión y libre absolución, respectivamente. El jurado popular se reunirá el jueves para estudiar su veredicto

 El Ministerio Fiscal mantiene la petición de 20 años de cárcel para el presunto asesino del paseo de la Estación
El Ministerio Fiscal mantiene la petición de 20 años de cárcel para el presunto asesino del paseo de la Estación

Fin al juicio por el crimen del Paseo de la Estación ocurrido el pasado 17 de abril de 2016 por el que Yolanda Jiménez resultó asesinada en el domicilio en el que residía, una vivienda que se alquilaba por habitaciones. Todas las partes mantuvieron sus peticiones para el único acusado por el presunto asesinato, el hondureño Roldán Armando Oyuela, que se elevan hasta los 20 años de prisión e indemnización de 250.000 euros para el Ministerio Fiscal, y de 25 años y 450.000 euros para la acusación particular. La defensa, por su parte, pide la libre absolución. 

En la última sesión de las tres que finalmente ha durado el juicio oral declaró un nuevo perito, que participó en la recogida de huellas dactilares en la habitación en la que se cometió el crimen. Este vino a confirmar lo que ya dijo su compañero el día anterior, en el que aseguró que se encontraron huellas dactilares de la víctima y el acusado en puertas del domicilio, así como de otra inquilina y alguna sin poder relacionarla con otra persona por no encontrarse esta en la base de datos. Además, arrojó el dato de que fue él el que trasladó ciertos objetos de una habitación a otra, como la bolsa en la que finalmente se encontró el mango del arma del crimen, que fue objeto de debate durante la primera jornada.

"No pudo ser cometido por otra persona"

En su informe, las acusaciones como el Ministerio Fiscal, la acusación particular y la Abogacía del Estado, mostraron la convicción de que el acusado era el culpable en base a las pruebas indiciarias que se han sucedido durante la vista. En este sentido, el primero comentó que "no hay otras personas que puedan mínimamente sospechosas. El acusado aparece hasta la saciedad".

En un ejercicio también académico para explicar con detalles al jurado popular las bases de su petición, dijo que estaban probados los antecedentes del acusado, incluidos los referentes por violencia de género a la víctima, de las que una tuvo que cumplir después de que la otra fuera retirada. Además, también consideró probado que durante ese fin de semana no se encontraba nadie más en el piso compartido salvo la víctima, por lo que el cerco se reduce. 

En este sentido, además, aseveró que la declaración del casero, el padre de la propietaria de la vivienda, fue crucial al acudir a esta última durante la tarde en la que se cometió el crimen, después de que este se hubiera producido y antes de llegar la Policía Nacional, y reconocer al acusado, al que ya conocía anteriormente. El pasaje de la fregona, cuando le preguntó desde fuera de la habitación por ella para que otra inquilina que iba a entrar a residir allí pudiera limpiar la misma, y que, dijo, fue reconocido por el propio acusado, probaría que efectivamente se trataba de él. Esta propia inquilina, que no declaró en este juicio, también comentó esto en declaraciones previas en sede judicial. "Es una situación rara, incriminatoria", dijo. 

"Qué casualidad que ese fin de semana no viera a su hijo"

El abogado del Estado también incidió en las declaraciones de la expareja, hasta octubre de 2015, con la que comparte un hijo al que, según las declaraciones de esta, había visto durante todos los fines de semana salvo el que se cometió el crimen, en el que mantuvo el móvil apagado. 

"No puede haber mayor ensañamiento"

Además de los hechos y de su autoría, en el juicio también se trata de dilucidar, si los dos primeros se consideran probados, en el posible ensañamiento que se pudo producir para considerarlo un asesinato y no un homicidio, con un grado superior en el Código Penal y una mayor petición de prisión. Las acusaciones en este sentido se mostraron igualitarias en asegurar que 51 puñaladas no puede ser otra cosa. "No puede haber mayor ensañamiento", comentó la acusación particular. 

En este sentido, el Ministerio Fiscal definió el ensañamiento como el intentar aumentar deliberadamente el dolor del ofendido y opinó que la víctima, efectivamente, había sufrido, más aún cuando los forenses hablan de signos de vitalidad y de defensa de la víctima. "Es una barbaridad", recalcó el abogado del Estado. 

Las declaraciones del acusado

El abogado del Estado también incidió en las declaraciones realizadas en el cuartel de la Guardia Civil en los momentos de la detención en la que habría comentado que no sabía cuántas puñaladas le había dado, entre otras, según comentó un agente. Además, el Ministerio Fiscal añadió las incongruencias y contradicciones en las que cayó en su declaración en el juicio oral y las realizadas en fase de instrucción. "Las declaraciones son en parte, de una manera sesgada, reconoce hechos y se contradice". 

El pasaje de la rotura de puerta también fue mencionado por las acusaciones, especialmente por la particular, que recordó que espontáneamente reconoció en su declaración que rompió la puerta, sin prestar mayor atención al porqué de ello. 

Presencia en el lugar y periciales

Más allá del tema de la fregona, las acusaciones aseguran que varios vecinos le sitúan en el lugar de los hechos como los vecinos de un portal aledaño, que afirmaron ver a una persona ida subir al primer piso y bajar sin emitir más sonido que un gruñido. A pesar de ello, los dos que declararon aseguraron que no parecía estar huyendo y solo uno lo reconoció en la rueda de reconocimiento. 

Las huellas y el ADN aparecido en diversas pertenencias de ambos, como la ropa de él, y en la habitación viene a ser "la prueba del algodón" para la acusación particular. El Ministerio Fiscal, de hecho, comentó que estas no pueden aparecer porque de vez en cuando el acusado pasara por allí, sino que "apunta al acusado una vez más". 

Parentesco

También consideraron probado las partes acusatorias el parentesco existente entre el acusado y la víctima, en este caso agravante del delito, que se situaría en la pena más alta dentro de los 15 a los 25 años que se piden por asesinato o, en su defecto, de los 10 a los 15 por homicidio. Todas las acusaciones recalcaron que ambos se encontraban casados en Honduras, país natal del acusado, y que convivieron numerosos meses, entre los que se encuentran los últimos de vida de Yolanda Jiménez, a tenor de las declaraciones del resto de inquilinas del domicilio, si bien es cierto que queda acreditado que hasta octubre de 2015 convivió con la otra pareja que tuvo y con la que comparte un hijo. 

La defensa: "Yo tengo dudas"

También de manera académica, la defensa trató de recalcar en la última intervención de todas las que tuvieron lugar, sin considerar la última palabra del acusado, las dudas existentes en el crimen. Sobre ello, comentó que, efectivamente, no hay pruebas directas ni testigos que vieran el suceso por lo que todo se basa en indicios en los que hay que respetar la presunción de inocencia. "Si no hay una prueba contundente, no debe ser condenado". 

Al respecto, sobre la autoría, comentó que el acusado ha negado los hechos en todo momento en su declaración en el juicio oral, a pesar de confirmar un relato incongruente e incoherente en ocasiones en las que "mezclaba cosas". A pesar de ello, aseveró que también lanzó la duda sobre otros posibles autores al comentar malas relaciones familias, con otras parejas o compañeros. 

La ropa y las huellas

La aparición de su ropa manchada de sangre con restos biológicos de la víctima y de él mismo no lo consideró una prueba concluyente al ser normal que, en el caso de este crimen, la sangre pudiera llegar a este ropaje que, por cualquier circunstancia como la convivencia, pudiera estar allí. El propio acusado reconoció que cierta ropa no había podido llevársela en una maleta que no se encontraba en el lugar, dijo, por lo que tuvo que dejarla allí, así como su móvil, en una pelea que tuvo el 14 con otra inquilina, y la documentación personal. 

Más allá de ello, consideró esencial que no apareciera ningún resto de sangre en su cuerpo o ropa en el momento en el que los agentes de la Policía Local de Terradillos le localizaran en la localidad salmantina, así como huellas dactilares en el mango. Sobre las aparecidas en objetos y el resto de la habitación, recalcó las 15 huellas que no se pudieron relacionar con nadie, más a debida cuenta de que por allí pasaba mucha gente, como comentaron vecinas, que llegaron a afirmar que se trataba de un "piso patera".

Relaciones con otras personas

La defensa alegó que otra de las testigos declaró que había visto a la víctima con otras personas. En concreto, se centró en un rumano por lo que "pudo ser otro u otra persona". Además, también comentó que un quinto de ese edificio también recibía muchas visitas y que, incluso, después de dejar de vivir en el lugar, mantenían la llave por lo que las dudas crecían.

Sobre la presencia de otras personas, recordó, como ya hubieran hecho las acusaciones, que en el lugar no se encontraba nadie ya que el resto de inquilinas se habían marchado ese fin de semana por lo que no pudieron ver nada. 

"No se debe confundir violencia desmedida con ensañamiento"

Por su parte, él no consideró que el ensañamiento se hubiera producido ya que no solo debe sufrir la víctima, sino que haya ese ánimo en el agresor. En este caso, dijo, no concurren ninguna de las dos circunstancias ya que los forenses no fueron capaces de decir si sufrió a pesar de las 51 puñaladas ya que no hay manera de determinar cuáles fueron antes que otras, por lo que si la primera se produjo en la zona del tórax, una de las que alcanzó corazón o pulmón, este no se habría producido.

Menos aún consideró que fuera un plan deliberado el intentar hacer sufrir a la víctima, sino que, en todo caso, se trató de matarla, precisamente por el hecho de atacar la persona que fuera la parte del tórax y el cuello en heridas mortales. 

Sin palabras de dos pruebas esenciales para la acusación

No se explicó, sin embargo, la posible presencia del acusado por la tarde en el domicilio, cuando le abrió la puerta al casero, sobre el que solo se comentó que existía una animadversión al acusado después de que, como él mismo declarara, le intentara echar de la vivienda al no tener un contrato. Además, recogió la dificultad para reconocerle en la vista y mencionó la frase que "se le quedó grabada": "será este, porque si no es este, ¿quién va a ser?". 

Ni siquiera unas palabras hubo para el hecho de que durante ese día no visitara a su hijo cuando lo había hecho todos los fines de semana anteriores, tal y como reflejó en su declaración su expareja hasta octubre de 2015. Precisamente, este hecho, también le sirvió para comentar que ya no tenía una relación con Yolanda y evitar el agravante de parentesco. Por el contrario, reflejó que, en caso de que sea declarado culpable, los atenuantes habría que tenerlos en cuenta ya que el hecho de que los forenses comentaran que posiblemente estuviera cuerdo en la comisión del delito, en el caso de que lo hubiera realizado él, solo es una opinión formada en una entrevista. 

¿Cómo se puede tomar declaración de esta manera?

En su última palabra, el acusado volvió a relatar hechos incongruentes que nada tienen que ver con la acusación. Sin embargo, sí se defendió con el hecho de que el móvil, los documentos y la ropa que se encontraron en la habitación se debía a que días antes tuvo que salir y no le cabía todo en la maleta. 

Aseguró, ante las declaraciones de las acusaciones y varios testigos de la violencia que empleaba, que tenía discusiones como cualquier pareja, y sobre sus declaraciones en el cuartel, afirmó que en el estado en el que se encontraba, después de mucho caminar, como lo atestiguaban las ampollas que tenía, era imposible hacerlo de manera coherente. "¿Cómo puede tomar declaración de esta manera?".

El jurado popular se reúne este jueves

Tras el término del juicio oral, resta aún el veredicto del jurado popular. Este se volverá a reunir desde las 9:30 horas de este jueves, después de una vista previa que tendrá lugar. Después de ello, y de contestar un cuestionario y dirimir de manera personal la culpabilidad o no del acusado, deberán comentar su decisión en base a las pruebas recogidas en un acto que puede tener lugar en cualquier horario a lo largo del día o, incluso, en caso de dudas, en jornadas posteriores. 

 

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