Hace unas semanas se descubría la trama detrás del máster de Cristina Cifuentes, y con ella una gran lista de irregularidades de la que formaba parte la Universidad Pública Rey Juan Carlos. A raíz del examen de la documentación que Cristina Cifuentes facilitaba a los medios se descubren varias firmas falsificadas en la misma, entre las cuales se encuentra la de Ángela Figueruelo, catedrática de la USAL y directora de uno de los master de la universidad de derecho, quien denunció la falsificación de su firma y negó haber visto ningún documento relacionado con este caso.
Conocemos ya cómo los universitarios de la Universidad Rey Juan Carlos se unían recientemente para protestar contra el polémico máster de Cristina Cifuentes, pidiendo la dimisión de la misma y del propio rector de la universidad, Javier Ramos, por este evento que está manchando el nombre de su universidad. Con estas protestas se busca no sólo recuperar el nivel de su universidad sino de toda la universidad pública, de la que forma parte la Rey Juan Carlos.
Para profundizar un poco más de cerca en la visión de los estudiantes sobre estos hechos, conoceremos la opinión alumnos de máster que dirige la catedrática, perteneciente a la Universidad de Derecho de Salamanca, sobre este suceso en la esfera política que anda estos días en boca de todos
Estos defienden que ante todo, en las universidades públicas “no tiene por qué ser todo igual.“ I. Opina que esto es algo totalmente ajeno a su universidad, que estas cosas no pasan en el día a día de ningún estudiante. También afirma que “esto para quien es peor es para el PP; nadie más, ni siquiera los propios seguidores del partido salen beneficiados de esto”
A. Resalta cómo este suceso que acaba de salir a la luz también “deja ver la red de tráfico de influencias, cómo todos los poderes se unen”, al igual que su compañera cree que no suceden muchos casos como ese en la comunidad estudiantil, que es un hecho que se da ”en concreto en la Rey Juan Carlos, pero asociada históricamente al Partido Popular, fijaos en el caso de Pablo Casado también”, comenta, haciendo referencia al político del partido, cuyo postgrado en Harvard resultó ser en realidad un curso de menos de una semana en dicha universidad.
Para M. la situación “es una vergüenza, sin duda”, pero la clasifica como “nada realista si pensamos en cualquier alumno de una universidad normal, sobre todo de la universidad pública”. Cree que no son prácticas para nada habituales “esto sucede tan sólo en las altas esferas, y en determinados entornos, porque desgraciadamente con dinero e influencias se puede conseguir todo”, al igual que su compañero, relaciona con este caso a algunos cargos de la Rey Juan Carlos, pero también defiende que “hay mucha gente en esa universidad que también se ha trabajado su formación y que no tiene por qué ser desprestigiada por lo que hacen otros”.
Algo común en todos los estudiantes es el consenso en que estos casos son la excepción a la regla, lejos de su experiencia en la USAL. S. habla acerca de la directora, Ángela Figueruelo, situándola fuera de todo este asunto “respecto a la implicación de la catedrática y visto que se han declarado hasta amenazas… pues quiero pensar que no tiene nada que ver realmente”.
Estos alumnos reflejan la normalidad de su universidad a la vez que denuncian la injusticia que supone el master de Cifuentes, a la vez que defienden una educación igual para todos aunque esta no siempre sea fácil de compaginar con posibles trabajos y obligaciones, pero que con esfuerzo tratan de alcanzar.
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