Un equipo de Investigadores de la Universidad de Salamanca ha descubierto un fragmento manuscrito del Roman de la Rose, célebre obra de la literatura medieval francesa del siglo XIV, en el interior de un libro del siglo XVI conservado en la Biblioteca General Histórica. Los dos folios se han conservado gracias a que fueron empleados, dos siglos después de haber sido escritos, como guardas de las cubiertas delantera y trasera de un volumen impreso en París, que, a su vez, entró a formar parte de los fondos de la Librería universitaria en el XVIII.
Las dos hojas manuscritas, seguramente las dos partes de un bifolio de papel dentro del libro del que fueron separadas, presentan un total de ocho columnas de escritura con un total de 320 versos del Roman de la Rose, la novela medieval francesa compuesta en el siglo XIII por Guillaume de Lorris y Jean de Meun. Esta obra, de la que se conservan aún cerca de 300 copias manuscritas, conoció un éxito y una difusión extraordinarios en la Edad Media. Se trata de un poema alegórico y didáctico sobre el amor profano, cuyo protagonista realiza, a lo largo de un sueño, todo un itinerario en busca de la posesión de un objeto simbólico: la Rosa. El fragmento de Salamanca corresponde al discurso de la razón que opone las audacias de la juventud a la moderación de la vejez.
Detrás de este raro y feliz hallazgo se encuentran Elena Llamas Pombo, profesora de Historia de la lengua francesa y miembro del Instituto de Estudios Medievales, Renacentistas y de Humanidades digitales (IEMYRhd); el historiador y responsable de Digitalización y Preservación de fondos de la Biblioteca General Histórica, José María Sanz Hermida; y la joven investigadora y miembro del IEMYRhd Anaïs Ligner.
El manuscrito de la Rosa en la USAL
Una de las labores más apasionantes para los medievalistas ha sido precisamente estudiar cómo llegó este fragmento a la Biblioteca Universitaria de Salamanca. Para Llamas Pombo su historia comienza en París, muy probablemente en el taller de un encuadernador de libros impresos de comienzos del XVI. “En aquellos tiempos, la imprenta está permitiendo reproducir por primera vez industrialmente copias de antiguas obras de la Edad Media que aún despertaban interés. Paradójicamente, es también la época de la destrucción masiva de códices medievales, probablemente deteriorados, cuyos folios de pergamino o de papel se vendían por piezas que podían tener –como diríamos hoy– una segunda ‘vida reciclada’, como parte del refuerzo interior de las encuadernaciones de libros recién impresos”, explica a Comunicación USAL la especialista en Francés antiguo.
El “Fragmento de la Rosa” de Salamanca, quedó incorporado a un libro de temática religiosa en latín, impreso en París y comprado para una biblioteca española, seguramente durante el mismo siglo XVI. En el siglo XVIII, al ser incorporada la biblioteca jesuítica de Salamanca a la de la Universidad, el libro ingresa en los fondos de la institución académica, que son los de la Biblioteca General Histórica de nuestros días. Fue precisamente, el actual jefe del Fondo Antiguo de esta Biblioteca, Óscar Lilao, quien catalogó y dio la primera noticia de la presencia del “Fragmento de la Rosa” en la Librería del Estudio salmantino.
En 2022, unos 500 años después de la encuadernación del libro impreso, los dos folios medievales se hallaban aún pegados a sus cubiertas interiores, por lo que solo era legible la mitad del texto (160 versos). A lo largo de este año, la Biblioteca General Histórica ha realizado la delicada actuación de restauración y despegado de los folios de la cubierta renacentista y la Unidad de Preservación Digital ha llevado a cabo la correspondiente preservación digital del manuscrito. El resultado ha sido “excelente”, según explica Sanz Hermida, ya que, cinco siglos después, “la tinta del papel ha conservado una considerable legibilidad tras el despegado, con excepción de algunos pasajes ilegibles o deteriorados. Se ha podido leer así un total de 320 versos del texto, una vez separado de su liber tradens.
Las ‘pesquisas’ de la Fragmentología
Para los autores de la investigación, la peripecia de este manuscrito es un caso ejemplar de los procesos de restauración del libro antiguo y de los métodos y “pesquisas” de la Fragmentología (estudios codicológicos dedicados específicamente al estudio y difusión digital de los membra disiecta), pues “ofrece innumerables pistas para la búsqueda de nuevos fragmentos de un mismo libro perdido y desmembrado, que quizá formen parte de la encuadernación de libros conservados actualmente en bibliotecas francesas o españolas”, subraya Anaïs Ligner, quien realizará una tesis doctoral sobre la circulación del famoso Roman de la Rose en España, en bibliotecas medievales como la del Marqués de Santillana.
El descubrimiento de este fragmento, cuya investigación ha sido financiada por la Fundación Memoria de D. Samuel Solórzano Barruso, en su convocatoria del año 2022, enriquece el fondo antiguo de la Universidad de Salamanca con una joya francesa del siglo XIV, un precioso testimonio del que fue uno de los mayores best-sellers de la literatura romance en la Edad Media europea.
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