Fue como un boom,  hace más de una década que gran parte de los municipios de la provincia de Salamanca se lanzaron a la aventura de construir una residencia para sus mayores. En algunos tan solo se quedó en un proyecto, pero para muchos otros supuso una gran inversión que durante años fue rentable. De hecho, en numerosas localidades era habitual la lista de espera para poder ocupar una plaza.
 
Sin embargo, múltiples factores han influido en la bajada de ocupación, y uno de ellos ha sido en los últimos tiempos la ayuda a la dependencia. El fomento del cuidado de mayores en su entorno familiar junto con el aumento del paro propició que muchas personas solicitaran la ayuda y sacaran a sus mayores de los centros.
 
Ahora la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades ha anunciado que la política de la Administración regional es primar los servicios profesionales frente a las ayudas en el entorno familiar con el objetivo de garantizar la viabilidad de los servicios sociales con una atención de calidad y mediante la creación de empleo.

Este hecho ha sido acogido por muchos alcaldes como una “buena noticia”, y esperan que en un corto espacio de tiempo vuelvan a ver las residencias llenas de ancianos. “Tener una habitación cerrada cuesta mucho dinero”, afirma un responsable municipal afectado. Sin embargo, hay otros que aseguran que no lo necesitan porque siguen teniendo “lista de espera” pese a los tiempos de crisis.

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