La Audiencia Provincial de Salamanca ha acogido este jueves la vista oral para juzgar la culpabilidad de F. M. R. como acusado de abuso sexual a un menor y tenencia de pornografía infantil.
F.M.R., de 39 años, era coordinador de la cantera de un conocido equipo de fútbol sala de Salamanca, además de entrenador del equipo juvenil de fútbol once de otro club del norte de la ciudad, así como el director de una escuela infantil que llevaba por nombre Academia Cs Lewis, y que ha tenido actividad en varios colegios de la ciudad.
En aquella época, y tal y como se describe en los escritos de calificación previa del Ministerio Fiscal y la denuncia presentada por la víctima, este ‘periodista’ -licenciado en comunicación audiovisual- se hizo pasar por una mujer para conseguir fotos de contenido sexual de la víctima, menor de edad, y después chantajearle para, presuntamente, tener contactos de la misma índole con él.
Los hechos, que se remontan a 2017 y 2020, son calificativos de presuntos delitos de ciberacoso sexual, abusos sexuales continuados y posesión de material pornográfico, además de un delito de falsedad documental -puesto que el Ministerio Fiscal le atribuye la falsificación del certificado de ausencia de antecedentes penales de índole sexual para poder trabajar con menores- nueve años de prisión. Por todos ellos Fiscalía solicita la pena de 9 años de prisión, así como diferentes cuantías económicas en forma de multa y de indemnización a las víctimas.
Se hacía pasar por una tal Laura “amiga suya” para chantajearle
Este coordinador de la cantera de fútbol sala de un conocido equipo de Salamanca, también está estrechamente relacionado con la Iglesia, la diócesis de Salamanca y de Ciudad Rodrigo, de hecho, llegó incluso a participar en un encuentro con el Papa Benedicto XVI donde llegó a comer con él en Sidney junto a otros jóvenes de todo el mundo.
El varón tiene antecedentes por un delito de posesión de material pornográfico infantil y en el juicio, cuando ha tenido que comenzar a contestar a las preguntas del representante del Ministerio Fiscal, la juez de la Audiencia Provincial ha tenido que pedirle que contestara “con educación”, ante las formas a la hora de referirse a los presentes.
Fiscalía le ha enseñado una serie de capturas de conversaciones de WhatsApp que había tenido con la víctima, que él ha reconocido que las llevó a cabo “para seguir el rollo, porque quería ver hasta donde llegaba” y, además, ha apuntado que todo lo hizo “para ayudarle”, pero nunca avisó a los padres de la víctima ni a la Guardia Civil, a pesar de proponerlo el menor, pero él le pedía que no lo contara a nadie.
Todo comenzó, tal y como ha relatado la víctima, cuando le llegó un mensaje de un número desconocido. En él se identificaba el autor como Laura -persona que ha confirmado nunca haber visto en persona- y le enviaba contenido de índole sexual. Por el motivo que fuera, el menor también le envío una fotografía de sus partes íntimas ocultando su rostro, posteriormente se arrepintió de hablar con la mujer y la bloqueó.
Justo un día después, el acusado le escribió, preguntándole directamente si tenía algún problema familiar o grave. “yo le dije que no y el me insistió. Después me dijo que tenía una amiga que se llama Laura que tiene unas fotos tuyas y quiere compartirlas porque no le hablas”, ha contado la víctima, que, ahora mayor de edad, ha explicado que recibió un sms amenazando con enviar esa foto a sus amigos, que jugaban con él, detallando los nombres y apellidos de estos.
La relación entre acusado y víctima llegaba porque el primero era coordinador de la cantera donde jugaba el menor, pero no era su entrenador. “Ella me amenazó y se ofreció a ayudarme F. M.”

Lo que le pidió fue “una serie de cosas”, que el menor no quería especificar, pero la juez, dada la relevancia jurídica, le ha pedido que no se cortara a la hora de llamar a las cosas por su nombre. Así la víctima ha detallado que “me pidió que mandara una foto de los dos con los penes erguidos y agarrados uno al otro. Él estaba reticente al principio, pero luego accedió”.
Sin embargo, cuando la supuesta Laura recibió la foto puso pegas y les amenazó con que “teníamos que grabar un vídeo donde él me masturbara. Se grabó en el baño de su casa -refiriéndose a F.M.R.- , con su móvil y desde ese teléfono se envió”.
Al ser preguntado por todas estas conversaciones, el acusado ha asegurado que el propósito que tenía era llegar hasta el final para ayudar a la víctima, para que le contaras la cosas y poder ayudarlo. Sin embargo, también ha confirmado que se veía con él, que le había llevado en coche e incluso que se habían masturbado en la misma habitación.
Dos encuentros de caracter sexual "para ayudarle"
Después de ese primer encuentro en 2017, donde se grabó supuestamente el vídeo sexual, en 2020, por la red social Instagram, volvió a ponerse en contacto con la víctima un perfil que contenía el nombre de Laurita. Este aseguró tener en su posesión ese vídeo donde se veía al menor siendo masturbado por el acusado y volvía a amenazarle con difundirlo a sus amigos si no realizaba una serie de cosas.
Así la víctima se puso en contacto de nuevo con el acusado, para pedirle ayuda y preguntarle por qué tenía esa persona el vídeo si se había grabado con su móvil. El acusado, tal y como ha declarado, siguió con esa ‘estrategia’ de llegar hasta el final para, supuestamente, “ayudar” al joven en las pretensiones de la tal Laurita.
Lo cierto es que, y tras las conversaciones exhibidas durante el juicio y las declaraciones de las partes, el perfil supuestamente falso de Laurita, que según la acusación sería F. M., pidió un encuentro entre los tres para presenciar en persona los tocamientos sexuales de víctima y acusado. “F. me dice que si te hago una paja lo borra”, le escribió el menor, quien además le dijo que no quería arruinarse la vida. “Venga nos la hacemos el uno al otro, pero no llores por favor”, le contestó el acusado viendo el estado en el que se encontraba el menor.
Sin embargo, este último le pidió al joven ensayar sin la presencia de la chica, insitiéndole en ello, por si tenía problemas de erección. Tras una larga conversación el joven finalmente accedió y, según cuenta, fueron a la vivienda del acusado, quien le recogió en su coche, y en la habitación mutuamente se masturbaron.
“Se suponía que el ensayo lo habíamos hecho para el día siguiente, pero después ella no podía asistir ni quedar”, ha explicado la víctima. No volvió a saber nada de él o la supuesta joven hasta después de Año Nuevo, cuando “me volvió a pedir que hiciéramos otra cosa. Ella ofrecía contacto sexual, pero tenía que quedar con F. ducharnos juntos, beber y él me tenía que atar de pies y manos para que llegara Laurita a realizar el acto sexual conmigo”.
Sospechas del menor de que podía estar siendo engañado
El menor ha asegurado que él, por conversaciones con otros alumnos del instituto donde cursaba, que decían que el acusado tenía dos teléfonos para hacerse pasar por mujeres, comenzó a sospechar que Laura y Laurita eran en realidad F.M. Por este hecho, el acusado, y con ánimo de “ayudar” a cumplir las pretensiones de la supuesta Laurita, volvió a buscar al menor en su coche y cuando iba en él, según ha explicado la víctima, “le mandé mensajes a la cuenta de Laurita y vi como se iluminaba el móvil instantáneamente”.
Del mismo modo, el menor de edad le espetó que él era quien se estaba haciendo pasar por estas mujeres y discutieron, además, en cierto momento el acusado reconoció ser Laurita y le enseñó, según ha dicho la víctima, su teléfono móvil donde se veía que gestionaba la cuenta de Instagram falsa. Después, F. M. R. le envió mensajes de WhatsApp pidiendo perdón: “me dijo que estaba muy arrepentido, que no me merecía esto y que era la segunda vez que la cagaba de esta manera. Ojalá podamos tener relación porque eres un chico especial”.
Sobre estos mensajes el acusado ha dicho que en realidad él le pedía perdón por haber contado su situación a una tercera persona. Así mismo, F. M. R. y sobre todas estas conversaciones, ha dado a entender que no las recuerda bien y que le siguió “el rollo” al menor, a pesar de la gravedad de la situación, “para ayudarle”. Del mismo modo, ha confirmado tener en su móvil un vídeo pornográfico de contenido infantil, pero ha afirmado que lo tenía “porque lo pasaron al grupo de fútbol” y no lo borró por dejadez.
En algunas de estas conversaciones el menor aseguró tener claras tendencias suicidas, algo que ha confirmado en su declaración en la vista oral, “poque tenía el sentimiento de querer acabar con todo”, algo que no frenó el acusado ni alertó a padres o autoridades, tal y como ha afirmado también el propio F. M. R., y siempre diciéndole que no se lo contara nada a nadie.
Más de una víctima, un abogado al que la juez le llama la atención y un padre comprensiblemente cabreado
En la vista oral también ha declarado otro joven, que todavía es menor de edad, al que, tal y como ha informado en sus preguntas el Ministerio Fiscal, el acusado le pedía fotografías sexuales a cambio de darle dinero o hacerle capitán del equipo.
Un hecho que ha negado también el acusado, confirmando las conversaciones, pero asegurando que eran en tono de broma: “era un vacile total. Él estaba obsesionado con ser capitán…”
Posteriormente a la declaración de F. M. R. ha intervenido el padre de la primera víctima, que ha contado cómo se enteró de lo que estaba viviendo su hijo, al que acompañó a denunciar.
En un momento de su intervención el letrado de la defensa le ha preguntado si su hijo era homosexual, instante en el que ha tenido que intervenir la jueza para llamarle la atención por considerar la pregunta como una falta de respeto y estar fuera del derecho procesal.
En ese momento el padre, que había mantenido la compostura, le invitó a explicárselo “a él y a su acusado” cuando terminara el juicio, finalizando su intervención comprensiblemente cabreado y ante la pasividad de F. M. R. que solo miraba como se marchaba el progenitor dirigiéndose a él, una persona que está acusado de abusar sexualmente de su hijo.
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