El alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo, se ha pronunciado sobre la disolución del grupo municipal Vox conocida este lunes tras el paso de los concejales Alejandro Pérez de la Sota y María Carpio a no adscritos. "Cada uno es dueño de sus decisiones y de las consecuencias de las mismas", ha señalado durante la presentación de la réplica del crucero de San Cebrián en la plaza de Carvajal.
Esas consecuencias son que Vox no puede existir como tal en el Ayuntamiento de Salamanca: "Se tiene que constituir un grupo mixto del que va a formar parte Ignacio Rivas, el concejal que ha sido asignado por su formación política como representante del mismo". Los otros dos, al ser expulsados por su partido, han pasado a no adscritos y "tienen que cesar los asesores que habían nombrado".
En cuanto a las asignaciones económicas de esos concejales, el alcalde de Salamanca ha señalado que "en algunas ocasiones se pierden". No obstante, pueden tener más derechos de los que poseían "antes de pertenecer al grupo político: "Podrían tener derecho a participar en cada una de las comisiones informativas cuando antes había un reparto de las mismas".
Quince días de ruptura
La crisis de Vox comenzó el pasado 10 de febrero tras la decisión de Alejandro Pérez de la Sota y María Carpio de cesar a Ignacio Rivas como portavoz del grupo municipal. Su expulsión no fue bien recibida por la dirección provinicial del partido, que reconoció como único representante en el Ayuntamiento de Salamanca al concejal expulsado por sus compañeros.
Pérez de la Sota y Carpio organizaron una rueda de prensa en la que denunciaron el "uso indebido" y "prohibido" de la financiación del grupo municipal Vox para adquirir bienes patrimoniales. Ignacio Rivas se defendió y expresó su deseo de demandar a ambos por difamación. La crisis se acentuaba hasta dinamitar finalmente en la tarde de este lunes.
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