Las claves de la comunicación eclesiástica del Papa Francisco y León XIV desde Salamanca
Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, han expuesto las principales idea sobre la comunicación y la importancia de realizarlo desde la moral y la ética
Paolo Ruffini, licenciado en Derecho por la Universidad de Roma, ha ejercido como periodista desde 1979, trabajando tanto en radio como en prensa escrita y llegando a TV2000, televisión eclesiástica donde dio el gran salto de su vida, recibir la llamada del mismo Papa Francisco para llevar la comunicación de El Vaticano, una de las más complicadas a la hora de expandir el saber religioso a lo largo y ancho del mundo.
En el marco del Congreso internacional sobre la Comunicación Interna en las Universidades Católicas y Pontificias en la Universidad Pontificia de Salamanca, Paolo Ruffini, toda una institución, ha dado una serie de claves para entender cómo se ha de brindar los conocimientos desde la fe y la moral, desde la ética y el saber la importancia que llegan a tener las palabras. La premisa es clara: “Dios nos ha hecho libres. Cada cosa es un don que puede ser usado bien o mal”.
Ante lo que es la comunicación y la Inteligencia Artificial, Paolo ha explicado que “la IA, en realidad, no es del todo inteligente porque la inteligencia verdadera une la razón y el corazón, la capacidad de sentir y de amar. La inteligencia verdadera está llena también de amor, y no es artificial porque la hemos construido nosotros. Es hija de la inteligencia humana, pero como todas las cosas puede usarse bien o mal. Es el cómo usamos las cosas”.
La IA se ha convertido en una herramienta de uso común que necesita límites y desafíos, exactamente sobre lo que habla este congreso. Ante esto, Ruffini lo tiene claro, y todo límite pasa por nuestras manos: “No debemos confiarle a la inteligencia artificial decisiones que son humanas, que tienen que ver con la inteligencia humana y con la moral, con la capacidad de entender qué es el bien y qué es el mal. Debemos plantearnos estos temas, debemos empezar por hacernos estas preguntas, no para huir de nuestro tiempo; debemos ser de nuestro tiempo”.
El futuro ante este problema puede llegar a ser complicado, y más cuando un gran poder conlleva una gran responsabilidad. La meta, al igual que en otras ocasiones, no se atisba del todo en el futuro, pero hay que ser consciente de los desafíos que tenemos: “Es un desafío grande, muy grande, y requiere una gran humildad y una gran capacidad de vigilancia”.
¿Comunicar de forma diferente entre el Papa Francisco y León XIV?
La labor de la comunicación es igual de complicada que compleja, y más aún cuando la que llevas tiene que ver con una de las personas más importantes del planeta. Hablamos de llevar la comunicación del difunto Papa Francisco para después llevar la de León XIV, dos retos extremadamente difíciles.
Paolo ha dado una serie de claves para entender si las diferencias entre ambos Pontífices son notables: “La historia nunca está parada. La Iglesia nunca está parada y cada Papa tiene su modo personal de comunicar, que, sin embargo, se inserta en la comunicación de toda la Iglesia. El Papa León mismo ha dicho que ‘debemos comunicar desapareciéndonos nosotros para que aparezca Jesús’, desapareciéndonos nosotros para que aparezca la Iglesia, ese es el mayor desafío”.
De este modo, sí que diferencia ambas formas de comunicar con un mismo fin y meta, la religiosidad para entender las diferencias: “El Papa León lo interpreta con su carisma, su carácter; el Papa Francisco lo interpretaba con su carisma y su carácter, como sucedía en los comienzos de la Iglesia entre los apóstoles y como ha sucedido en la historia de la Iglesia con la sucesión petrina. La Iglesia está siempre en camino y nunca llega porque, al final, quien llegará será Jesús cuando vuelva”.
Ante la mala fe de muchas personas de comunicar indebidamente ante el poder que tiene la misma, Ruffini también ha explicado que “Es una acción en la que cada uno de nosotros debe ayudar al otro y esto significa ser miembro los unos de los otros; significa redescubrir que la comunión que nos une es el más extraordinario medio de comunicación. Por eso estamos llamados a amarnos los unos a los otros en la comunión que nos une, a ser miembros los unos de los otros. Si la Iglesia logra esto, comunica como ninguna otra institución del mundo puede comunicar. No es cuestión de marketing, no es cuestión de propaganda, es cuestión de ser, de intentar ser cristianos”.
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