El sindicato de enfermería Satse continúa recogiendo firmas este jueves en la plaza del para llevar adelante una Iniciativa Legislativa Popular que permita llevar al Congreso de los Diputados una ley de ratios pionera en Europa por la que se reduzca el número de pacientes que atiende un enfermero aumentando el número de profesionales.
Actualmente el ratio de la media europea es de 8,8 enfermeras por cada mil habitantes. En España, sin embargo, la cifra es notablemente menor, bajando hasta el 5,3. En Salamanca el ratio baja hasta el 4,7. Tal y como explicaba la delegada de Satse en Salamanca, Laura García, “tratamos de que sea menor el número de pacientes que atiende un enfermero en su día a día, tanto en centros de salud, como en residencias u hospitales, porque hoy en día el número de pacientes rebasa en mucho la media europea y lo aconsejado para mantener unos estándares de calidad”.
Consideran “inadmisible que una enfermera esté atendiendo a unos 16 pacientes en muchos casos, cuando lo ideal es que lo mínimo sean 8 pacientes. Y para unidades en las que los pacientes requieren mayores cuidados, sea incluso una media menor”.
Sin embargo, la delegada aseguraba que no son necesarias las estadísticas: “basta con ser usuario y acudir a un centro de salud, ver las colas que hay para acceder a las consultas, no se puede pedir cita para el mismo día… Los profesionales de enfermería lo que pedimos es mayor seguridad para nuestro trabajo, porque queremos hacerlo bien. Y para hacerlo bien no es lo mismo dos manos que seis”.
Satse realiza esta recogida de firmas a nivel nacional con la que ya han conseguido 600.000 firmas, rebasando al objetivo de las 500.000. Sin embargo, han continuado con la campaña “para seguir visibilizando el problema en lo que hay un Gobierno más estable”.
Manutención de los profesionales de sanidad
La delegada de Satse hablaba también de la manutención para los profesionales sanitarios que desde hace una semana está siendo objeto de debate. Apuntaba que ya se han notificado multitud de problemas: “las dietas no llegan, son dietas con una calidad nutricional bastante cuestionable, los envasados abusan de los plásticos con el perjuicio que tiene para la salud y el medio ambiente, alimentos caducados…”.
Este sistema fue, según detallaba, el peor valorado por los profesionales y sindicatos, por lo que criticaba que finalmente se implantara. Aunque se mostraban dudosos de que se cambie, planteaban otras opciones: “Es un contrato millonario y pensamos que hay alternativas mucho más sostenibles económicamente, medioambientalmente y para la salud de los profesionales, que están percibiendo unas comidas plagadas de grasas, aditivos y edulcorantes”.
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