El Juli desorejó a los dos toros de su lote y salió en hombros en el 66º aniversario de la Plaza México, sin embargo no fueron faenas al uso, no fueron las faenas de dos orejas que todos podemos imaginar, sino que los trofeos llegaron por raza, por pundonor, por arrojo. El público valoró el esfuerzo y la capacidad de un Juli más enrazado que nunca, que se pegó dos arrimones que pusieron la plaza boca abajo. La corrida de toros de Xajay resultó difícil por su condición de mansedumbre que derivó en complicaciones en la mayoría de ellos. Manzanares y José Mauricio cortaron un trofeo, mientras que Silveti se fue de vacío, tras una gran actuación con el cuarto, que emborronó con los aceros, informa mundotoro.com

El Juli realizó un quite por chicuelinas con el que ya se oyó rugir a los tendidos de la plaza México. Con la muleta le dio los tiempos oportunos en los primeros compases del trasteo, intentó suavizar la brusquedad del animal, el cual se defendió en todo momento, cabeceando y midiendo al torero. Realizó una faena en cercanías vibrante, de mucho aguante en la que incluso se llevó una fea voltereta, aunque sin más consecuencias que un puntazo leve en el muslo izquierdo, tras estocada entera, cortó dos orejas. Al cuarto de la tarde, de nombre 'Arte' le realizó un vibrante quite por lopecinas citándolo desde los medios, de ejecución perfecta y muy ajustado, que puso al público en pie. Brindó el toro a Silveti y pronto se lo llevó a los medios. El toro fue tardo y acortaba el recorrido defendiéndose, de nuevo se pegó un arrimón, robándole los muletazos a un toro que también se rajó en los últimos compases de la lidia. Valiente y con arrojo estuvo madrileño, y el público en pie, también valoró su esfuerzo. Lo mató de estocada entera entre gritos de 'torero, torero'. De nuevo cortó dos orejas.

José María Manzanares encontró un oponente algo más agradecido que el anterior aunque también afeaba con un tornillazo el final de algunos muletazos del alicantino en un primer momento. Después lo llevó tapado y consiguió buenas tandas por el pitón derecho que a la postre fue el del toro. Se adornó con el toro en tablas en los últimos compases, donde el de Xajay se refugió. Manzanares le robó los muletazos en este terreno rematando una faena algo intermitente. Mató recibiendo con estocada entera, tuvo que descabellar en dos ocasiones y aun así, cortó una oreja. Al segundo lo sacó a los medios con gusto a la verónica. En el tercio de banderillas, saludó Trujillo tras una buena actuación. Manzanares tuvo que abreviar en su actuación ante la imposibilidad del lucimiento con el toro de Xajay, que no ofreció ni una embestida. Escuchó palmas.

Jugó bien los brazos ya con el capote José Mauricio al tercero de la tarde, remató el saludo capotero a la verónica con una bonita media. Realizó un buen quite por gaoneras de compás abierto muy estéticas. Tras esto, el de Xajay se molestó con las banderillas, protestando durante este tercio. Brindó al público y comenzó con pases por alto sin enmendarse, calentando ya a los tendidos. Le dio sitio y citándolo por el derecho, por donde le pegó largos y templados muletazos a un toro al que le faltó algo de transmisión. Más en cercanías, el toro protestó más y el torero aguantó parones de manera meritoria. Tras una estocada entera, cortó una oreja. El segundo de José Mauricio resultó un toro descastado que sacó genio. El mexicano estuvo queriendo pero el toro embistió siempre con brusquedad y sin dar opción al lucimiento. Tan sólo pudo dejar un gustoso inicio con la muleta de rodilla en tierra. El toro, poco a poco fue aquerenciándose en tablas.

El cuarto de la tarde salió abanto y distraído, en banderillas puso en aprietos a los subalternos debido a los arreones de manso hacia los adentros. Esa misma condición fue la tónica general de la faena de muleta, que Silveti tuvo que realizar en tablas. Midió en todo momento los movimientos del torero y éste hubo de arrancarle las embestidas, se adornó con cambios de mano vibrantes y de mucho sabor. Debido a las cercanías, el toro se defendía y en un momento le sorprendió propinándole una voltereta sin consecuencias. Remató por bernadinas muy ajustadas y exponiendo al máximo, siempre por encima del animal. Feas fueron también las últimas embestidas del animal tras la estocada entera, de nuevo dándole una voltereta al mexicano cuando intentaba descabellar, se puso complicado y le sonaron dos avisos y decidió entrar a matar de nuevo y aun así le costó doblar. Fue ovacionado. Con el octavo puso a la plaza boca abajo con un quite por gaoneras ceñidísimas que llegaron mucho a los tendidos. Ya en la muleta, lo sacó a los medios entre pases del desdén de mucho gusto. Lo intentó llevar largo por el derecho pero al toro le costó repetir y cuando embestía lo hacía de manera irregular y peligrosa, pegando también arreones hacia los adentros, denotando poca nobleza. Expuso al máximo adornándose para finalizar por manoletinas y escuchó palmas.

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