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Entretenida tarde en Alba de Tormes en el día de la Santa con una novillada sin picar en la que se lidiaron cuatro erales de Hermanos Mateos, bravos y nobles, salvo el tercero que fue más bronco en las embestidas, tres novillos que el público supo "ver" y aplaudió merecidamente en el arrastre.
Muy grata impresión causó y dejó en los aficionados el novillero portugués de la Escuela de Tauromaquia de Badajoz, al que llaman El Cuqui. Un joven que tiene las ideas claras, se le nota solvente, valiente y con gran variedad en su toreo. A todo ello suma la suerte de banderillas, que la ejecuta con mucha soltura y, encima, clava reunido y en lo alto, donde también demuestra mucha variedad. Se le nota más que "sobrado" para torear erales. En el primer novillo cortó dos orejas tras una faena con mucho fundamento y variedad, con series de mérito por ambos pitones y, encima, mató bien. El tercero fue el peor de la tarde, un novillo bronco, que embestía con la cabeza alta y era muy difícil lograr muletazos incluso bajándole la mano. El luso estuvo valiente, con muchas ganas jugándose la voltereta en más de una ocasión, pero no tuvo suerte con los aceros y, aún así, hubo pequeña petición de oreja.
También intervino el alumno de la Escuela de Salamanca, Cristian Ponce, quien, por cierto, es de Alba de Tormes. Ponce dejó detalles de buen gusto, muletazos con la mano izquierda de buen trazo, pero no es menos cierto que aún está "muy nuevo". Si en el segundo, un buen novillo, pinchó, en el cuarto sus paisanos lo premiaron con dos orejas en una faena en la que puso ganas y decisión y, además, mató bien.
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