El adelanto de la bonificación en los carburantes aboca al primer cierre de una gasolinera en Salamanca

La estación de servicio de Horcajo Medianero colgó este pasado martes el cartel de cierre al no poder seguir haciendo frente al adelanto de este descuento y no recibir señales de pago por parte del Gobierno de España

imagen de archivo, Gasolinera en Salamanca, repsol
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La gasolinera de Horcajo Medianero colgó este martes, 9 de mayo, el cartel de ‘CERRADO’ tras 19 años de trabajo diario de sus dueños. Sonia Vaquero y su marido no han tenido otra opción tras no poder seguir pagando con su “mínimo” negocio el adelanto de la bonificación de los 20 céntimos por litro de carburante puesta en marcha por el Gobierno de España desde el pasado 1 de abril.

Con su historia se puede confirmar que lo que parecía ser un empujón a la economía de todos los españoles está trayendo de cabeza a los propietarios de gasolineras tanto en la provincia de Salamanca como en el resto del panorama nacional y, en muchos casos, como en el expuesto, la historia está teniendo el peor de los finales: el cierre definitivo. Mala organización, confianza en el poder de liquidez de los puntos de venta o, simplemente, un mal cálculo, pueden haber sido algunas de las razones que han desembocado en esta situación teniendo en cuenta las opiniones de los gasolineros de la provincia.

Antonio García Santos, propietario y administrador de cuatro gasolineras repartidas por Salamanca, ya advirtió desde el primer día de este “agujero negro” que llevaría a la “asfixia” de los negocios de venta de carburantes. Según el empresario, el Gobierno de España “solo les solicitó el NIF y un número de cuenta” para ingresar el adelanto que supondrían los 20 céntimos durante el mes de abril teniendo en cuenta los datos de ventas del mismo mes de 2021. No obstante, como ya preveía García Santos, este adelanto ha cubierto tan solo la mitad del mes y, desde entonces, están adelantando el dinero sin saber cuándo recibirán el ingreso por parte del Gobierno. En su caso, según explica, la bonificación supone un adelanto diario de cerca de 1.000 euros por estación y, ya es cerca de un mes lo que llevan cubriéndolo.

Su situación, como el de todos aquellos que pueden mantener el negocio en pie, tan solo responde al “derecho al pataleo” ya que no saben ni cuándo ni cómo recibirán lo anticipado y, mientras tanto, siguen adelantando la bonificación. “El día 3 de mayo presentamos las ventas que habíamos tenido durante abril pero a día de hoy todavía no hemos recibido nada”, explica. De este modo, esperarán durante el mes que se ha establecido de plazo para que este ingreso se realice y, si no hay respuesta, “se considerará silencio administrativo negativo, no cobraríamos y nos tocaría reclamarlo por la vía judicial”, expone el mismo.

A pesar de que la postura de los gasolineros es desafortunada en cualquier caso, Sonia Vaquero y su marido se enfrentan a la peor. Tal y como cuenta Vaquero, ambos tienen 50 años y se enfrentan a un momento crítico porque, ya no solo cierran el negocio que les “ha dado de comer” durante casi 20 años, si no que para cerrarlo también tienen que asumir numerosos gastos debido al tipo de negocio. “La venta en la gasolinera ya era mínima debido a que es una zona rural, pero tras la pandemia y ahora con el adelanto del gasto de la bonificación de nuestro bolsillo, es imposible continuar”, explica apenada.

Antes de hacer frente a la “incertidumbre de cómo cerrar y saber a qué se van a dedicar”, Vaquero quiere mandar un mensaje a la sociedad: “Que la gente no se ponga en contra del gasolinero, ya que si puede comprar barato, va a vender barato. Nunca superamos el margen de 20 céntimos de beneficio, siempre es a menor”.

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