El alto precio de la ideología: los pueblos salmantinos más señalados por manifestarse políticamente durante la Guerra Civil
En Salamanca y provincia hay registrados un total de 1.245 personas que fueron ejecutadas. La Asociación Memoria y Justicia tiene datos de víctimas por Consejo de Guerra, por ejecuciones extrajudiciales y detenciones ilegales, por sacas de la cárcel, por el famoso tiro en la plaza, por un bombardeo republicano y hasta por suicidios
Convivir con el miedo en la época de la Guerra Civil fue una emoción normalizada escandalosamente. Las persecuciones, las represalias familiares o los fusilamientos obligaron a muchas familias salmantinas a llorar eternamente, sin tener en muchos casos un lugar donde hacerlo, porque su marido, su padre, su abuelo, su tio o su bisabuelo fueron enterrados en una fosa común, pagando un alto precio por su ideología.
En este reportaje nos trasladamos en el tiempo 89 años atrás para recordar uno de los periodos de violencia que más muertes causó en la provincia salmantina y que todavía en la actualidad son homenajeados gracias a la Asociación de Memoria y Justicia de Salamanca, que sigue defendiendo que se trata de “vidas que merecen permanecer vivas en la memoria”, según manifestaron este jueves en un acto-homenaje llevado a cabo en la tapia del cementerio, donde desde el año 2017 luce una placa que dice textualmente: “1936-1940. Aquí, junto a esta tapia fueron asesinadas 143 personas por defender la libertad y la democracia”.
Julio Fernández, presidente de la Asociación, desgrana los motivos por los que se llevaron a cabo los fusilamientos, por qué se produjeron en la tapia del cementerio, dónde se encuentra los cuerpos de los hombres que fueron asesinados, las represalias a las que tuvieron que enfrentarse de por vida sus familias, así como el porqué de la vinculación de pueblos salmantinos como Béjar, Ciudad Rodrigo o Villavieja de Yeltes con los mayores fusilamientos ocurridos en la provincia.
En el acto del pasado 23 de octubre, quince alumnos de Ciencias Políticas que estudian en Salamanca recordaron la biografía de quince varones que fueron fusilados en la tapia del cementerio, personas que justamente tenían vinculación con el pueblo de Villavieja y zonas de alrededor, un hecho que no fue fruto de la casualidad. Explica Julio, que “en Villavieja de Yeltes, Yecla, la zona de esos pueblos, también Bogajo, había muchos obreros, porque Villavieja es un pueblo que tenía muchos jornaleros y profesionales de oficios medios, de lo que se llama trabajadores por cuenta ajena porque había ciertas empresas y había muchos trabajadores y entonces era un sector de la sociedad salmantina que era más proclive a la ideología de izquierdas. Entonces, fueron los más incautados porque se significaban políticamente. En Villavieja, en concreto, había un frente obrero tremendo y todavía tiene manifestaciones. Es más, yo he oído que gente de Villavieja, incluso durante el franquismo, hacían alguna fiesta el día 1 de mayo a nivel obrero, que estaba prohibido. El motivo es ese y que luego había muchos maestros republicanos que se significaron más, que no se callaron”.
Relacionando casos, Julio rememora que “en mi pueblo, Mieza, al alcalde republicano lo detuvieron, pero luego no le hicieron nada más. Hubo un maestro que además era familia mía, que sí que le expedientaron, le depuraron y lo trasladaron de domicilio, lo mandaron a Asturias, pero la gente de allí se calló, nadie se manifestó y no hubo esa depuración. Pero en lugares como Villavieja, que de los 2.000 habitantes que tenía, había 1.500 obreros y tenían reuniones, tenían manifestaciones, estaban sindicados, entonces se significaban políticamente. Y si te significas políticamente, te detienen, sobre todo en aquellos momentos”. Hace también referencia a que el maestro de Bogajo, José Celso Escanilla, que fue uno de los recordados este jueves, también alcalde del pueblo, fue uno de los que ejecutaron en la tapia del cementerio, pues “era una persona muy implicada políticamente y si eras de un partido de izquierdas significado, te detenían y o te condenaban o te mataban”.
En el caso de los maestros, matiza que “hubo maestros depurados que muchos fueron ejecutados y otros no. En los maestros hubo una depuración a nivel general, en España hubo 75 mil maestros depurados, de los cuales 6 o 7 mil fueron fusilados y el resto, muchos de ellos separados del servicio, les quitaron el sueldo, incluso la titulación de maestro. Se quedaron en la más absoluta indigencia, no los mataron, pero les quitaron prácticamente todo”.
Otros lugares de Salamanca donde se produjeron detenciones y condenas a muertes
Al igual que en Villavieja se produjeron detenciones y condenas a muertes en Béjar o Ciudad Rodrigo. En el caso de Béjar, “era uno de los pueblos obreros donde más persecuciones había a parte de en la zona de La Fuente de San Esteban, Villavieja, Cabrillas o Retortillo; pueblos que fueron muy perseguidos”.
La inmensa mayoría de los ejecutados eran personas que se significaban a nivel sindical o político, profesionales normales que eran electricistas, jornaleros, torneros, fontaneros, lecheros… pero que tenían una significación política, sindicados en algún sindicato, sobre todo en UGT, y que en algún momento determinado se proclamaron gente de izquierdas. Sin embargo, “la gente que no se pronunció se salvó”.
El motivo de los fusilamientos
Referente a por qué se llevaron a cabo los fusilamientos, hay que tener en cuenta que en el momento del golpe de Estado que provocó la Guerra Civil, algunas zonas quedaron inmediatamente bajo el dominio de los golpistas. En este aspecto, Salamanca quedó bajo el poder de Francisco Franco.
Explica Julio, que en la zona que era de dominio de Franco hubo retaguardia franquista que atacó a todos los disidentes, donde hubo “150 mil muertos”. “Aquí en Salamanca nos afectó la retaguardia franquista. Todos los muertos que hay en Salamanca son producto de la persecución, de los juicios sumarísimos. Aquí, en la Asociación Salamanca por la Memoria y la Justicia, tenemos datos de víctimas por Consejo de Guerra, datos de víctimas por ejecuciones extrajudiciales y detenciones ilegales, víctimas por sacas de la cárcel, víctimas por el famoso tiro en la plaza, y luego también hay algunas por un bombardeo republicano, que fueron 21”. En este aspecto advierte que “hay que diferenciar los que ejecutaban en la tapia del cementerio, que eran condenados a muerte por un juicio sumarísimo por consejos de guerra del bando franquista. Eran consejos que se resolvían en breves días sin unas garantías procesales previas, siendo condenados a muerte, según esa legislación, legalmente”.
Después están los hombres que fueron ejecutados extrajudiciales: “en Salamanca se tienen cifras de que fueron 650 aproximadamente, de 345 a 650 que eran detenidos e inmediatamente llevados por las fuerzas que lo detuvieran, en verdad daba igual que fueran los falangistas, que fuera la Guardia Civil, que fuera quien fuera, directamente lo comunicaban al mando superior. El mando superior era llevarlo y ejecutarlo, entonces inmediatamente los ejecutaban. Entre ellos estaba el alcalde de Salamanca de entonces Casto Prieto Carrasco o José Andrés Manso, que era gente políticamente más implicada, mandos de formaciones políticas contrarias al régimen franquista”.
Había también las sacas de la cárcel, “personas que detenían porque tenían ideas del Frente Popular, del Gobierno republicano y, en ciertos momentos, por algaradas que había, llegaba el falangista de turno y cogía a diez, a los que le parecía y los ejecutaban también. Y todos iban estos a fosas comunes, tanto las ejecuciones extrajudiciales como las sacas de la cárcel iban a fosas comunes, entre ellas la del monte de La Orbada, que era el lugar donde normalmente se producían esas sacas. Los montaban en vehículos del Ejército, vehículos de seguridad y los llevaban sin una autorización judicial, simplemente los ejecutaban porque sí”.
En resumen, y según atestigua Julio, en Salamanca y provincia hay registrados un total de 1.245 personas que fueron ejecutadas, 177 por Consejo de Guerra, y 143 que fueron los que ejecutaron en las tapias del cementerio (a algunos los detuvieron en otra provincia y eran de Salamanca y por eso los fusilaron allí): “De los 1.245, 177 fueron condenados a muerte, tuvieron juicio dentro de lo que era la legalidad. El resto no tuvieron juicio, que eran los ejecutados extrajudiciales, las sacas de la cárcel o los del tiro en la plaza”. Respecto al tiro en la plaza, “se produjo porque las autoridades militares, el 19 de julio, entraron en la Plaza Mayor y para tomar el mando de la ciudad hubo alguien que gritó “Viva la República”, entonces se armó un tiroteo y murieron doce personas, entre ellas algún niño”. Igualmente, en la Asociación también hay registrados suicidios: “en la cárcel hubo cinco y luego también tenemos registrados los que murieron por enfermedad en la cárcel que fueron 145 muertos en la retaguardia franquista en la provincia de Salamanca”.
No obstante, hubo también fusilamientos que llegaron a producirse por las malas relaciones entre personas: “A partir de prácticamente finalizada la guerra hubo la famosa ley de Responsabilidades Políticas, que es de febrero de 1939. Esa ley de Responsabilidades Políticas, que se aplicó a todos los que, desde octubre del 1934, con carácter retroactivo, pertenecieron de alguna forma a formaciones políticas que no fueran de la Falange Española de las JONS. De lo que no fuera del régimen de Franco, todos los que hubieran pertenecido a formaciones políticas, sobre todo a las del Frente Popular, de izquierdas, eran perseguidos, y económicamente le confiscaban los bienes. A partir de lo que es la ley de Responsabilidades Políticas del año 39, la ley de Represión de la Masonería y el Comunismo del año 40 y de la Ley de Seguridad del Estado del año 41, fue un frente, una legislación represiva que a partir de ahí se empezó a perseguir a muchísima gente, a encarcelar a mucha más gente y a ejecutarla. Hay que recordar que desde el año 39 hasta el año 46 fueron ejecutadas unas 50 mil personas ya después de la guerra, precisamente por gente que se había significado de pertenecer a formaciones de izquierdas”.
¿Qué pasaba con las familias de estas personas que fusilaron?
En realidad, hubo mucha gente represaliada. Por ejemplo, en la carta con la que se inició el homenaje del jueves en Salamanca de Enrique Vicente Iza, “esa viuda que quedó con ocho hijos tuvo que callarse toda la vida, siendo gente perseguida”. Todas las familias de los fusilados, dice Julio, “era gente criticada, a las que no los llevaban a la cárcel, pero les llegaba a rapar el pelo y la mayoría eran perseguidos y repudiados por parte de sectores oficiales”. Incluso cuando el franquismo sacó indemnizaciones para huérfanos, todos los huérfanos de familiares de republicanos ejecutados se quedaron sin dinero porque seguían siendo perseguidos.
¿Dónde están los cuerpos de los hombres que fueron asesinados?
En el caso de los 15 hombres que fueron recordados este jueves y que fueron fusilados en la tapia del cementerio, los cuerpos fueron entregados a los familiares, es decir que a esos no los tiraban a las fosas comunes a donde iban a parar la mayoría de los que fueron ejecutados de esta forma o a través de las sacas o ejecuciones extrajudiciales. Fusilamientos de los que en unas ocasiones se informaba a la familia y en otras no.
Julio detalla casos paradigmáticos como el del Timbalero, un periodista especializado en temas taurinos en El Adelanto, al que fusilaron y metieron en una fosa común de La Orbada, siendo rescatado tiempo después por un familiar que más o menos sabía donde estaba y que excavó, recuperando el cadáver una noche porque sabía que llevaba un crucifijo determinado que brillaba en la madrugada que lo rescató. Otro de los casos más llamativos y recordados es el del alcalde de Salamanca, Casto Prieto, ejecutado al amanecer de finales del mes de julio de 1936, un cuerpo que en este caso pudo ser recuperado antes de sepultarlo en una fosa común porque dejaron su cadáver tirado en una cuneta, recogido por la familia. Y, luego está el caso de Atilano Coco, el pastor anglicano de Salamanca, muy famoso, muy amigo de Unamuno, que todavía sigue en fosa común porque no se ha localizado su cadáver a pesar de que ha habido excavaciones. En este caso, Julio revela que “la Asociación Memoria y Justicia tenemos un convenio con la Iglesia Anglicana de Salamanca para ver si lo recuperamos”.
Igual que la Asociación sigue luchando para dar con el paradero de Atilano Coco, afirma que “queremos seguir haciendo estos homenajes porque es muy importante que se dignifiquen aquellas muertes”.
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