"Mi nieto era un ladrón pero tenía buen corazón. Lo que no era en absoluto es un abusador de menores"

SALAMANCA24HORAS ha podido mantener una entrevista con la abuela de 'El Kepa', el joven fallecido hace este sábado quince días en un brutal accidente en la A-66, a la altura de Villar de Plasencia. El joven, de 29 años, había sido previamente acusado de abusar de un menor en una nave semiabandonada del polígono El Montalvo. En unos días se iba a enfrentar a un juicio por un presunto robo cometido en Mozárbez. Ya había estado en prisión y no quería volver

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Tiene 83 años y ha vivido mucho. "Hace cuarenta años que soy viuda y he criado a cuatro hijos", asegura. No pasa sus mejores semanas. Dice que, desde lo que pasó con su nieto, le han tenido que ingresar dos días en el Hospital por problemas del corazón. "Lo tengo frágil, ¿sabes?, me han dado para que me lo arreglen en Los Montalvos, pero aquí estamos".

M. es una vecina respetada del salmantino barrio de San José. "De toda la vida". Es también la abuela de C.M.LL., alias 'El Kepa', el joven que, justo hace quince días, murió en un brutal accidente de tráfico ocurrido en la autovía A-66, en la provincia de Cáceres. Prefiere que no revelemos su nombre, aunque atiende la llamada de SALAMANCA24HORAS durante casi una hora. Dice que quiere limpiar la imagen de su nieto. Que no era una mala persona. 

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El joven falleció días después de quedar en libertad con cargos tras ser detenido por, presuntamente, retener a un menor y hacerle una felación en una nave semiabandonada del Montalvo. El cuerpo sin vida de 'El Kepa', de 29 años, permanece desde el fatídico día enCáceres, con custodia del Juzgado de Instrucción número 2 de Plasencia, que ha decidido finalmente que sea el pueblo en cuyo término municipal ocurrió el siniestro, Villar de Plasencia, el que se haga cargo del coste del entierro en su propio cementerio.

Una infancia dura

"Le llamaban Kepa por un jugador de fútbol. Lo cierto es que tuvo una infancia muy mala", explica. "Mi hijo y la madre del chico se separaron pronto y ella se lo llevó a Murcia y no nos lo dejó ver. Allí se juntó con un drogadicto y el niño aprendió, básicamente, a robar. Él mismo decía que se le daba bien, que le habían enseñado muy bien a ello", cuenta la mujer. "Mire, ladrón sí era, eso es cierto. Estuvo tres años en la cárcel por robar y ahora estaba pendiente de un juicio por lo mismo. No iba por buen camino, pero te aseguro que no era un abusador de menores", afirma.

El juicio al que se refiere iba a tener lugar en estos días por un presunto robo cometido por 'El Kepa' en una nave de Mozárbez a comienzos de año, de la que sustrajo numeroso material y le pillaron porque luego, trató de vender la mercancía en Wallapop. "Unos días antes de ser detenido por la denuncia esa (se refiere a lo del abuso de menores) habíamos hablado y él estaba concienciado de volver a prisión". "Voy a cambiar, abuela", le había dicho. "Pero él ya había estado en la cárcel y sabía que no es lo mismo entrar por ladrón que por abusador de menores. No te tratan igual", cuenta la anciana.

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Ella misma asegura que, años después de que se llevaran a su nieto a Murcia, lo había visto por la tele en el patio de una prisión. "Era el telediario y hablaban con un preso. En ese instante, por detrás del hombre al que entrevistaba ví a mi nieto y llamé rápido a su madre que me lo confirmó. Quise que, cuando saliera de la cárcel, se viniera a Salamanca con nosotros", indica.

Y con esas vivía 'El Kepa' antes de su final en la A-66. Había trabajado en una carnicería y de peón de albañil un tiempo. Vivía de alquiler en una casa en la calle Galileo. "Su ilusión era su coche, que se lo compró a un gitano por 1.500 euros, y la nave a la que acudía con el resto de sus amigos", afirma la mujer. A veces, él la llamaba para decirle que había arreglado parte del techo, que había encontrado unos sofás nuevos o había pintado alguna pared para adecentar el lugar, que estaba abandonado. "La policía sabía que estos chicos pasaban muchos ratos en esa nave. Era su cobijo. Un lugar donde hablar de coches, que le gustaban mucho. Él tenía la ilusión de ponerla bonita".

"La alcaldesa me ha dicho que vaya otro día, que nos tomemos un café más tranquilas" 

Ahora sus amigos quieren ir en una furgoneta al entierro que, supone, será esta semana. "La alcaldesa ha quedado en llamarme el lunes, pero yo me estoy pensando si ir, estoy muy débil". Dice que la alcaldesa le ha dicho que vaya otro día, con más calma, para que puedan tomarse un café juntas. "La verdad es que me ha ayudado mucho. Ha comprendido que soy viuda, que mi hijo está en el paro y que yo cobro una pensión muy pequeña y no puedo hacer frente al pago. Al final me ha llamado esta tarde (por la tarde del viernes) para decirme que han conseguido una ayuda de un municipio próximo, y que Villar de Plasencia sólo tendrá que pagar 1.000 euros. Le he dicho que yo lo pago, que lo entierren allí pero que el dinero lo pongo yo", exclama la mujer.

"Me habría encantado poder incinerarle y traerme las cenizas conmigo. Ya te digo que no era un mal chico, sólo había tenido mala vida. Sólo tuvo el amor de su padre y mío. Su madre, cuando la llamé para pedirle dinero y podérnoslo traer, me dijo que, por ella, como si lo tirábamos al río".

M. tiene un objetivo. "Yo voy a aclarar todo esto", dice. "Tengo todos los papeles de lo que se ha publicado y la versión del otro chico, el que dice ser la víctima, no concuerda. Voy a lavar la memoria del muchacho porque tenía un corazón de oro, aunque era un ladrón", reitera. Cuenta que, cuando se conoció la muerte de su nieto, los amigos le dijeron que iban a ir a la Comisaría a ayudarle, a contar que era un buen tipo. "Luego, porque tienen miedo, se han ido alejando. No quieren que se les relacione con lo de aquella nave". 

"Yo te digo que ese chico que le denunció ha convivido allí con ellos. No era la primera vez que iba, ni mucho menos. Tuvieron una discusión por unas pipas, porque este chico las estaba tirando al suelo, y mi nieto se enfadó y le golpeó, pero no abusó de él", asiente.

"El chico que le denunció se contradice en todo y le acusó sólo porque mi nieto le había dado una guantá y, como es menor de edad, le ha caído de todo". "A él le ha matado la acusación de los abusos y yo quiero lavar la memoria de mi nieto muerto, porque estoy psicológicamente muy mal. Ya te digo que me tuvieron que ingresar... yo le pido a Dios, porque no creo en curas pero sí en mi Dios, que se sepa la verdad. Todavía me lo imagino aquí, sentado en el sillón de mi casa...".

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