La actitud y la ambición deben ser alicientes imprescindibles en un novillero joven, y ambos han sido protagonistas en una tarde que a priori se presentaba difícil por el vendaval que afloró horas antes del inicio de la novillada.
Una novillada que comenzó con el homenaje que el Ayuntamiento de Carrascal de Barregas quiso realizar a algunos profesionales taurinos ya retirados, paisanos del municipio, en reconocimiento a su importante trayectoria.
Entre ellos se encontraban los diestros Víctor Manuel Martín, José Ignacio Sánchez y Andrés Sánchez, el picador de toros, Francisco Tapia, y los banderilleros Guillermo Barbero y Bonifacio Martín, quien además ha actuado a las órdenes de Raquel Martín. Cabe destacar que todos ellos han dejado huella en esta dura y bella profesión.
Con la plaza prácticamente a rebosar y los tendidos llenos de profesionales del mundo toro, ha dado comienzo, la que ha sido la primera novillada de la historia de Carrascal de Barregas.
Raquel Martín ha sido la primera en actuar poniendo sello a una faena marcada por una actuación de menos a más, aprovechando la condición del animal, al que le costó trasmitir, para acercar distancias y torear suave, con la mano baja, y dejando una gran actitud sobre el albero.
Su segundo novillo fue el de mejor condición de la tarde al que la novillera toreó con gustó y templé, meciendo la franela con extrema suavidad. Enfatizando su toreo al natural con una templada mano izquierda, capaz de parar por segundos el cronómetro.
Todas las miradas estaban puestas en ella, a quién a pesar de recibir una voltereta no le tembló el pulso, y continúo desarrollando una faena definida por su escalofriante quietud ante el astado. La actuación le valió las 2 orejas, y la vuelta al ruedo del pupilo de Hnos. Asensio.
Un auténtico huracán asaltó el albero cuando Jarocho desató su furia y recibió a su primer oponente con una larga cambiada de rodillas. Destacable fue también el ceñido quite por gaoneras que realizó al novillo de su compañera.
Jarocho es un novillero con sangre torera, y así lo ha demostrado en el día de su debut. Su primer brindis fue para el diestro salmantino, Juan del Álamo. Un novillo noble que sirvió al pequeño de la dinastía de los Jarocho para lancear con temple a su oponente, aprovechando las distancias cortas para relucir una magnífica serie con la mano derecha que deslumbró el conjunto de una faena firmada por el arrebato y el poderío del novillero. Una labor premiada con una meritoria oreja.
Tras ser volteado tuvo que pasar a la enfermería, aunque regresó al ruedo sin aparentes consecuencias.
El último novillo encargado de cerrar la tarde, también recayó en las manos del debutante. Fue del ganadero Lorenzo Espioja. Un novillo que destacó por su bravura y su clase.
Ritmo lento el de Espioja, al que Jarocho se sació a torear con lentitud, la franela por los suelos a compás del rugido de los olés. Bordó el toreo muy asentado Roberto Jarocho en el día de su debut. 2 orejas.
Junto a los dos acartelados, estaba el novillero sobresaliente, Saúl Sanz, quien realizó un bonito quite al segundo novillo de Raquel Martín.
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