​El estudiante con la nota más alta de ‘Selectividad’ en Salamanca duda entre Física y Matemáticas o Ingeniería Aeronáutica y recuerda que para estos exámenes “no puedes estar comiéndote la cabeza”

Adrián Del Pozo ha estado toda su vida en el Colegio María Auxiliadora, y reconoce que le va a dar pena dejarlo, pero cree que la gran preparación que ha tenido le ha permitido llegar a esa calificación (9,92). En Bachillerato tiene una media de 10 

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Adrián Del Pozo afrontaba las pruebas de Evaluación de Bachillerato de Acceso a la Universidad (EBAU) como “unos exámenes más”. Iba tranquilo, sabiendo que habían sido dos años de trabajo hasta llegar a este momento, y no tenía la sensación de estar jugándose su futuro.

Entre el miércoles y el viernes iba a hacer seis exámenes. Además de los tres obligatorios para todos los alumnos (Lengua y Literatura, Historia e Inglés), este estudiante del Colegio María Auxiliadora cursó Ciencias, por lo que tuvo que escoger como materia troncal Matemáticas y, como optativas, se decidió por Física y Dibujo Técnico.

Cuando salió del examen de Física, el último que hizo, a Adrián le vino todo el cansancio de repente, según reconoce. Fueron tres días de tensión que le mantuvieron despierto pero, una vez hechas las seis pruebas, se quedó muy relajado porque, tal y como relata a SALAMANCA24HORAS, “independientemente de la nota, hice todo lo que estaba en mi mano, así que estaba muy satisfecho”. Una satisfacción que, una semana después, iba a tornar en alegría.

Y es que lo que Adrián no se esperaba es que este viernes lo llamaran del colegio para decirle que tenía la nota más alta de todo el distrito de la Universidad de Salamanca. Un 9,92 de media que recompensa todo el trabajo que ha hecho durante los dos cursos de Bachillerato y, sobre todo, durante los últimos nueve meses.

Una nota que, por supuesto, no se esperaba. “Tenía confianza en que iba a salirme bien, pero esto nunca te lo esperas”, asegura, además de valorar que “al final (la EBAU) es lo que has estado haciendo durante todo el curso. No es fácil pero estamos acostumbrados, y sabíamos a lo que íbamos”.

La buena preparación en el colegio, clave a la hora de afrontar los exámenes

Ese trabajo del que Adrián habla ya ha estado reflejado en su media de Bachillerato. Un 10. Sin decimales. Una gran nota que también es mérito del colegio, puesto que toda su vida la ha pasado en el María Auxiliadora. Un total de 15 años, desde primero de Infantil, que ahora se ponen fin al entrar en la universidad.

“Me da mucha pena dejarlo”, lamenta Adrián, que recuerda igualmente que cuando cargó la Virgen de María Auxiliadora en sus últimos momentos como alumno del centro “fue como un día agridulce”. Eso sí, resalta que durante todos estos años, y especialmente durante el Bachillerato de cara a la ‘Selectividad’, “nos preparan muy bien”. Eso y su trabajo, hicieron el resto.

De hecho, los exámenes de la EBAU no los recuerda difíciles. Al menos no en la cantidad de contenido, ya que “si trabajas lo sacas, y yo siempre he trabajado mucho”. Lo que sí notó como diferencia es la presión extra que tienes por hacer ‘Selectividad’. Unos exámenes “en los que no están tus profesores, no estás solo con tus compañeros” pero que no es difícil en sí, sino todo lo que lo rodea.

Del su último curso como bachiller, Adrián rememora que no solo tuvo carga lectiva, sino que en algunas asignaturas sí les exigieron mucho, y pone como ejemplo Matemáticas. Un año en que ha tenido que estudiar mucho porque era un curso “duro”, pero ahora está muy agradecido una vez pasada la EBAU, ya que ese nivel de exigencia previo le permitió estar muy preparado.

En todas las asignaturas hacían, en cada evaluación, modelos similares al que se iban a encontrar en ‘Selectividad’. Con dos exámenes al día y apenas media hora de descanso entre ellos, todo fue una especie de entrenamiento para las pruebas finales de Bachillerato. Unas pruebas en las que se intentó aislar “y no pensar. Dejar todo un poco de lado, porque al final no puedes estar comiéndote la cabeza”.

Duda si cursar el doble Grado en Física y Matemáticas o Ingeniería Aeronáutica

Quizá el momento en el que más nervios pasó fue este viernes al mediodía, cuando le llegó el correo de la Universidad de Salamanca con sus notas. No fue hasta la una y media de la tarde cuando decidió verlo acompañado de sus padres y de su hermana, porque “quería que estuvieran ellos”.

En ese momento, cuando vio su calificación, la alegría se desbordó en casa de los Del Pozo Martín. “Es la primera vez que veo llorar a mi padre, y mi madre también ha llorado”, cuenta Adrián con alegría.

Poco después el regocijo fue aún mayor, puesto que le llamaron del María Auxiliadora para comunicarle que era la nota más alta y que varios medios de comunicación estaban preguntando por él, y además aprovecharon para transmitirle la enhorabuena de todos los profesores, quienes les reconocieron su esfuerzo durante estos años.

Eso sí, ahora Adrián afronta otra disyuntiva en la que verdaderamente se juega su futuro. Tiene que decidir qué carrera universitaria hacer. Duda entre dos: el doble Grado en Física y Matemáticas en la Universidad de Salamanca o Ingeniería Aeronáutica en Madrid.

Una decisión que tomará antes de irse de vacaciones. Porque le espera un verano ajetreado pero que, para muchos, es el mejor verano en la vida de una persona. Adrián ya tiene los planes hechos, y afirma estar realmente emocionado: “la semana que viene me voy a Marbella, y luego el 13 de julio me voy de Interraíl”.

Durante 20 días recorrerá Europa con sus amigos (concretamente, irá desde París hasta Barcelona pasando por Bruselas, Ámsterdam, Berlín, Praga, Viena y Milán), pero mucho antes tiene que tener decidido lo que hará, puesto que el 8 de julio se cierra el plazo de preinscripción. Justamente, en medio de su viaje es cuando saldrán las listas de admitidos, por lo que cuando vea su nombre donde quiera, saldrá a celebrarlo.

“Que se aíslen, que no piensen que se juegan el futuro, porque es un examen más como en el colegio”

Preguntado por qué consejos daría a todas esas personas que tienen que examinarse de la EBAU ya sea en la convocatoria de julio o el año que viene, Adrián les recomienda “que se aíslen, que no piensen que se juegan el futuro”, porque como insiste “es un examen más, como los del colegio”.

Por ello, repite que “hay que confiar en uno mismo y no darle gran importancia. Que sepan aislarse, gestionar la tensión, porque un poco es buena pero no hay que sobrecargarse”. Por último, cuenta que él, el día antes de ‘Selectividad’, no repasó ni estudió y se dedicó a descansar, porque “son nueve meses trabajando y ese día hay que descansar para estar fresco. Creo que eso y dormir bien me ha ayudado”.

Unas palabras que demuestran en Adrián Del Pozo una madurez que no suele ser propia en jóvenes de 18 años y que seguramente haya sido otro de los factores clave a la hora de permitirle alcanzar la mejor calificación de la EBAU en el distrito de Salamanca.

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