Las manos adoctrinadas que enaltecen la bravura de emblemáticos astados a través de encinas centenarias en Salamanca
Bajo el título de ‘Serrín y Azabache. Arte Taurino’, el escultor y carpintero salmantino Ángel Martín Carreño expondrá sus obras que reflejan la emoción del toreo y la nobleza de la madera en el templo de la tauromaquia, la plaza de toros de Las Ventas
La tauromaquia, una disciplina artística que inspira a grandes creadores en otras vertientes de gran expresión, donde el arte es el epicentro, vuelve a poner a Salamanca y a sus pueblos, en este caso a Boadilla, en el mapa.
El arte es una expresión creativa, una forma de comunicar y sobre todo de expresar sentimientos a través de las obras, como es el caso de Ángel Martín Carreño, un artesano salmantino que por arraigo familiar regenta un pequeño negocio y mantiene viva la llama de la creación en su taller ubicado en el campo charro, entre toros, toreros y dehesas, donde la encina, su principal material, es la reina.
Cinco décadas instalado en el mismo lugar, donde desde hace cuatro años, y tras el paso de la pandemia, este carpintero de oficio se dedica en cuerpo y alma a crear, inspirado en el mundo taurino, ese que lleva en su corazón, y que vive con pasión, pues en su tiempo libre hace práctica su afición al toreo.
“Empecé a crear esculturas taurinas de forma vocacional, dedicándome a ello de una forma más seria a raíz de la pandemia. Fue un refugio para mí. Me gusta el toro en el campo y todo lo que rodea a este animal”, asevera. Un sentimiento fuerte y suficiente para dar rienda suelta a la imaginación y poner a trabajar unas manos adoctrinadas, que hoy custodian una reata de tres generaciones de carpinteros, que, aunque sin relevo generacional a la vista, todavía mantienen la esperanza en que los descendientes asuman este legado: “Siempre queda la ilusión de que algún sobrino coja el oficio, y escuche la madera, porque habla, y la acaricie”.
La primera vez que sus creaciones taurinas vieron la luz, públicamente hablando, fue con esculturas que hicieron los honores de trofeos en un certamen de aficionados prácticos en la finca de Rollanejo, en el municipio del Cubo de Don Sancho. Desde entonces el salto se ha hecho gigante, estando a punto de cumplir un sueño, exponer sus creaciones en el templo del toreo, la plaza de toros de Las Ventas.
Ángel reconoce que “llevaba tiempo con ilusión de exponer en Las Ventas”, y que ya había enviado la solicitud para exponer allí cuando recibió la noticia de que su sueño iba a hacerse realidad, tras exponer en unas jornadas taurinas en La Fuente de San Esteban. Será su primera vez en Las Ventas, aunque recientemente viene de exponer en la Feria de Abril de Sevilla, habiendo dado a conocer ya sus obras en otros puntos de la provincia de Salamanca como es Macotera.
Sus obras manifiestan que son “diferentes al resto” y “únicas”: “No hay ninguna igual, todas son diferentes porque no están creadas en un molde. Tienen movimiento, expresión, enganchan y atrapan”. El principal material usado en sus creaciones es madera de encinas centenarias procedentes de la madre tierra donde se selecciona, cría y forja la bravura de emblemáticas ganaderías charras como Castillejo de Huebra, Sepúlveda y Campocerrado. Otras de las figuras creadas por AMC están realizadas con acero y hierro forjado, esculturas que dice que son “más abstractas y ligeras”.
Y, aunque advierte que “estoy abierto a todo tipo de creaciones porque soy carpintero” su verdadero amor se plasma en la escultura taurina, donde reconoce que “principalmente plasmo la figura figurativa de lo que puede expresar el toro”, admitiendo que bebe de la fuente del escultor salmantino Venancio Blanco, por ello, alguna de sus creaciones son un homenaje al que reconoce que “ha sido un maestro”. No obstante, alguna de sus tallas representa también la figura del torero o del caballo de picar que ejerce la suerte de varas.
Como en la cocina, para que un guiso goce de buena presentación y exquisito sabor requiere que se respeten unos tiempos, los mismos tiempos que hay que respetar en la confección de estas obras de arte: “Cada una tiene un tiempo diferente desde que empiezo. Antes de crear las esculturas las pongo en un molde que va girando, y una vez que capto el movimiento empiezo a crear, a darle forma, lo que me puede llevar dos, tres o hasta cuatro días”.
Su arte y pasión por el toro se verá reflejado esta semana en Las Ventas, entre este martes 20 y el domingo 25 de mayo en la sala Antonio Bienvenida, hasta donde viajarán algunas de sus obras más preciadas bajo el título ‘Serrín y Azabache. Arte Taurino’, una fusión entre la emoción del toreo y la nobleza de la madera, donde se enaltece la bravura: “Todas son un guiño a aquellos toros que han sido emblemáticos, indultados o de gran comportamiento demostrado en diferentes plazas de España”.
En sus obras se verá reflejado con nombre propio toros de las ganaderías salmantinas de Castillejo de Huebra, El Pilar, Montalvo o Valdefresno, aunque también se homenajea a otros bravos de las divisas de Victoriano del Río, Adolfo Martín o Victorino Martín. Ejemplo de ello son: 'Choricero' de Castillejo de Huebra (lidiado en Salamanca en 2015), 'Veranero' de Montalvo (lidiado en Madrid en 2019), 'Cobradiezmos' de Victorino Martín (lidiado en Sevilla en 2016), y 'Zahonero' de Adolfo Martín (lidiado en Madrid en 2017); todas ellas esculturas que viajarán hasta Madrid.
Fuera del ámbito taurino, este escultor ha expuesto también en la sala U mutante de Salamanca, en la calle Melchor Cano, la obra ‘Sempiterno’, que refleja, según desgrana, todo aquello que tuvo fin, aquello que ha regalado amor y el final de un ciclo que vio. Asimismo, durante cuatro años es el autor de los premios otorgados en el certamen de novilladas de Castilla y León y el autor de los premios a la mejor ganadería y al triunfador de la Feria de Salamanca.
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