Sin embargo, en los primeros momentos del incendio, dos vecinos de la localidad accedieron a una de las viviendas y rescataron a una vecina sorda de 89 años que dormía en su cama ajena a lo que estaba pasando en su casa. Básicamente, que su tejado estaba en llamas. Estos dos hombres son los panaderos del pueblo, de nombre Carlos y Alberto, que a las 03:00 horas de la madrugada se disponían a comenzar su jornada laboral.
"Me levanto cada día a las 02:45 horas de la mañana y, cuando salí a la calle, noté un fuerte olor a quemado, pero no le di mucha importancia. Fue al irme acercando a la plaza cuando vi que el tejado de la casa estaba ardiendo", cuenta Carlos a SALAMANCA24HORAS. Carlos llamó inmediatamente al 112 para alertar de lo que estaba ocurriendo. Tras ello, avisó a su hermano Alberto y se pusieron manos a la obra. "Sabíamos que en dos viviendas no reside nadie, pero en una de ellas, que es el estanco sí, por lo que no lo pensamos mucho. Tiramos la puerta abajo de una patada y entramos", explica.
Carlos y Alberto subieron rápidamente las escaleras de los tres pisos de la vivienda y fueron buscando en cada estancia. La vivienda ya contaba en su interior con mucho humo. Ya en el primer piso, cuando caían algunos cascotes por el daño en la estructura de madera, localizaron a la dueña de la casa en su cama.
"Estaba dormida y no se había dado cuenta de nada. Claro, al ver a dos hombres en su casa, la anciana se asustó mucho. No sabía qué le estábamos diciendo", indica Carlos. Ambos le hicieron señas y le dijeron que cogiera las cosas más importantes de su habitación. "Dinero o alguna joya de su familia, no teníamos mucho tiempo". La agarraron uno por cada brazo y la bajaron por las escaleras hasta sacarla de la casa.
Poco tiempo después llegaron los agentes de la Guardia Civil. Luego, los bomberos. "Entre unos y otros estuvimos ayudando unos quince vecinos", indica Carlos. Los más jóvenes del lugar. "Utilizamos las mangueras del Ayuntamiento y, pese a que no tenían mucha presión, pudimos arrojar agua a las casas colindantes". También pudieron utilizar dos camiones pluma que cedieron dos vecinos que se dedican a cuestiones de la construcción. "La verdad es que fue un gran trabajo en el que mucha gente colaboró. También los vecinos trabajaron muchísimo para que el fuego no volviera a reproducirse", indica.
Preguntado sobre si han recibido buenas palabras por su labor, el panadero cuenta que "es lo que teníamos que hacer en ese momento. Cualquiera hubiera querido ayudar a sus vecinos". Tras esta intervención crucial, los panaderos volvieron al trabajo. La hija de la anciana, dicen, se ha mostrado muy agradecida con ellos.
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