​VÍDEO | Continúan las novatadas por toda Salamanca: "¿Dónde están los veteranos? ¿Los veteranos dónde están?"

Las calles de la ciudad se han llenado de jóvenes estudiantes que, desoyendo las advertencias de la Universidad, continúan con los ‘ritos de iniciación’ para los nuevos alumnos y alumnas

 novatadas
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Varias han sido las advertencias que la Universidad de Salamanca ha realizado a sus estudiantes de cara a las novatadas. La última, en la mañana de este propio jueves, cuando el rector, Ricardo Rivero, advertía de que abrirían expedientes disciplinarios -que pueden acarrear incluso la expulsión- en el caso de que certificasen que algún alumno tenía una conducta humillante hacia otro.

Sin embargo, los universitarios han hecho caso omiso y, desde la primera hora de la tarde, decenas de grandes grupos se congregaban de cara a realizar novatadas, ese ?rito de iniciación? por el que los ?novatos? -estudiantes de nuevo ingreso- tienen hacer caso a lo que digan los ?veteranos? -que ya se encuentran, al menos, en su segundo curso-.



Así, uno de los escenarios que más novatadas ha albergado ha sido, además del Puente Romano y de los diversos parques de Huerta Otea, la plaza de Colón. Allí se reunían multitud de estudiantes que participaban en diversas ?pruebas? o ?juegos? y que entonaban diversos cánticos, como "¿Dónde están los veteranos? ¿Los veteranos dónde están?".

Estos ?juegos?, en los que el alcohol suele estar siempre presente -de hecho, varias pruebas están relacionadas con la ingesta del mismo-, dejan pintorescas escenas, ya que los novatos suelen acabar con huevos, harinas, colorantes u otros líquidos por encima. Precisamente, la USAL pretende cerciorarse de que, en la realización de las novatadas, ningún alumno sufre cualquier trato o acción vejatoria o humillante.

Eso sí, muchas de estas novatadas, vigiladas constantemente por agentes de la Policía Local, son simples ?juegos? como si de un campamento se tratase, y los ?novatos? que quieran participar suelen estar advertidos de llevar ropa que se pueda manchar. De hecho, muchos acudían raudos a casa a cambiarse para, en las horas posteriores, salir de fiesta con quienes serán sus compañeros de aula y, probablemente, sus amigos en los próximos años -y quién sabe si de por vida-.

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