Mogarraz, el pueblo que recuerda en sus paredes a aquellos que un día lo habitaron

Se trata de un proyecto de Florencio Maíllo, comisariado y diseñado por Fabio de la Torre, por el que las calles del pueblo están adornadas con las caras de los que un día lo habitaron

 Mogarraz (10)
Mogarraz (10)

A unos 80 kilómetros de Salamanca se encuentra Mogarraz, un pueblo enclavado en pleno Parque Natural de Las Batuecas y Sierra de Francia, que presume ser uno de los Pueblos Más Bonitos de España. Y no es cuestión baladí, ya que conserva su arquitectura civil y militar en perfecto estado.

Un paseo por sus calles ofrece una bella panorámica de la zona, un regreso al pasado no solo por su modo de vida. Mogarraz permite hoy conocer a los que lo habitaron en los años 60: las paredes de cada casa o edificio están adornadas con retratos como si de una galería callejera se tratara. Un total de 388 retratos de personas que no dudaron en dejar un recuerdo al pueblo que les vio crecer y a aquellos que vendrían detrás.

Y es que, a pesar de que en 2018 solo había 275 habitantes según el Instituto Nacional de Estadística, en los años 60 eran más de 800. Con el objetivo de recordar a algunos de ellos nació el proyecto ‘Retrata2/388’ del autor Florencio Maíllo, en el que el pueblo se convierte en sala de exposiciones gracias a las 388 imágenes de mogarreños que decidieron no emigrar de la localidad.

Tal y como reza el recordatorio de la iglesia del municipio, las imágenes pintadas encáusticas sobre chapa metálica reciclada tomaron como referencia cada una de las imágenes del archivo de Alejandro Marín Criado, que en 1967 fotografió a la práctica totalidad de la población mayor de edad de la localidad para el carnet de identidad. Pinturas que, sin duda, ayudarán a no olvidar a las gentes que han conformado el Mogarraz de hoy.

De hecho, en un paseo por el pueblo, todavía se puede escuchar a algún vecino relatando a los visitantes: “Esos que están pintados ahí son mis padres, y aquel mi hermano”. Avivar ese recuerdo fue precisamente el objetivo del autor de las pinturas Florencio Maíllo, que detalla en su blog que es su “Manera de restaurar e instaurar también la memoria precisa de quienes habitaron este pueblo emblemático en la vida rural española”.

Y es que, a pesar de que en aquel año Florencio Maíllo contaba con tan solo cinco años, no ha podido dejar de plasmar en sus pinturas su memoria sobre las personas representadas: “Junto a la figura de los paisanos emergen un sinfín de sensaciones, visuales, sonoras y, cómo no, olfativas. Son imágenes para el recuerdo una gran diversidad de labores que se realizaban en plena calle ante las casas”.

Una exposición singular que busca compartir vivencias, historia y testimonios; un proyecto que fomenta el recuerdo colectivo. Imágenes que nos obligan a frenar el ritmo frenético del día a día para hacer una parada en el tiempo y observar. Una exposición que, sin duda, convierte a Mogarraz en una visita obligada en la provincia de Salamanca.

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