Dos años más tarde la tierra del jamón, Guijuelo, reaparece con una importante feria taurina. La empresa con José Ignacio Cascón a la cabeza sigue apostando por la presencia de las figuras, eso sí, sin dejar de lado a los toreros de la tierra, López Chaves y El Capea han tenido su protagonismo en esta feria de 2021.
Con la plaza a rebosar y el himno de España daba comienzo una tarde donde la madurez y templanza de los diestros fueron protagonistas junto con la variopinta condición de los astados de El Puerto de San Lorenzo entre los que destacó el indultado ‘Lituanillo’ del hierro de La Ventana.
Una vez repartidos los respectivos jamones a cada diestro, tradición en este municipio, saltó al ruedo ‘Malvarosa’, el primero de El Puerto, con una impoluta presentación, alto y de escalofriante cornamenta. A la Verónica lanceó suave Chaves conduciendo al astado hacia los medios, para después del puyazo deleitar a la afición con un quite mezcla de Chicuelinas y Gaoneras. Destacable par de banderillas de Gómez Pascual al compás de las palmas del público. Faena de madurez y poderío la de Domingo López Chaves a ‘Malvarosa’ que destacó por su pitón izquierdo, por donde el diestro dejó constancia del buen momento que atraviesa a base de mando. 2 orejas.
El segundo de Domingo Chaves, ‘Limón’, destacó también por su presencia de toro y su excelente manera de meter la cabeza en el capote del salmantino, que colocó por Chicuelo al astado en el caballo de Javier Martín. Embestida más brusca fue la de este cuarto, al que Chaves intentó torear con mano baja en todo momento para templar a su oponente. Despidió la obra cerrado en tablas con la cercanía como principal protagonista. Marró con los aceros y lastimosamente se quedó sin trofeo.
Miguel Ángel Perera, triunfador de la última feria, lució por Chicuelinas a un astado de La Ventana del Puerto incierto de salida y más anovillado. Sin picar se fue este primero de M.P al que quitó por ajustadas Tafalleras rematadas con una perfecta Revolera. En el turno de los palos destacó Vicente Herrera por su ajuste. La quietud en los inicios de Perera es ya sello de la casa. Inmóvil como una estatua, meciendo lentamente la franela, dominando el escenario y mandando en todo momento, compuso el extremeño una faena que fue a más ante un pupilo del Puerto de mejor condición. De un pinchazo y estocada caída dio pasaporte a su oponente, premiado con una oreja.
'Servilón' dejó entrever su bonita embestida en los lances de recibo de M.A Perera. De nuevo el astado se fue con un superficial puyazo. En banderillas destacó el talento de un aficionado que se arrancó a cantar al torero extremeño. Entre los canticos resaltó el buen par de Javier Ambel. En los medios, pase cambiado por la espada y pies inmóviles, enterrados en la arena dieron la bienvenida a una importante obra donde primaron los acertados tiempos y distancias que Perera dio a su flojo oponente, al que le costaba mantenerse en pie pese a su nobleza y sus ganas de embestir que se quedaron en un "quiero pero no puedo". El extremeño apostó por el discípulo de El Puerto con el que pudo triunfar de no fallar con la espada.
Debutaba Emilio de Justo en la plaza de Guijuelo, desmonterado como manda el reglamento iniciaba el paseíllo antes de dejar una actuación con luces y sombras que se vio empañada por el escándalo del tendido, relacionado con el mal uso de la mascarilla que hizo intervenir al alcalde. Tras el incidente, De Justo se relajó deilatando al ralentí sin ayuda, a un noble y enclasado toro del Puerto de San Lorenzo al que le faltó fuerza para redondear su buena condición. Exprimió así el extremeño a su oponente al que le cortó una oreja, que bien podrían haber sido dos de no ser por los aceros. Buen puyazo del varilarguero Germán González.
La luna se dejaba ver en el sexto augurando la que posteriormente se consagró como una solemne actuación. Chicuelinas, muy encajadas, en los medios abrieron paso a una labor donde Emilio sacó la raza que lo define. ‘Lituanillo’ fue una verdadera joya, diamante en bruto, de la que el extremeño se percató desde su salida al ruedo. Embestida almibarada la del último pupilo de La Ventana de El Puerto, un toro soñado, repetidor, codicioso, con mucha bravura y mucha clase. Citaba de largo el torero, y respondía el burel simulando el avión sin cansancio. Infinitos naturales con los que Emilio de Justo emborrachó de gusto al público de Guijuelo, que se puso en pie agradeciendo su actuación mientras pedía a gritos un indulto que fue concedido con todas las de la ley, porque un toro de esa magnitud no era merecedor de subir a los cielos. Así ‘Lituanillo’ pasa a la historia de Guijuelo junto al debutante Emilio de Justo. Dos orejas y rabo simbólico.
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