Trabajar: una necesidad imperante 

La falta de empleo podría significar, en los casos más extremos, la pérdida de la vivienda, así como comprometer el futuro de sus hijos
 

 Trabajar: una necesidad imperante 
Trabajar: una necesidad imperante 

Las dificultades para encontrar empleo se multiplican a partir de los 55 años, produciéndose una curiosa paradoja, ya que trabajar se convierte, precisamente, en una necesidad imperante.  De hecho, el 40% sigue teniendo hijos económicamente dependientes y un 35% continúa pagando hipoteca y/o alquiler.  Así, la falta de empleo podría significar, en los casos más extremos, la pérdida de la vivienda, así como comprometer el futuro de sus hijos. 

La Fundación Adecco propone cuatro pautas básicas para que los mayores de 55 años encuentren un empleo lo antes posible: 

- No escondas tu edad: si tú no le das importancia, los demás tampoco lo harán. Si por el contrario, presupones que va a ser un problema, trasladarás este prejuicio a los reclutadores, que tendrán más reticencias a la hora de abordar la contratación. Tampoco hace falta gritar a los 4 vientos que tienes 56 ó 59 años. Lo mejor es, sencillamente, no dar protagonismo a un dato que no determina tus capacidades ni tu profesionalidad. Si en una entrevista te preguntan cuántos años tienes, coméntalo con naturalidad y transparencia.  

- Pon en valor tus logros. Tu edad te aporta competencias y habilidades intrínsecas (madurez, control emocional, templanza, etc), pero son demasiado generales y no aportan un valor diferencial. Tanto en el CV como en la entrevista de trabajo, pon el énfasis en logros concretos que hayas alcanzado en tu carrera profesional. Por ejemplo, no son importantes las funciones que realizaste como administrativo, sino la herramienta de excel que creaste para facilitar el proceso de introducción de datos.  

- Recíclate. Nunca es tarde para añadir formaciones nuevas a tu candidatura: idiomas, ofimática, ventas… toda competencia que añadas a tu CV te conectará con las nuevas necesidades del mercado laboral, convirtiéndote en un profesional más atractivo para las empresas. De este modo, podrás equipararte a los más jóvenes en materia de formación y tu experiencia se convertirá en un valor añadido.  

- Cuida tu autoestima: Huye de visiones apocalípticas como “no voy a volver al mercado laboral”, tienen mucha fuerza en la mente y son muy destructivas. Siempre que se te pasen por la cabeza, reconviértelas a positivo: “antes o después encontraré trabajo”. No descuides tus aficiones (lectura, paseos, cine…) y sé consciente de que eres persona antes que profesional. Si tú te quieres, las empresas también lo harán.

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