El Caribe experimentó grandes cambios climáticos tras la última glaciación, según un estudio con participación de la USAL
Cuba, testigo fósil de un clima tropical inestable tras la era glacial
Un equipo científico internacional ha logrado reconstruir con gran precisión cómo fue el clima del norte del Caribe —especialmente en Cuba— entre hace unos 17.600 y 14.300 años, justo cuando el planeta salía de la última era glacial. El estudio, publicado recientemente en la revista Communications Earth & Environment, del grupo Nature, cuenta con la participación de la Universidad de Salamanca (USAL), a través del profesor Josué M. Polanco-Martínez, experto del Departamento de Estadística y del Instituto Universitario de Física Fundamental y Matemáticas (IUFFyM).
Liderado por la investigadora Leah Travis-Taylor y el profesor Martín Medina-Elizalde, de la Universidad de Massachusetts Amherst (EE. UU.), el estudio ha analizado los cambios en las precipitaciones durante un periodo clave de la historia climática del planeta: la transición entre la última glaciación y el actual periodo interglaciar, conocido como Holoceno.
El trabajo se basa en el análisis químico y estadístico de una estalagmita recolectada en una cueva del occidente cubano. A partir de su composición isotópica y una datación precisa, los científicos lograron obtener uno de los registros más detallados hasta la fecha sobre cómo evolucionaron las lluvias y sequías en la región tropical americana durante la última deglaciación.
Cambios rápidos, clima dinámico
Los resultados revelan una variabilidad persistente de las precipitaciones tanto a escala interanual como multidecadal, influida por fenómenos como la Oscilación del Sur-El Niño (ENSO) y la Variabilidad Multidecadal del Atlántico. Además, a escalas más amplias —siglos o milenios—, las tendencias climáticas estuvieron fuertemente ligadas a eventos globales como el Heinrich 1 y el Bølling–Allerød.
Durante los subeventos Heinrich 1.1 y 1.2, ocurridos hace aproximadamente 16.200 y 15.100 años, se registraron los periodos más secos en la región. En contraste, el periodo Bølling–Allerød, caracterizado por un aumento general de las temperaturas, coincidió con una etapa más húmeda y una mayor tasa de crecimiento de la estalagmita, lo que indica un incremento sostenido de las precipitaciones.
“El clima tropical puede cambiar rápidamente, incluso cuando el planeta en su conjunto atraviesa una fase de relativa estabilidad”, destacan los autores. Los datos de este estudio, además de ofrecer una visión detallada del pasado, permiten mejorar la comprensión de los patrones hidroclimáticos actuales y futuros, especialmente en un contexto de cambio climático global.
Aportación de la USAL
La Universidad de Salamanca ha contribuido significativamente a este trabajo a través del profesor Polanco-Martínez, especialista en análisis estadístico aplicado a series climáticas. Su participación ha sido clave en la interpretación de los datos y en la identificación de patrones multiescalares que explican la dinámica hidroclimática observada.
“Los datos obtenidos confirman que la región del Caribe fue especialmente sensible a los cambios climáticos globales, y que las precipitaciones variaban intensamente incluso en escalas de pocos años”, señala el investigador.
Este trabajo no solo contribuye a llenar un vacío importante en los registros climáticos de las Américas tropicales, sino que también refuerza la importancia de las colaboraciones científicas internacionales para comprender la complejidad del sistema climático terrestre.
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