Fue tarde de tres toros con distintos matices y cualidades, pero la mitad del envío de los Hermanos Lozano permitió el triunfo de sus lidiadores. No fue un reparto equitativo, pues dos de los mencionados ejemplares -uno encastado, el segundo, y el de virtudes más equilibradas, el quinto- cayeron en manos de Tejela, quien más efectivo que brillante, puntuó un año más en Fallas. Menos suerte tuvo Aguilar quien bregó con los dos peores toros del encierro. Curro Díaz sorteó el ejemplar de más bondad y de sus manos brotaron los momentos más brillantes del espectáculo, informa mundotoro.com

Curro Díaz cortó una oreja del cuarto como premio a una labor con sabor y expresión. El toro manseó en los primeros tercios pero tuvo son y suavidad en su embestida. El de Linares comenzó la faena con pinturería para luego firmar muletazos con expresión por ambos pitones dando tiempo al animal entre serie y serie. Mató de una estocada de espectacular ejecución y fue premiado con una oreja.

Antes sólo pudo justificarse ante el primero de Alcurrucén, un toro precioso de hechuras y pinta y cornidelantero. El animal fue muy sangrado en varas, lo que acusó en el último tercio y llegó muy aplomado a la muleta.

El segundo fue un toro, que a pesar de ser abanto en los primeros tercios, fue encastado y llegó con transmisión a la muleta de Tejela, quien cortó la primera oreja de la tarde. El madrileño realizó una faena tibia, algo acelerada. Pero Tejela logró calentar al público con manoletinas y una estocada eficaz.

Matías Tejela saludó una ovación tras pinchar al quinto, un toro serio, hondo y fuerte y que fue el de virtudes más equilibradas. El madrileño le instrumentó una faena arrebatada de desigual desarrollo pero que llegó al público por su ligazón. De haber acertado con la espada, hubiera paseado otro trofeo.

Astifino y serio el tercero, marcó querencia en los primeros tercios. Alberto Aguilar lo saludó con tres largas en el tercio de inicio. El toro fue reservón y manso, se quedaba corto, tendiéndose a meter por dentro y Aguilar se mostró firme en una labor sin lucimiento. El sexto fue un toro agresivo y serio que embistió con violencia soltando mucho la cara, lo que no fue óbice para que el madrileño volviera a mostrar su determinación haciendo frente a la adversidad con mucho aplomo.

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