Al ser una vivienda familiar que está alejada del centro urbano de Santa Marta de Tormes y dados los reducidos recursos económicos con los que cuenta al llevar desempleado durante seis años, el propietario de la vivienda con okupas en la localidad, que tampoco cuenta con coche, no puede asumir el coste de la instalación de una alarma. Tampoco puede estar día y noche vigilando el inmueble, ubicado en la calle Los Olivos, de forma que se pasa varias veces al mes. 

La situación viene siendo aprovechada por los delincuentes que le han robado en diferentes ocasiones, la primera de ellas en abril de 2017. Una operación de la Guardia Civil, tras detectar que se estaban vendiendo los objetos robados, permitió recuperar los bienes. 

Pero de nuevo, pocos meses después, volvieron a asaltar la casa, dejando daños, según denunció, por 500 euros, y 3.000 euros en pérdidas por la valoración de los sustraído. 

El hombre, vecino del municipio, se queja de las tretas que utilizan los ladrones para evitar el castigo penal, del tipo que desconocían su origen ilícito al señalar que, a su vez, las han comprado a otra persona. Una estrategia que, según explica, le ha servido para que archivasen una de las denuncias que puso por el robo, "por falta de pruebas". 

Además, ha tenido, incluso, que aguantar que una de las personas que, según la consta, tiene relación con los hechos, se haya dirigido a él en la calle, hablándole directamente del robo, una situación que confirma también la impunidad con la que se sienten estos delincuentes. 

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