Salmantinos en México testigos del terremoto: “Los edificios se caen cuando menos te lo esperas”

Daniel Martín y María Jesús Gómez residen en la capital del país centroamericano, uno de los lugares donde la tierra tembló este lunes con una magitud superior a los siete grados en la escala de Richter. En conversación telefónica con SALAMANCA24HORAS vía mensajes de WhatsApp relatan su experiencia en el momento del seísmo
 

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 Salmantinos en México testigos del terremoto: “Los edificios se caen cuando menos te lo esperas”
Salmantinos en México testigos del terremoto: “Los edificios se caen cuando menos te lo esperas”

Un terremoto de 7,1 grados en la escala de Richter ha afectado a México a este lunes, dejando más de trescientos muertos, miles de heridos y millones de personas afectadas, pues el seísmo tuvo su epicentro en la capital y zonas más pobladas del país centroamericano. La tierra tembló sobre las 13:15 hora local, en torno a las ocho de la tarde en España. Numerosos edificios se han venido abajo, una experiencia de la que han sido testigos dos salmantinos con los que ha podido contactar SALAMANCA24HORAS a través de la aplicación de teléfono móvil WhatsApp.

Daniel Martín es un joven ingeniero que reside en la zona de Tacubaya de Ciudad de México, al oeste de esta capital con cerca de diez millones de habitantes. Este lunes no trabajaba y estaba alerta porque las autoridades habían planteado simulacros, además de que escuchó la alarma de la red de la que dispone la ciudad para estas situaciones.

“Dicen que el terremoto ha sido el mismo día que hace 32 años, cuando hubo miles de muertes, diez mil creo, y la gente aquí está muy asustada aunque convivan con los terremotos de forma habitual. Tengo compañeros del trabajo que dicen que nunca habían sentido nada igual”, afirma. “Estaba en la calle y alerta, pero se pasa un miedo terrible, he visto a lo lejos cómo si hubieran tirado bombas en plena guerra y como si hubieran detonado un edificio antiguo que hay que derribar porque se ha venido abajo literalmente en cuestión de segundos. Los edificios se caen cuando menos te lo esperas”, añade.

Tras avisar a su familia de que se encuentra bien, la conversación con este diario termina explicando que va a intentar ayudar en lo que pueda a los afectados, que no sabe si volver a casa, porque vive en un cuarto piso y aparte de que no va a poder dormir no se siente seguro, e insiste en la sensación de miedo e impotencia que siente. Algo que también ha sentido, María Jesús Gómez, residente también en Ciudad de México, en su caso al norte, en la zona de Guadalupe.

Casada con un natural de allí hace una década, asegura que estaba acostumbrada a este tipo de situaciones. “Movimientos de tierra hay todos los años, es algo con lo que se convive aquí y te acabas haciendo a la idea, pero hasta ahora nunca con esta fuerza”. Así, explica que se encontraba en el comercio en el que trabaja y “todo empezó a caer al suelo, salimos corriendo a la calle y el suelo se movía a nuestros pies”.

En su caso no escuchó la alarma que avisa de terremotos, o no sonó, pues al parecer hay algunas zonas de la ciudad donde el sistema falló o no funcionó correctamente. “Ha sido una experiencia horrible, la gente gritando y corriendo de un lado para otro, huyendo pero sin saber dónde ir, como zombies. Todavía me tiemblan las piernas del miedo que he pasado”, explica.

En su caso la conversación con este diario ha sido más breve, afirmando que está en contacto permanente con su familia y con la familia de su marido para ver que todos están bien, porque residen en otras ciudades como Puebla, también afectadas por el terremoto. Se despide prometiendo ampliar su testimonio y con una frase tan demoledora como el terremoto que ha vivido: “Tengo la sensación de que toda la ciudad se puede venir abajo en cualquier momento”.

Horas después retoma la conversación con este diario, reviviendo de nuevo el temor que aún siente. Es medianoche en México, en torno a las ocho de la mañana en España, y María Jesús no ha sido capaz de irse a dormir, ni su familia. Al igual que Daniel, tiene miedo de que el edificio pueda derrumbarse con ellos dentro, vive en un tercero, "pero no podemos pasar la noche en la calle, habrá que estar atentos a las alarmas si hay réplicas".

Con más pausa, resume lo visto en la calle durante las últimas horas. "Parecía el resultado de una guerra, como las imágenes que aparecen en televisión de otros sitios, con escombros en cientos de metros a la redonda. Pero es increíble cómo ha colaborado toda la gente. Se dice que México y sobre todo esta ciudad es el lugar más peligroso del mundo, con el mayor índice de crímenes y homicidios, pero hoy sólo había personas ayudando a personas, ni delincuentes ni víctimas, nadie preguntaba la procedencia de nadie, sólo si podía ayudar para quitar piedras, para llevar agua a heridos, para dar cobijo a quienes lo habían perdido todo. Estoy muy emocionada por esta respuesta de la sociedad mexicana".

Por su parte, Miguel Ángel Matilla es zamorano pero estudió en la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) y fue redactor de SALAMANCA24HORAS. Se encuentra en la zona del Bajío, que comprende León y Guanajuato, donde precisamente se encuentra la Salamanca mexicana. "Nos ha llegado información de familiares, amigos y conocidos que estaban en la Ciudad de México. La ciudad era un caos, el tráfico colapsado, las calles llenas de gente incomunicada, deambulando, siguiendo las instrucciones de los equipos de emergencia, y ayudando en la medida de lo posible a retirar escombros en los lugares afectados".

Recuerda el terremoto que afectó a la Ciudad de México en diciembre del año 2011, de magnitud 6,5, que sí vivió en primera persona. "Apenas hubo daños en la ciudad, salvo algunos accidentes debido a árboles y señales caídas, pero la sensación fue espectacular. Estaba en casa de unos amigos, y de repente todo empieza a moverse, los muebles, la lámpara…, por suerte era una casa unifamiliar, y salimos rápidamente a la calle, como indica el protocolo para estos casos, pero sin duda, vivirlo en pisos superiores, debe ser terrible, y más si es de una magnitud superior a siete".

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