Nacido en Buenos Aires el 3 de mayo de 1930, nadie cantó el dolor como el argentino Juan Gelman, periodista, escritor y militante de organizaciones guerrilleras, marcado por el exilio, el secuestro y desaparición de sus hijos y la consiguiente pérdida, hasta su hallazgo en el 2000, de una nieta nacida en cautiverio. La Universidad de Salamanca publicó, con motivo de la concesión del Premio Reina Sofía en 2005 la Antología, que lleva el título de "Oficio ardiente", en honor a la consideración que de la poesía tenía el propio poeta, cuya edición crítica fue obra de la profesora y poeta María de los Ángeles Pérez López, y que Gelman calificó como "la mejor antología que se ha hecho de mi obra". Nueve años después, murió el argentino en México, el 14 de enero de 2014.
Quiso el destino que en México naciera, el 30 de junio de 1939, y falleciera allí también, apenas 12 días después de Gelman, el 26 de enero de 2014, el profesor, académico, editor y literato José Emilio Pacheco. Por la importancia de su obra poética, Pacheco obtuvo el Premio Reina Sofía en 2009, publicando la Universidad de Salamanca la última edición crítica de su poesía, que conjuga el amor a los demás con el horror a la violencia, bajo el título “Contraelegía”, realizada por Francisca Noguerol. La antóloga subrayó entonces la desesperanza del pensamiento del escritor mexicano y su concepción de la literatura como arte total.
La muerte llega siempre, pues, como escribió José Emilio Pacheco en su poema “Los días no se nombran”, en un mundo enlazado de prisiones / solo las nubes arden siempre libres/… como son inmortales nunca oponen / fuerza o fijeza al vendaval del tiempo. Pero si este último nos arrebata ahora a Gelman y a Pacheco, nos quedará siempre su obra y su recuerdo.
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